Creerse artista, poner precios altos a los trabajos, no seguir al mercado… consejos de Steve Jobs a sus empleados. Consejos quizá robados… a artistas, como robó «los buenos artistas copian, los genios roban» a Picasso (que este robó a Faulkner y este a…). Consejos que bien podrían aplicarse a la creación del arte.
El exempleado de Apple y escritor tecnológico Guy Kawasaki los recordó en un discurso tras la muerte de Jobs.
No seguir a los gurús
«A Jobs no le importaba la opinión de los expertos: Jobs solo confiaba en Jobs», dijo Kawasaki.
¡Jobs era el jefe!
Hay artistas que trabajan solos sin instrucciones ni más presión que ellos mismos.
Hay artistas que trabajan con otros (una novela a cuatro manos, una película, un disco…). Deben escuchar a los colegas… A los jefes o patrocinadores. Luego, ya se verá.
En cualquier caso, en el despachito-cuarto-de-planchar o el estudio… los artistas estamos solos. Con problemas reales.
Las palabras de los gurús son vagas y universales; sentencias sobre qué se puede y qué no… mirando al pasado. Los artistas trabajamos en el presente mirando al futuro (adonde no ha llegado un gurú).
Los clientes no pueden decirte lo que necesitan
«Muchas veces, la gente no sabe lo que quiere hasta que se lo enseñas», dijo Jobs.
Cambiemos gente por público… y tenemos una gran verdad. De repente, el público se siente fascinado con algo nuevo: una serie, una saga literaria, una canción que no recuerda a nada de lo que hay o que recupera un género o una moda olvidada.
La innovación debe saltar curvas
«Innovar no significa dar pasitos sino saltarse las curvas», dijo Kawasaki. Jobs no quería que el Iphone tuviera teclado como otros móviles en el mercado.
Picasso saltó curvas con el cubismo. J. J. Abrams y Damon Lindelof con Lost, rompiendo convenciones sobre la narrativa en televisión.
Los clientes difíciles ayudan a los cambios
Para Kawasaki, los clientes difíciles plantean problemas cuya resolución trae mejoras.
Los clientes del artista son las cadenas, las galerías, el público… Y el propio arte. Los obstáculos impuestos por otros o por uno mismo excitan la imaginación… para saltárselos.
Cambiar de ideas no significa debilidad
«La inteligencia es cambiar los pensamientos cuando sea necesario», dijo Jobs.
Hay artistas empeñados en mantener un estilo, unos temas, unas reglas… Extraño, ¿verdad? Y hay artistas que están reinventándose cada poco.
Los productos deben tener un alto precio y ser únicos
«Para que los productos sean valorados deben tener un precio elevado», dijo Kawasaki.
Los artistas que quieren una oportunidad venden baratas sus propias obras. Las horas gastadas, las horas que no pasamos con los nuestros, la angustia por los plazos… ¿Compensan?
Creer en los productos antes de que estén fabricados
Jobs creía en la existencia de los productos antes de cualquier prueba, según Kawasaki.
Los artistas necesitamos creer que las ideas son posibles aunque aparezcan brumosas.
Los emprendedores no esperan a poner sus cosas en circulación
Para Kawasaki, el éxito de Jobs fue dar al público el producto después del salto de la curva. El director de Apple no consideraba las imperfecciones.
¿Cuántos artistas no presentan su obra porque… está imperfecta? Un remedio: las cartas y diarios de Scott Fitzgerald. En estos textos, el autor de El gran Gatsby se queja porque su perfeccionismo le impide publicar.
Creerse artista
Jobs pedía a los ingenieros que se creyeran artistas aunque trabajaran con cifras y datos. Jobs lo creía de sí mismo.
Es curioso que hay artistas que no se ven como artistas. Por modestia o porque consideran su trabajo menor o artesanía. Otros, simplemente no confían en sí mismo. Esto último, es grave.
Fuente: Discurso de Guy Kawasaki (en inglés). Youtube.
Imagen: Steve Jobs en wikimedia.org.