Libros- Página 97

… Y comieron perdices

—¡Si me queréis, irseeeee! —gritaba la folclórica desde el altar mayor de la iglesia, el moño medio deshecho, sudando, el rimel corrido y la vena del cuello hinchada como a punto de

Y tú más: ¡Canalla!

Debo reconocer que mi lado melodramático de la vida me hace tenerle especial simpatía a este insulto tan de culebrón, tan del Romanticismo, tan de serial, tan de mi abuela. ¡Canalla! Engolad