Teknolandeses: Una generaciรณn pre 2.0


Aรฑo 2000. Teknoland es una empresa en plena efervescencia. Todo lo que allรญ ocurre no existรญa antes. Es un local de ensayo de proyectos de Internet. Un espacio donde todo es posible. El fotรณgrafo Enrique Carbajal hace fotos a sus mรกs de 400 empleados. Aรฑo 2010. Teknoland no existe. El fotรณgrafo vuelve a buscar a los tecknolandeses para ponerlos, de nuevo, ante la cรกmara.
Esta es la historia, en palabras, que acompaรฑa al casi centenar de fotos de este proyecto de Enrique Carbajal aรบn en desarrollo (aquรญ puedes ver algunas de ellas yโ€ฆ a un teknolandito).
Tรญtulo: Teknolandeses: Una generaciรณn pre 2.0
Autor: Antonio Lucas
Podrรญamos cifrar el aรฑo de 1995 como el de verdadero despegue de internet en Espaรฑa. Entonces empezaron a desarrollarse cambios de enorme envergadura en todos los รกmbitos de la sociedad. Estos tuvieron que ver con la estructura de las empresas emergentes, las relaciones laborales dominadas por un sentido mรกs flexible de las sinergias, las expectativas de beneficios, las infinitas posibilidades de un espacio aรบn por descubrir y por explotar. Es el momento y el paisaje social en el que se funda en Madrid Teknoland, sin duda la mรกs representativa de las aventuras que tuvieron la Red como motor de explosiรณn.
Fue creada en 1995 y su vida activa se prolongรณ hasta febrero de 2001. En este espacio de tiempo sucedieron numerosas y relevantes experiencias en el รกmbito del diseรฑo, lo audiovisual y las telecomunicaciones. Teknoland se convirtiรณ en el epicentro de aquel nuevo horizonte. Hablamos de una iniciativa empresarial pionera que pusieron en marcha dos socios y que en cinco aรฑos se convierte en una marca de referencia en el reciรฉn estrenado sector del negocio de la Red.
Teknoland abriรณ sede en Madrid y tuvo oficinas en Sao Paulo, Miami, Rรญo de Janeiro, Mรฉxico D.F. y Santiago de Chile. Su expansiรณn fue vertiginosa gracias a un mercado que demandaba nuevos productos relacionados ya con un mundo que comenzaba a convertirse en un espacio global y digital.
Entre sus propuestas pioneras destaca la creaciรณn de la primera banca electrรณnica, la primera televisiรณn en Flash, el primer canal de chatsโ€ฆ Asimismo, desarrollรณ las primeras estructuras para el diseรฑo de pรกginas web corporativas y la creaciรณn y el mantenimiento de canales genรฉricos y temรกticos (de caza, de gastronomรญa, de medicina natural, un primer โ€˜prototipoโ€™ de lo que despuรฉs serรญa ebayโ€ฆ).
En poco mรกs de cinco aรฑos, Teknoland reuniรณ en su sede de Madrid a 480 trabajadores de muy distintos รกmbitos profesionales: periodistas, diseรฑadores, ilustradores, animadores, mรบsicos electrรณnicos, realizadores, fotรณgrafos. Un capital humano que unรญa fuerzas en favor de un proyecto por estrenar: la Red y su desconocido alcance. El ambiente de trabajo, segรบn quienes formaron parte de los distintos equipos, era espectacular, efervescente, imparable y sumamente creativo.
De algรบn modo, Teknoland supuso la primera revoluciรณn en Espaรฑa propiciada por internet. Todo estaba por hacer y todo era posible. Aquello marcรณ a una generaciรณn. Y tras el cierre de la empresa, ese mismo grupo (ya disperso) continuรณ su andadura con la certeza de haber formado parte de algo mรกs que de un negocio: la creaciรณn de un nuevo รกmbito laboral y creativo que resulta ya imparable.

El propรณsito de este proyecto tiene dos vectores: uno de lectura sociolรณgica de una generaciรณn hoy en activo, aquella que conformaron los denominados โ€˜teknolandesesโ€™ (profesionales que rondan los 40 aรฑos). Y otro camino de exploraciรณn de aquel pasado que fue el kilรณmetro 0 de la Red y sus aplicaciones en Espaรฑa. En definitiva, se trata de una muestra que aspira a ser la sรญntesis de un retrato generacional que da cuenta de cรณmo internet, en 15 aรฑos, ha confirmado ser una revoluciรณn de intensidad entonces impredecible.
El cuerpo de este proyecto es espacial y digital. De un lado, propone la exposiciรณn fotogrรกfica de los retratos de aquellos profesionales vinculados a Teknoland en sus aรฑos de crecimiento y expansiรณn. Y, por otro, la muestra tambiรฉn fotogrรกfica de lo que sucediรณ con ellos una dรฉcada despuรฉs del cierre del proyecto a travรฉs de un amplio conjunto de retratos actuales que reconstruyen el antes y el despuรฉs de sus biografรญas, cifradas en sus rostros, en sus expresiones, en sus miradas.
Cรณmo han evolucionado sus vidas, de quรฉ modo aquella aventura marcรณ sus trayectorias. Y, junto a ellos, las herramientas tecnolรณgicas. Cรณmo han cambiado los ordenadores, los sistemas y objetos de trabajo desde aquel aรฑo 1995 hasta este 2011. De quรฉ manera hablamos en el รกmbito de la Red de un cambio de escenario que podrรญamos denominar, de algรบn modo, como un cambio de era. Pero un cambio, en definitiva, que serรญa impensable en Espaรฑa sin la existencia de Teknoland.
La muestra darรญa cuenta de lo que es la historia viva y en marcha de internet en nuestro paรญs. Los retratos de los tecknolandeses mantienen una estรฉtica de sencillez, sin retรณrica, muy directa, buscando en la esencialidad de los rostros y las miradas la huella del tiempo. Su imagen de entonces (tomada con cรกmara analรณgica) y la reconstrucciรณn de aquel mismo cuerpo de gente hoy (con retratos tomados con cรกmara digital) muestran un extraordinario retablo de memoria y presente. Aquel que invita a pensar en la celeridad del mundo postcontemporรกneo. En su irremediable y velocรญsima mutaciรณn.
El proyecto es, ante todo, el descubrimiento de una generaciรณn y de aquel mundo por hacer que hoy se ha convertido para nosotros en un instrumento imprescindible: propiciado por internet. Todo gira en el mundo en torno a la Red. Y es un buen momento para echar la vista atrรกs y ver el recientรญsimo origen de uno de los inventos mรกs importantes de la Humanidad. Aquel que en Espaรฑa dio โ€˜cuerdaโ€™ a una generaciรณn que hoy sigue buscando nuevas posibilidades de acciรณn en un mundo digital.















Y aquรญ el teknolandito prometidoโ€ฆ Es hijo de los teknolandeses Esther de la Rosa y Edu de la Herrรกn.

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#142 Primavera / spring in the city

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Patrick Thomas

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