Segรบn datos del Instituto Nacional de Estadรญstica y Geografรญa (INEGI) de Mรฉxico el aรฑo pasado se cometieron en este paรญs veintisiete millones setecientos sesenta y nueve mil cuatrocientos cuarenta y siete (27.769.447) delitos causando un total de veintiรบn millones seiscientas tres mil novecientas noventa vรญctimas (21.603.990). Ente ellos se contabilizan 26.037 homicidios y mรกs de 105.000 secuestros, una media de 288 raptos al dรญa.
A su vez, se da la circunstancia de que, segรบn indica la Encuesta Nacional de Victimizaciรณn y Percepciรณn sobre Seguridad Pรบblica 2013, 25. 573.200 de esos ilรญcitos no se denunciaron. Como razรณn principal el estudio habla de โdesconfianza de la ciudadanรญa en las autoridadesโ. La gran mayorรญa de hechos delictivos finalmente quedaron sin juzgar.
Esta grave desatenciรณn al crimen se da en un paรญs cuya capital, segรบn revelรณ el propio gobierno del Distrito Federal en 2012, tiene โ13.000 cรกmaras que vigilan palmo a palmo la ciudad โcontando las cรกmaras de las entidades privadas-, por lo que es una de las mejores en cuanto a la seguridad y capacidad de respuesta de un gobierno hacia los ciudadanosโ. Tal y como afirmรณ el propio Jefe de Gobierno del DF: โla ciudad de Mรฉxico es la metrรณpoli mรกs vigilada del mundoโ. Estas aseveraciones son difรญciles de digerir si se tienen en cuenta las estadรญsticas antes citadas.
Ernesto Lรณpez Portillo, director ejecutivo del Instituto para la Seguridad y la Democracia (Insyde) -una organizaciรณn que promueve en Mรฉxico el ejercicio del Derecho Humano a la Seguridad y que estรก calificada como uno de los 22 Think Tank mรกs influyentes de Norteamรฉrica- no estรก de acuerdo con esa valoraciรณn. โEl problema es que existe un gran nรบmero de delitos y faltas en los que estรกn involucrados directamente los cuerpos de seguridad. ยฟQuรฉ ocurre? Que si en los delitos que graban las cรกmaras hay policรญas, y son los propios policรญas quienes se encargan de gestionar esas grabaciones y facilitรกrselas a la fiscalรญa y a los jueces, pues no hay caso. No podrรญa decirle si la videovigilancia oficial es efectiva, porque la policรญa se evalรบa a sรญ misma y todo lo que maneja dentro de su รกmbito disciplinario es una autรฉntica caja negra. Se aprobaron leyes de transparencia, pero invocan a la โinformaciรณn reservadaโ o a la โseguridad nacionalโ para no desvelar las pruebas que les incriminanโ.
El experto indica que segรบn las encuestas oficiales โ7 de cada 10 mexicanos confรญa poco o nada en la policรญaโ. Y segรบn una reciente indagaciรณn de la encuestadora MITOFSKY โel mayor temor del 24% de la poblaciรณn son los propios cuerpos de seguridadโ.
Sobre este escenario se han colado en lo รบltimos aรฑos unos pequeรฑos artefactos que podrรญan suponer un apretรณn a la tuerca de la impunidad en Mรฉxico. Resulta que ahora, este Gran Hermano con tendencia a olvidar lo que hagan sus gestores policiales, tendrรก que convivir con una microcompetencia cada vez mรกs efectiva: cรกmaras cuyos archivos no pasan por las manos de los agentes y que tambiรฉn estรกn por todas partes.
El pasado 20 de septiembre el ciudadano colombiano John Jairo Guzmรกn Vรกzquez fue secuestrado a plena luz del dรญa en la Colonia Narvarte (Ciudad de Mรฉxico). El raptado sigue en paradero desconocido y, segรบn todas las conjeturas, se trataba del tรญpico caso susceptible de acabar en el mรกs absoluto olvido. Las miles de cรกmaras manejadas por el gobierno, una vez mรกs, parecรญan no haber visto nada. La diferencia esta vez la marcรณ el hecho de que un vecino grabase el plagio con su celular y lo subiera a YouTube. Eran miembros de la policรญa los que estaban llevando a cabo ese secuestro. Ahora, el proceso contra los agentes que perpetraron el delito y los que manejaban el sistema de videovigilancia โtambiรฉn involucrados- estรก sorpresivamente abierto y en marcha.
Otro ciudadano consiguiรณ hace poco grabar a un uniformado manteniendo relaciones sexuales en el coche patrulla y en horario de servicio. Otro inmortalizรณ el intento de secuestro con violencia de un menor que llevaba a cabo otro agente y otro mรกs atinรณ a grabar el maltrato al que un policรญa vestido de paisano sometรญa a un menor que vendรญa tabaco ambulantemente. A todos ellos se les ha pedido cuentas en funciรณn del grado de su transgresiรณn.
Poco a poco, el hecho de que en la actualidad muchos transeรบntes dispongan de una cรกmara en su propio bolsillo โ7 de cada 10 mexicanos poseerรกn un Smartphone para el aรฑo 2015 segรบn la consultora The Competitive Intelligence Unit- estรก creando una โamenazaโ en materia de seguridad para el propio estado y los agentes de la ley. En los medios de este paรญs, aunque a cuentagotas, no cesan de aparecer vรญdeos de anรณnimos que han logrado poner luz a la ceguera de la videovigilancia pรบblica.
ยฟPodrรญa suponer el hecho de que los ciudadanos tengan una cรกmara a mano un freno al tsunami delictivo de un paรญs como Mรฉxico?
Lรณpez Portillo opina que este parche con carcasa tiene su lado bueno y su lado malo. โQue la gente disponga de cรกmaras y se estรฉn realizando este tipo de vรญdeos, que son material probatorio, tiene un gran potencial para inhibir el crimen de la propia policรญa. Por otro lado, estos vรญdeos de aficionados tambiรฉn pueden convertirse en algo peligroso, ya que al ser utilizados por los medios en vez de por los jueces, como suele suceder, se crean juicios mediรกticos. Es decir, juzga la prensa en vez de ser un juez en un proceso el encargado de manejar este material. Y eso es negativo. Ademรกs la propia persona que graba, si no queda en el total anonimato, tambiรฉn puede correr riesgosโ.
El experto considera que la soluciรณn de contar con un ejรฉrcito de ciudadanos con la misma capacidad de vigilancia que las fuerzas pรบblicas es รบtil tan solo en parte. Desde su organizaciรณn preferirรญan que el problema, lejos de involucrar a los habitantes en funciones policiales, pasase porque se llevase a cabo la reforma policial por la que llevan aรฑos abogando.
โLo realmente necesario es que se de una reingenierรญa institucional, que va mucho mรกs allรก de dar cursos y capacitaciones a los agentes โalgo en lo que Insyde participa activamente-. Se trata de reconciliar a la policรญa con la sociedadโ, aporta el director ejecutivo del Instituto.โPara ello es necesario crear un protocolo, unos estรกndares y unos indicadores de desempeรฑo efectivos. Es primordial que se desarrollen y mejoren mรฉtodos como la evaluaciรณn de los agentes, que haya mayor formaciรณn, una promociรณn adecuada, que exista acceso a la informaciรณn que reservan, un mejor reparto de los efectivos en el paรญs y sistemas รบtiles de control disciplinario que estรฉn forzosamente regulados. Todo eso, por supuesto, debe contar con una contrapartida para ellos, como es la mejora de sus derechos, de sus salarios, garantรญas para su defensa o prestaciones para sus familias. A diferencia de los paรญses europeos, esas cosas aรบn estรกn lejos de lograrse en Mรฉxicoโ.
โ ยฟPor quรฉ cree que no se lleva a cabo esa reforma policial que ustedes proponen?
โ Hay varias razones. La primera es que la clase polรญtica en Mรฉxico no quiere conflicto con la policรญa. Primero por evitar problemas, y segundo, porque existe una cantidad (desconocida pero importante) de complicidades entre policรญa y polรญticos que se benefician de los negocios criminales que llevan a cabo los primeros. Ademรกs, tampoco se hace la reforma porque lleva tiempo. Para hacer una buena reforma policial harรญan falta al menos 15 aรฑos, y los polรญticos solo piensan en el corto plazo y las siguientes elecciones.
Para Lรณpez Portillo una de las primeras medidas que habrรญa que tomar es que el sistema de videovigilancia cambie de manos. โEn el caso del colombiano secuestrado, por ejemplo, uno de los mandos que debรญa revisar el caso y recopilar sus pruebas estaba incluso en el propio vรญdeo, participando en el secuestro. Lo que serรญa realmente รบtil y hemos propuesto, mรกs que las cรกmaras de los celulares de la gente, es que se creen auditores de policรญas externos, trabajadores a cargo de las cรกmaras oficiales que estรฉn encargados de vigilar tambiรฉn a la policรญa. Una figura que en inglรฉs se conoce como Civilian Police Oversight y que, al parecer, van a empezar a funcionar en lugares como Campeche, Querรฉtaro o Oaxaca.
Mientras el problema se trata de solucionar a pasos, las organizaciones pro derechos humanos trabajan y la reforma policial llega, miles de cรกmaras diminutas permanecen agazapadas en los bolsos y los pantalones de los ciudadanos preparadas para cazar todas aquellas imรกgenes que las cรกmaras oficiales no suelen ver. โSi realmente son รบtiles estas grabaciones caseras y se utilizan en procesos judiciales y no solo en medios, bienvenidas sean por el bien nuestra sociedadโ, culmina su opiniรณn Lรณpez Portillo.
En la era de los smartphones, a la corrupciรณn del Gran Hermano Policial le han salido miles de fiscalizadores con fondo de pantalla. La lucha de los ciudadanos por la potabilizaciรณn de su seguridad podrรญa ser cuestiรณn de un celular con baterรญa.