Hay ciudades donde la Navidad estalla en luces LED, villancicos en bucle, fiestas y regalos. Y luego está el reverso de esa postal, con pisos donde el silencio pesa como una manta húmeda, teléfonos inmóviles, mesas que llevan tiempo pidiendo una voz. España envejece deprisa y la soledad le sigue el ritmo. La OMS ya la ha bautizado como «problema de salud pública», pero esos problemas nunca vienen con cara… hasta que alguien decide acercarse lo suficiente como para reconocerla.
En Madrid, en un taller donde huele a cera caliente, canela y barrio, un grupo de mayores y voluntarios hace algo aparentemente mínimo. Están decorando velas artesanales. Lo suficiente para romper el hielo, para romper la distancia, para encender un fuego que no tiene nada que ver con lo navideño y mucho con lo humano. Ese pequeño gesto inaugura la alianza entre Coca Cola y Grandes Amigos, una fundación que lleva 22 años demostrando que la amistad también puede ser una herramienta de salud pública.
Pedro Fernández, director de Asuntos Públicos, Comunicación y Sostenibilidad de Coca Cola, recuerda que más de dos millones de personas mayores de 65 viven solas en España y que la soledad no deseada es uno de los mayores riesgos para la salud. «No la soledad en sí, sino la no deseada, la que duele». De ahí que la que posiblemente es la compañía más global del mundo haya apostado estas Navidades por el arraigo local. «Hay dos cosas por las que se caracteriza Coca Cola: refrescamos y acompañamos, y eso es lo que estamos haciendo con esta campaña que nace con vocación de permanencia».

Gracias a esta colaboración, medio millar de personas en Madrid, Alicante y Cantabria podrán participar en meriendas, encuentros de barrio, talleres, salidas culturales y recibir soporte emocional. Y es que, más que actividades, son excusas para reconstruir tejido comunitario. «Grandes Amigos nació en un barrio. No había discursos sobre la soledad, solo vecinos cuidando de vecinos», señala Mercedes Villegas, directora de la fundación, quien añade que «Grandes Amigos lleva más de dos décadas dedicada a la detección, prevención, acompañamiento, socialización, formación, investigación y sensibilización de ese dolor silencioso».
Además del taller inaugural, habrá ocho fiestas de Navidad repartidas por Madrid, Galicia, Cantabria y Extremadura. Más de 600 personas, entre mayores y voluntarios, juntándose para celebrar algo tan esencial y sencillo como que la compañía no tiene temporada alta.
Coca-Cola está acostumbrada a pensar en grande —acaba de lanzar su campaña internacional Refresca tu espíritu navideño, una nueva versión del clásico Holidays Are Coming creada con apoyo de IA—. Por eso resulta casi contracultural que, al mismo tiempo, apueste por algo tan pequeño y tan local como las redes vecinales, reforzar vínculos cotidianos, ayudar a que los vecinos se conozcan y acompañar a quienes más solos están. Carolina Aransay, directora de Marketing de Coca-Cola Iberia, lo define casi como una anticampaña. «Los mayores son los héroes de los barrios. Si no pueden sentirse parte de su entorno, algo falla».
Porque, en el fondo, esta historia no es sobre Coca-Cola ni sobre Grandes Amigos, es sobre esa forma de resistencia que pasa inadvertida y que algunos llaman hacer comunidad. Presentarse. Llamar al timbre. Acompañar al centro de salud. Coger del brazo. Volver a pertenecer. Y quizás la imagen más bonita que Coca Cola lance en estas fechas no es la de un camión rojo que ilumina el mundo con la bebida más famosa del mundo, sino la de dos personas que antes no se conocían y que ahora, por fin, ya no están solas.






