Consejos para que tu hija sea una ‘code girl’

21 de junio de 2018
21 de junio de 2018
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You cannot be what you cannot see (no puedes ser lo que no puedes ver), es una de las frases que Reshma Saujani repite en cada una de sus charlas y es la clave para entender la desigualdad de género en nuestra sociedad.

La imaginación colectiva es, de hecho, ese lugar virtual habitado por estereotipos y prejuicios de los que nuestra mente se nutre para elaborar deseos y expectativas.

Pero si en este espacio, desde que somos niños, solo hay hombres con corbata en los puestos de mando y mujeres de traje (en el mejor de los casos) que contestan el teléfono y llevan café, al cerebro de una niña pequeña que está imaginando lo que quieres ser de mayor le costará mucho alejarse de esa imagen y procesar una diferente con total autonomía.

Reshma Saujani speaks at TED2016 - Dream, February 15-19, 2016, Vancouver Convention Center, Vancouver, Canada. Photo: Bret Hartman / TED
Reshma Saujani speaks at TED2016 – Dream, February 15-19, 2016, Vancouver Convention Center, Vancouver, Canada. Photo: Bret Hartman / TED

Por lo tanto, es necesario intervenir en ese imaginario y cambiar la idea que la sociedad y las propias chicas tienen de sí mismas y de lo que pueden llegar a ser.

Reshma Saujani, exabogada, activista y Feminista «con F mayúscula», como ella misma se define, trata de hacerlo desde que en 2012 fundó en los Estados Unidos la organización sin ánimo de lucro Girls who code (niñas que codifican), que tiene como objetivo enseñar informática a las chicas y hacerles sentir a gusto cuando se trata de disciplinas STEM (acrónimo de Science, Technology, Engineering and Mathematics).

En menos de seis años, sus 20 alumnas iniciales se han convertido en 90.000 y Saujani está convencida de que para 2027 se conseguirá colmar la brecha de género entre hombres y mujeres en temas técnicos científicos.

Pero los estudios universitarios y de postgrado que permiten encontrar un trabajo en las nuevas tecnologías (en los EEUU hay 500.000 puestos disponibles frente a 60 mil graduados por año) son solo el último paso que una niña debe superar para superar los lugares comunes que influencian su trayectoria desde la infancia.

Para combatirlos no es suficiente su fuerza de voluntad, sino el apoyo sincero y convencido de los padres, que a menudo, a veces inconscientemente y de buena fe, son los primeros promotores de una forma estereotipada de pensar que acaba encarcelando a sus hijas.

Estos son algunos consejos básicos para que las chicas puedan expresarse libremente y decidir sin restricciones quiénes y qué ser, sin excluir ningún campo.

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«Nunca es demasiado temprano para acercar a una niña a la codificación», piensa Reshma Saujani, explicando cómo los bloques de construcción pueden ser una herramienta perfecta para los niños de dos años.

«En general, sin embargo, las niñas son empujadas a crear algo que tenga sentido, que sea hermoso a la vista –agrega Reshma–, mientras los chicos construyen altas torres que luego destruyen con todas sus fuerzas. Debemos transmitir a nuestras hijas de inmediato la idea que lo importante no es la perfección, sino el coraje de cometer errores».

Menos diademas en la cabeza y más camisetas sucias Lo que para los chicos es fuente de orgullo es casi siempre deplorable en una niña, según Reshma. «Nos enseñan a estar en orden, educadas, a hablar en voz baja, mientras que ellos pueden correr, saltar en el barro y gritar». Tenemos que dejar que nuestras hijas sean libres de hacer lo mismo, porque, de lo contrario, las haremos crecer temerosas e inseguras.

Juegos, cuentos y series Tenemos que llenar el imaginario de nuestras hijas con ejemplos de mujeres científicas, exploradoras, astronautas para asegurarnos de que tengan referencias reales. «Si hoy en día hay muchas abogadas y doctoras, se lo debemos también a Ally McBeal y Grey’s Anatomy (Anatomía de Grey)», señala Saujani. Y agrega: «A mi hijo le leo Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes para que él también entienda que las chicas son capaces de hacer cosas aventureras e importantes».

Y si es verdad que a veces en las jugueterías es difícil encontrar actividades que no releguen a las chicas a hacer collares y vestidos, es cierto que en internet puedes encontrar de todo.

Desde juguetes como Cubetto, el robot de madera que enseña a partir de tres años las bases de la programación informática, hasta las Barbies «role model» inspiradas en personajes como la aviadora Amelia Earhart o la científica de la NASA Katherine Johnson, para los padres que no quieren renunciar a regalar muñecas.

Se puede aprender codificación incluso sin ordenador

La base de Reshma está dirigida a las chicas que viven en apuros. «Hemos lanzado una serie de libros como Girls Who Code. Codifícate, que explican la codificación paso a paso y son una excelente herramienta para aquellas que no tienen un ordenador en casa para entrenar. También son una solución perfecta incluso para niños que viven en países donde el acceso a la tecnología es limitado»,

La tablet también es aprendizaje

Cada padre decide cuándo y durante cuánto tiempo colocar a sus hijos frente a una pantalla. En general, no se recomienda hacerlo antes de los tres años y durante más de media hora al día, pero todos los expertos hacen hincapié en la calidad de los contenidos que se les ofrecen.

Sandra Hernan es la fundadora de Time to Play, una academia de Barcelona que enseña a los niños las disciplinas STEM; y a sus hijos y alumnos recomienda en concreto dos aplicaciones: «Superheroes Academy, porque es muy útil para trabajar las emociones, y Lightbot, similar a un Tetris».

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Cursos y casales

No todos podemos permitirnos enviar a nuestras hijas a los EEUU, a un campus de cuatro semanas para conocer a expertos de la NASA o visitar las oficinas de las mayores compañías de hightech, pero también en España, casi en todas las ciudades, puedes encontrar actividades con precios asequibles como las de Rockbotic en Málaga, Camp Tecnológico en Bilbao o Cursos de Robótica en Madrid.

Time to Play en Barcelona ofrece, por ejemplo, a partir del 25 de junio una semana de casal (una especie de campamento urbano) a 80 euros y los niños pueden elegir los temas que más les apasionan, desde la robótica hasta el diseño gráfico.

La fase crítica

«El interés en la tecnología se reduce con el tiempo. La mayor caída se produce entre los 13 y 17 años», señala Reshma. Es el período de la adolescencia en el que las chicas llegan a enfrentarse con su feminidad, las diferencias con el otro sexo se hacen evidentes y el miedo a no ser como los demás nos quisieran se hace más agudo.

Pero también es el momento crucial para decidir qué estudios emprender: «Las chicas creen que nunca están a la altura de la tarea, que tienen que elegir entre la derrota y la perfección en cada campo», afirma Reshma; y Sandra Hernan confirma y agrega: «Muchas chicas o dejan después del primer trimestre de curso. Ellas se lo pasan bien, les gusta, pero los padres piensan que, al ser chicas, con conocer las bases es suficiente, que mejor volver al ballet».

No solo nerds, sino muchas profesiones fascinantes

Es fácil asociar la idea de los que trabajan con ordenadores a la imagen de un tipo torpe, con gafas, sudadera con capucha, tenis y serios problemas para socializar, pero la verdad es que la codificación está asociada a muchas profesiones que pueden sonar interesantes a muchas chicas si solo tuvieran la posibilidad de conocerlas.

En su libro, Reshma relata las experiencias de algunas profesionales que han aplicado la tecnología a sus áreas de trabajo: «Hay una desarrolladora de videojuegos, una diseñadora, una estilista, una música.

Todas las chicas que he encontrado sueñan con cambiar el mundo, hacer algo por los demás. Es algo que forma parte de nuestro ADN He conocido a una niña de 16 años que ha desarrollado un algoritmo para detectar el cáncer porque su padre está enfermo; otra se ha inventado una aplicación para ayudar al hermano pequeño disléxico. ¡La codificación es una herramienta revolucionaria!».

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