Su agua estรก chupada y puede que un dรญa desaparezca del grifo


Usted no sabe que el agua que hoy ha bebido probablemente pasรณ antes por el gaznate de un dinosaurio. No otra agua. No un agua parecida, sino la misma que ha salido de su grifo, la que ha llenado en su vaso y ha ingerido. Si le sirve de consuelo, probablemente, el prรณximo que se beba ese mismo lรญquido tampoco tenga ni idea de que usted sorbiรณ antes ese trago.
โ€œยฟSabรญa que este recurso es tan limitado que llevamos reutilizando la misma agua, una y otra vez, desde la apariciรณn del planeta? No hay agua nueva. Toda la que utilizamos se creรณ en el espacio y llegรณ aquรญ cuando se formรณ la Tierra. Nuestra propia saliva proviene de la Vรญa Lรกctea. Por eso hay que caer en la cuenta de que cada vez somos mรกs, que el desarrollo econรณmico demanda mรกs agua y que el cambio climรกtico la hace desaparecer de muchos lugares. Hay agua pero hay que repartirla mejor. No podemos desperdiciarla del modo en que lo hacemos si no queremos quedarnos sin ellaโ€.
De esa inadvertida amenaza pretende alertar el periodista del Washington Post, Charles Fishman, en su nuevo libro โ€œLa Gran Sed. La vida secreta y turbulento futuro del aguaโ€ (The Big Thirst, The secret life and turbulent future of water). Llegรณ la hora de dejar de pensar que el vaso estรก medio lleno.
Todo empezรณ por un golpe de sed. La sintiรณ Fishman, reconocido periodista por su habilidad para estudiar y escribir sobre todo tipo de organizaciones y por el su libro The Wal-Mart Effect (galardonado como libro del aรฑo por la revista The Economist en 2006), estando alojado en un hotel de Miami (Florida, EE.UU).
En el frigorรญfico de la habitaciรณn habรญa pequeรฑas botellitas de agua. Cogiรณ una y antes de comenzar a beber se entretuvo en leer la etiqueta: Fiji Water (Agua de las islas Fiyi). La exotiquez del sorbo le hizo pensar: โ€œยฟFiyi?โ€. No podรญa creer que los americanos necesitaran โ€œagua del otro lado del mundoโ€, asรญ que, โ€œpor pura curiosidadโ€, buscรณ algo de informaciรณn sobre este pequeรฑo archipiรฉlago del sur del Pacรญfico.
Entonces llegรณ el sobresalto. Lo que leyรณ del lugar es que โ€œel 53% de la gente que vive en la repรบblica de Fiyi no tiene acceso a agua limpia, segura y potableโ€. Fishman rรกpidamente cayรณ en la cuenta: โ€œEs decir, que un americano puede ir a la tienda de la esquina y comprar agua de Fiyi limpia y segura mรกs fรกcilmente que la gente que vive allรญ. Me quedรฉ impresionadoโ€, reconoce el autor. Entonces pensรณ que la sociedad al completo, al menos la del primer mundo, โ€œhabรญa pasado por alto la importanciaโ€ del incoloro bien. Tenรญa que alertar al planeta de su calado despiste.
โ€œEn el mundo desarrollado estamos malacostumbrados despuรฉs de 100 aรฑos recibiendo un servicio de agua seguro, ilimitado y gratis. El agua nos llega como si tal cosa a nuestros grifos, pero los rรญos, los pozos y los lagos estรกn lejos de nuestra vistaโ€ฆ Hasta las tuberรญas estรกn escondidas bajo tierra. Por eso nunca pensamos en lo que nos cuestaโ€, cuenta Fishman.
A esa conclusiรณn llegรณ tras recorrer durante meses el mundo en busca de los secretos y los usos que los humanos damos a la sustancia elemental. โ€œFui hasta las islas Fiyi, de donde saliรณ aquella botella del hotel de Miami, a San Pellegrino, en Italia, de donde proviene su famosa agua con gas; estuve en muchos lugares de Estados Unidosโ€ฆโ€, relata el autor, y remarca las grandes diferencias que encontrรณ de unos sitios a otros. โ€œLas Vegas es una ciudad sin manantiales propios donde los delfines tienen piscinas para nadar en mitad del desierto; tambiรฉn visitรฉ Australia, un paรญs desarrollado donde la carencia de agua es un problema importante; y durante un mes en la India fui testigo de cรณmo la mitad de la poblaciรณn, 600 millones de personas, no tienen acceso a agua limpia a diario. A menudo deben andar kilรณmetros para conseguirla. ยกY el caso es que la India es un paรญs donde deberรญa haber suficiente agua para todos!โ€, explica.
Dice Fishman que su libro, el cual pretende publicar en espaรฑol โ€œen cuanto encuentre un editor interesadoโ€, solo busca contar a la gente โ€œlo que no saben del agua, mรกs allรก de su sabor, su olor o su sensaciรณn en la piel. Querรญa mostrar lo impresionante que es esta sustancia, casi mรกgica, y tambiรฉn advertir del riesgo que corremos de quedarnos sin ella โ€”vivamos donde vivamosโ€”. Es hora de empezar a pensar cรณmo gestionarla de una manera mรกs inteligente. Debemos entenderla mejor antes de que llegue la crisisโ€, avisa.
Fishman desvela datos tales como que el mayor consumo de agua lo producen โ€œla agricultura, las industrias y las plantas de energรญa elรฉctricaโ€. โ€œSolo los agricultores gastan en 70% del agua que utilizamos y de esta solo aprovechan la mitad. Asรญ que podemos decir que el 35% del agua que empleamos los humanos se desperdiciaโ€, asegura.
Pero el experto no culpa a los campesinos, sino al desinterรฉs de muchos gobiernos y de la gente โ€œcon dinero y poderโ€. โ€œEllos siempre tienen agua limpia y barata, asรญ que se preocupan poco por mejorar su eficiencia. No enseรฑan a la gente del campo tรฉcnicas para ahorrar agua. Tampoco son muchas las grandes empresas que han trabajado en hacer eficiente la cantidad de agua que utilizan, aunque empiezan a existir algunas. El problema es que, a menudo, los que de veras estรกn preocupados por el futuro del agua son los mรกs pobres, los que tienen que esforzarse a diario para conseguirla. Y el poder polรญtico de esa gente es realmente mรญnimo por lo que apenas pueden siquiera protestarโ€.
A pesar de la desalentadora situaciรณn y de las advertencias que el planeta ya estรก lanzando sobre una futura gran catรกstrofe por falta de agua (โ€œAtlanta, Delhi, Las Vegas, Barcelona, Perth, Oriente Medioโ€ฆโ€) , Fishman prefiere no perder el optimismo: ยฟEstamos gobiernos, empresas y poblaciรณn preparados para el cambio de hรกbitos que deberรญamos acometer si queremos evitar la llegada de esa gran crisis del agua? โ€œSiโ€, afirma el autor, โ€œalgunos gobiernos y empresas inteligentes y muy pioneras estรกn preparadas para el cambio. Se han dado cuenta del riesgo. Han visto la oportunidad de arreglar este problema con las herramientas que tenemos a nuestro alcance. Mi libro trata precisamente de destacar ese tipo de ejemplos para despertar el interรฉs del resto por seguirlos. Demostrar que existe un problema con el agua, pero tambiรฉn que aรบn tiene soluciรณnโ€.
No se le escapa a Fishman apuntar con el dedo tambiรฉn a particulares. โ€œUna botella de agua envasada de medio litro cuesta un dรณlar, un precio por el que podrรญamos estar rellenando el mismo frasco cada dรญa con agua del grifo durante ochos aรฑos seguidos. ยฟRealmente es necesaria? Y como para eso, para todoโ€, declara Fishman, โ€œhay que ser consciente de lo que es el agua para saber utilizarla eficientemente. Por ejemplo, si una familia como la mรญa, de cuatro personas, deberรญa gastar de media unos 1.500 litros al mes, se puede reducir el consumo con detalles tan simples como no tirar de la cadena del W.C. cada vez que se usa, regar las plantas o dar de beber a las mascotas con el agua que nos sobra, o cerrar la ducha mientras nos enjabonamos. Con gestos asรญ en mi casa hemos conseguido reducir el consumo a la mitadโ€, afirma. โ€œNo hace falta vivir una vida seca, sino utilizar la sustancia con conciencia. Solo asรญ evitaremos que un dรญa falte el agua que sale de nuestros grifosโ€.
โ€”
Este artรญculo fue publicado en el nรบmero de Julio de Yorokobu
Foto: Philip reproducida bajo licencia Creative Commons

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Patrick Thomas

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