En tiempos de la máquina de escribir tomé por sagrado el folio en blanco. No lo manché con palabras hasta no haberlas rumiado en la cabeza. Consideraba que mi cerebro era una
Por los sillones de la Academia han pasado solo 11 mujeres. La última elegida para ocupar el sillón ‘s’ ha sido la salmantina Paz Battaner, lexicógrafa y doctora en Filología Románica, que
Doña Adela era una mujer peripuesta, algo altiva y con la dosis justa de soberbia para no resultar del todo insoportable. Le gustaba el exceso a su alrededor, ese poderío que creía
No es que lo hayan perdido. Está ahí tras las extraescolares, las citas con el médico y las reuniones del cole de sus hijos, de sus horas en la oficina, del trabajo
Imaginemos la siguiente escena. En plena hora punta, en el metro, entra en el vagón una persona en silla de ruedas. Carece de brazos y sus manos despuntan de sus hombros. Sus
¿Por qué a un ladrón le llamamos chorizo? ¿Qué tiene que ver un caco con el delicioso embutido que le da gracia a las lentejas de nuestra madre? A preguntas como esta
«Lo menos que podemos hacer es estar ahí», escribe Annie Dillard. ¿Dónde? Exactamente, donde ocurre la belleza. La escritora estadounidense siempre está ahí. Las observaciones y anotaciones que recoge en Una temporada
Ni en el colegio ni en nuestros estudios superiores nos enseñan algo que será fundamental para nuestra vida profesional: a hablar y a escribir correctamente. Y no hablamos solo de ortografía y
Lewis Carroll disfrutaba mezclando e inventando palabras. De su poema Jabberwocky (considerado uno de los mejores poemas sin sentido del mundo), la lengua inglesa se quedó varios vocablos, entre ellos chortle, portmanteau,