Se escondió tras un alias para poder hacer lo que quisiera sin dar explicaciones a nadie. «Esa segunda identidad se ha convertido en mi realidad y mi modo de vida. ¿Ilustrador, diseñador, recolector, observador? Hace tiempo que no sé quién soy». El Sr. García ha creado su propia coctelera personal para mezclar lo antiguo y lo nuevo, lo real y lo ficticio en un mundo propio en el que el collage ocupa la mayor parte de su tiempo.
«Para mi el collage es mi manera favorita de expresarme, de ilustrar o de contar.
Tengo otras, pero esta es la que más satisfacciones me da», explica el diseñador. Explica que, aunque trata de no ser reiterativo, es la pura diversión lo que le sigue impulsando a seguir tirando de tijeras y pegamento. «Porque me divierto, García, porque me divierto».
Con ese objetivo, el siguiente era que la diversión trascendiese al otro lado del papel. Por eso, el ilustrador juega a combinar elementos que podrían resultar dispares en la mente de muchos, pero que cobran todo el sentido en la irónica propuesta del Sr. García.
Dice que ese «efecto Frankenstein» es casi siempre impactante. «La surrealidad no deja a nadie impasible». Así es como rescata elementos perdidos de papeles olvidados y los convierte en otra obra gráfica que expele un aroma muy diferente al original. «Me gusta darle una segunda oportunidad a las cosas que hay abandonadas en una librería, un baúl, un cajón. Es evidente que las imágenes de esa época son bellas por sí mismas y me encanta darles esa nueva vida», cuenta.
Su ritual de trabajo es, según explica, bastante anárquico. «Suelo estar metido en muchas cosas a la vez y picoteando aquí y allá. Me gusta no “reconcentrame” mucho en un solo tema». Admite, además, que sus preferencias y los pilares conceptuales en los que se apoya cambian cada mes o con cada proyecto.
Aunque el Sr. García tira de material gráfico que podría pensarse como ya de desecho, su síndrome de Diógenes no se encuentra en un estadio muy grave. «Como no tengo mucho espacio tampoco acumulo mucho, pero cuando llega el momento de enamorarte de algo lo atrapo para una buena ocasión futura, ya lo busco el hueco en mi estudio».
En lo que sí responde a la lógica es en las influencias que alimentan su trabajo. Tiene sentido que una batidora gráfica se vea influenciada por un millón de cosas. El artista cita a Brossa, Diego Lara o Cortázar, pero también explica que es amante de plasmar con inmediatez la cosas que ve por el mundo y que le gustan. «Soy bastante esponja aunque no me quedo con ningún nombre ni hago anotaciones en ninguna libreta. Lo que más me gusta es el momento del encuentro. Me quedo atrapado con muchas imágenes, demasiadas a veces, pero he tomado la decisión de ser rápido para intervenir con ellas antes de que se escapen. No suelo dar muchas vueltas a mis creaciones», declara.
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Nota: El Sr. García, ilustrador, y el Sr. García, autor de este post, son personas diferentes. El narcisismo de este humilde redactor no ha alcanzado todavía el nivel suficiente como para dedicarse un post a sí mismo.