Hacerle el humor a la ciencia no es fácil. La ciencia es compleja, abstracta, aburrida y numérica, muy numérica. El tópico del friqui con jersey pistacho planea sobre nuestras cabezas tratando de hacerse nuestro mejor colega. Sin embargo, en el Science Slam Festival se la camelaron muy bien. ¿Science Slam? Sí, eso dijeron a la entrada de Es Baluards: un baluarte en Palma de Mallorca transformado en espacio cultural y bar, donde por cierto no sabían qué hacer cuando les pedí un tinto de verano con un chorro de vermú. Ni que fuese un precipitado de hipotenusa con petri. Sí, el primer Science Slam Festival en toda España. Si os suena a chino ahora explicaré lo que es. Solo decir que… ¡ah, ciencia, qué bonita te pones cuando te hacen bien el humor!
El I Science Slam Festival se celebró en agosto y fue una iniciativa conjunta de la asociación Poetry Slam Mallorca, WAYS, The Big Van Theory, Mauricio Schwarz y la asociación de Jóvenes Investigadores de la UIB. El Slam, de un modo genérico, es una competición entre varios artistas, comunicadores, etc, que disponen de un tiempo limitado para enseñar al público de lo que son capaces. Una vez finaliza su cuota de tiempo, el público vota del uno al diez. Los tres mejores pasan a la siguiente ronda donde se decide un ganador. Este formato se utiliza mucho en España en el ámbito de la poesía y el spoken word porque ameniza, es competitivo e involucra al público.
Annalisa Marí forma parte de Poetry Slam Mallorca y fue una de las organizadoras principales, junto con Marga Gual, del Science Slam. “Marga es científica, investigadora y apasionada de la comunicación científica, de las ciencias, y yo vengo del mundo del poetry slam, de la poesía, de las letras. Sin embargo, las dos tenemos algo en común: acercar la poesía o la ciencia al público no especializado y demostrar que no tienen por qué ser aburridas, sino todo lo contrario”. Esta es la razón de ser de este tinglado y su principal pretexto. “[…] personalmente no soporto los recitales monótonos y aburridos”, afirma Annalisa.
Este Science Slam fue de todo menos aburrido. En él, los participantes —físicos, químicos, matemáticos, locos, etc.— se batieron con el crono para instruir científicamente al público a base de carcajadas. Para valorar sus intervenciones se contó con un jurado de especialistas en comunicación científica y con el barullómetro, un aparato muy cachondo (y un poco trucado) que recogía el ruido del público y a partir de una referencia puntuaba los aplausos del 1 al 10. El ganador de esta primera edición fue Pere Pau Sancho, matemático e improvisador profesional que nos habló del fascinante mundo de la compresión de datos y de las posibles consecuencias de empezar a comprimirlo todo. También escuchamos a otros slammers y científicos como Ana Payo, Aina Bonner, Javier Fernández Díaz, José Luis Merino o Gil Panadés hablar con un enfoque distinto de temas como las gaviotas, las bacterias, el efecto túnel o el número Pi. “Quedé muy impresionada con el nivel de los participantes”, confiesa Annalisa, “y creo que eso es una suerte en Mallorca: podría estar gestándose un interesante caldo de cultivo de científicos y personas apasionadas por la ciencia y su comunicación que están dispuestas a romper con los power points y los monólogos aburridos”.
“Es muy significativo que este fuese el primer Science Slam Festival celebrado en el idioma español porque contribuye a cerrar la brecha de contenidos de calidad en ciencia y tecnología en la cultura popular en nuestro idioma, ya que en el mundo anglosajón el tema esta mucho mas avanzado y desarrollado”, afirma Marga Gual. Ella trabaja con la UNESCO en América Latina. “La idea que siempre he tenido en mente es llevar formulas innovadoras de comunicación y cultura científica al continente latinoamericano. Por eso, además de repetir el evento anualmente en Mallorca y llevarlo de tour por otras ciudades en España, me gustaría convertir el Science Slam Festival en un referente de la divulgación científica en español en Iberoamérica”. ¡Esperemos volver a disfrutar de ello el año que viene!