«Tenemos que ser conscientes de que, si la gente no paga por la información, desaparecerán todos los periódicos. La edición digital son solo cinco euros al mes».
¿Quien puede oponerse a eso?
Lo primero que piensas es que cinco euros es poco dinero para una publicación diaria. Son solo dieciséis céntimos ¿Qué puedes comprar con menos de veinte céntimos?
La medida universal para los gastos diarios es el café y para los esporádicos el gin-tonic —gintontic si es de doce euros—. ¿Cuánto es veinte céntimos en café? Ya puestos, tiraré la casa por la ventana: Nespresso. Y del caro, que nadie pueda decir que busqué un ejemplo barato para manipular el resultado. El Ciocattino mismo, que un día es un día. Son 43 céntimos, cosa que significa que el periódico digital solo cuesta 0,37 cafés.
¿Cómo puede ser que nos cueste tanto pagar ni dos sorbos (mal contados) de café por algo tan importante como el periodismo? En qué momento nos volvimos tan… ¿mezquinos?
No somos mezquinos. Olvidad lo de los cafés. No sirve. Que sí, cinco euros al mes no son nada, pero esa no es la cuestión.
La cuestión es que las suscripciones en internet no funcionan para todo. Es un chollo que gente pague cada mes, pero no es tan fácil conseguir ese compromiso. Funciona cuando se trata de música. Google Play Music, Spotify, Rdio, Napster o Deezer (entre otros) piden alrededor de diez euros al mes por acceder a casi toda la música. Puede que te falte algo, pero no sucede todos los meses ni significa un extra significativo. Las diferencias entre proveedores no hacen que sientas que te pierdes nada importante si solo contratas uno. Con diez euros al mes, el tema música queda resuelto. Es el efecto «ya lo tengo».
He intentado simular un «ya lo tengo» para la prensa. No basta una suscripción, porque la misma noticia no suena igual en todas partes. Las firmas de opinión suelen ser exclusivas de un medio. Me limité (que no conformé) a media docena de cabeceras. Algunas piden solo cinco euros; pero otras, diez; e incluso, veinte. Para seis medios digitales, la suma es de 59 euros al mes. Y todavía me falta mucho para el «ya lo tengo».
Mi simulación asciende a 4,41 cafés al día —y del Ciocattino—. La dosis da para el insomnio. El mismo que me provoca saber que, a pesar de sextuplicar mi pago por suscripción a la música, todavía no he conseguido el «ya lo tengo»: en las redes sociales cada día veré enlaces interesantes que me conducirán noticias y opiniones que dirán «son solo cinco euros (o diez, quizás veinte), tienes que ser consciente de que, si no pagas por la información, desaparecerán todos los periódicos».
Pues bueno.
No soy quién para decir cómo cada cual tiene que diseñar su producto, pero puedo explicar que no compraré las suscripciones en internet —y más cosas de la vida—; solo funcionan cuando consigues que tus clientes digan contigo «ya lo tengo».