En el ejército, las órdenes se acatan, no se discuten. Es cierto que es un sistema que puede resultar un tanto obsoleto, pero la experiencia les ha enseñado que el modelo asambleario no es más adecuado en un campo de batalla.
Por eso, todo en el ejército está reglado. Desde la cosa más nimia relacionada con la limpieza del cuartel hasta la forma de vestir el uniforme, el corte de pelo o los tatuajes.
Recientemente, el cuerpo de marines de los Estados Unidos ha publicado el boletín 1020 en el que establece cómo deben ser los tatuajes de sus miembros.
Según esta publicación, los marines deben cumplir con lo que la sociedad norteamericana espera de ellos. A saber: que sean disciplinados, que estén en forma físicamente y preparados para cumplir cualquier misión. También esperan, según los responsables jerárquicos del cuerpo, que tengan una buena apariencia, para lo cual es necesario conciliar los gustos estéticos de los tatuajes de cada uno con todo lo anterior.
Esto, que aparentemente parece muy comprensivo y conciliador con la libertad personal, tiene truco. Según la nueva ordenanza, los marines pueden tener tantos tatuajes como deseen siempre y cuando cumplan con las restricciones establecidas. Sin embargo, si quieres llegar a ser oficial, sólo podrás tener cuatro tatuajes a la vista.
Pero eso no es todo. Si las imágenes pudieran «perjudicar el buen orden y la disciplina o provocaran descréditos a la marina», olvídate de ser Rambo.
Los tatuajes inapropiados son los denominados «tatuajes extremistas». Aquellos relacionados con cualquier ideología que promueva el odio racial, étnico, religioso, la xenofobia o vulnere los derechos de cualquier ciudadano de los Estados Unidos. Tampoco se aceptan los «tatuajes obscenos», los sexistas y los racistas.
Una vez explicado qué tatuajes no se podrán hacer nunca, el texto explica en qué partes del cuerpo no pueden colocar los que sí están permitidos.
En la cabeza y el cuello, mejor que se olviden. Ni se pueden perfilar los labios con tatuaje, ni las cejas, ni hacerse un lunar sexy, ni ponerse un dibujito en el espacio comprendido entre las vértebras C1 a C7.
La espalda y el pecho sí son zonas permitidas, pero siempre que el tatuaje empiece a partir de la vértebra C7 y que no se vea por encima de las diferentes prendas del uniforme reglamentario. Si se ve por el cuello de la camisa, deberán llevar siempre camiseta, incluso cuando estés en Irak a 50 grados. Si no están dispuesto a pasar calor, tendrán que volver al pueblo a trabajar en la granja de tía Emma.
Si el tatuaje empieza en el hombro y baja por el brazo, no podrá sobrepasar la manga del uniforme cuatro dedos medidos con la mano del propio marine. No se permiten tatuajes en el codo (ni en el pliegue interior del brazo), pero sí los que estén dos pulgadas por debajo o una pulgada por arriba de esos puntos.
En el resto del brazo se permiten siempre que estén dos pulgadas por encima del comienzo de la muñeca. En la mano únicamente son válidos los que no superen 3/8 de pulgadas. Si les mola Robert Mitchum en La noche del cazador, tendrán que irse con sus tatuajes de Love y Hate a una banda de motoristas.
Las piernas siguen un criterio semejante al de los brazos. Si el tatuaje rebasa el límite del pantalón corto, debe poder taparse con cuatro dedos de la mano. La rodilla está vedada y, en consecuencia, también el hueco poplíteo (es donde pliega la rodilla por detrás). En los pies, sólo se permiten los tatuajes que el marine pueda tapar con los cuatro dedos de su mano.
Para evitar problemas, los responsables del boletín incluyen en el mismo unas plantillas para imprimir y recortar (también explican cómo imprimirlas para que salgan al tamaño correspondiente, no vaya a ser que la pifien por ajustar mal el tamaño del papel), y que se colocan sobre las diferentes partes del cuerpo para averiguar, antes de ir a la oficina de reclutamiento, si le van a dejar ser un marine o va a tener que dedicarse a otra cosa como, por ejemplo, ser candidato a presidente por los republicanos.
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