Jueves por la tarde. En lo alto del Morro da Providência, la primera favela que surgió en Rio de Janeiro a finales del siglo XIX, un grupo de jóvenes armados de ordenadores, amplificador y proyector se apresuran para acabar el ensayo de un peculiar espectáculo que está a punto de comenzar.
La pequeña iglesia que domina la plaza está pintada con colores chillones. De repente, el proyector se apaga y la iglesia vuelve a su estado natural: blanca y convencional. Al rato, el proyector vuelve a encenderse y la iglesia recupera su aspecto psicodélico ante la mirada atónita de decenas de niños que corretean por el local.
La primera proyección del Rio Mapping Festival arranca al ritmo de la música electrónica, creando un ambiente insólito para los moradores de esta favela, poco acostumbrados a este tipo de función.
El Rio Mapping Festival es un evento internacional que durante la tercera semana de agosto ha llevado hasta Rio de Janeiro a los grandes nombres del mapping, entre ellos Telenoika, un colectivo de Barcelona.
Se trata de una práctica artística que consiste en proyectar imágenes sobre superficies reales, generalmente inanimadas, para conseguir efectos de movimiento o 3D.
En el caso del Morro da Providência, la superficie escogida es la fachada de una iglesia, sobre la que cuatro videoartistas, los VJs, proyectan sus creaciones.
«Como propuesta me parece muy interesante, mucho más que haber hecho un mapping en un superedificio en el centro de Río. Luego, como experiencia personal, me parece muy enriquecedor conocer una realidad distinta porque al final viajas por ciudades y, dentro de lo globalizado, las ciudades se parecen mucho. Poder estar en este tipo de realidades sorprende», asegura Omar, 34 años y miembro de Telenoika. Ha viajado desde Barcelona junto a Marc Pitarch para mostrar su trabajo en el Rio Mapping Festival.
«Es increíble esta mezcla de dos mundos que jamás se tocarían», comenta un estupefacto Marc, 32 años. «Yo me siento un poco intruso aquí, un europeo en medio de una favela. Y creo que los moradores también están muy sorprendidos de ver esta proyección sobre su iglesia. Es un encuentro fantástico», añade.
Sorprendidos es un eufemismo. Un grupo de mayores contempla boquiabierto la sucesión de imágenes en la fachada de la iglesia, que la convierten en decenas de iglesias distintas. «Estos gringos hacen cosas locas en nuestra favela», dice uno de ellos.
No le falta la razón. Desde que el gobierno local decidió construir un teleférico para impulsar el turismo en esta favela ‘pacificada’, la vida de esta comunidad ha cambiado radicalmente. Unas 800 casas han sido marcadas por el Ayuntamiento y poco a poco están siendo demolidas a pesar de las protestas de sus dueños, que nunca tuvieron los certificados de propiedad pertinentes. En la favela las casas eran construidas de forma precaria y nadie se preocupaba por el papeleo.
El Ayuntamiento de Río asegura que las demoliciones se llevan a cabo por razones de seguridad. Los habitantes de la favela tienen otra explicación: especulación inmobiliaria. «Debajo de nuestra favela están haciendo las obras del Porto Olímpico. Está claro que quieren echarnos de aquí para hacer un barrio residencial», afirma Fátima, moradora de toda la vida. «Además, el teleférico ni siquiera llega a la cima de la favela. Lo han hecho para los turistas: solo conduce hasta el mirador. Los que viven arriba del todo van a tener que seguir subiendo a pie, cargados como mulas», agrega.
Desde que ha empezado este proceso de rehabilitación, según el Ayuntamiento, o de desahucios forzosos, según los moradores, varios artistas han hecho intervenciones en esta favela, que tiene un peso importante en la historia de la ciudad precisamente por haber sido la primera. Entre ellos Vilhs, un creador portugués que hace dos años talló la imagen de seis moradores que habían perdido su casa en las fachadas de lo que quedaba de ellas.
El día de la proyección de mapping, Edinho, uno de los moradores retratados por Vilhs, se acerca curioso a los jóvenes VJs con un libro debajo del brazo: es un fotolibro sobre la obra de Vilhs. En él, el último capítulo de la vida de Edinho está contado en imágenes. «Se ha convertido en una celebridad desde que participó en el proyecto del gringo», bromean sus amigos.
La proyección de videomapping continúa al ritmo de una capoeira. Omar y Marc son presentados como estrellas por el organizador del evento, Paulinho Sacramento. Este artista visual y cineasta de 39 años se empezó a interesar por el mapping hace una década y conoció las creaciones de Telenoika a través de internet. «Fue uno de los primeros colectivos que investigué. Vi un trabajo suyo que me fascinó, muy punk, mucho ruido… Cuando supe que iba a organizar el festival, les busqué para invitarles. Es la realización de un sueño haber visto un trabajo en internet que considero maravilloso y tenerlos ahora aquí, en Río de Janeiro», señala Paulinho.
Tiene sentido lo que dice. Telenoika es pionera de este género. Hace 14 años, organizaron uno de los primeros festivales de Vijing del mundo. Fue precisamente en Barcelona. »Telenoika nació a finales de los 90 porque un grupo de personas interesadas en las nuevas tecnologías y en el audiovisual en directo, decidieron montar un festival, que se llamó Videa. En Barcelona no había nada de eso», cuenta Omar. «La escena del mapping de alguna manera empezó allí. Fue un encuentro que sirvió para desarrollar un tipo de código, un software, que luego pasó a ser un estándar en el Vjing», explica Marc.
Omar estudió Imagen y Sonido. Marc es músico y trabaja como psicólogo. Juntos han creado un montaje que hace referencia al 23 de agosto, el día de la abolición de la esclavitud. El lugar escogido para la proyección es el Real Gabinete Portugués de Lectura, una biblioteca fundada en 1837 por un grupo de inmigrantes portugueses, refugiados políticos en Brasil.
Pero el Rio Mapping Festival ha sido más que proyecciones. Durante una semana, los VJs invitados han ofrecido talleres gratuitos en varios puntos de la ciudad. Lo interesante es que todos se han desarrollado en la zona norte de Río, un área periférica que nunca es incluida en los circuitos oficiales de cultura. «La acogida ha sido excelente. Estamos muy felices. Todos los workshops, por muy lejos que estuviesen, se han llenado. Un día fuimos a Santa Cruz, a dos horas de Río de Janeiro, y había más de 25 participantes, todos de Río», relata con entusiasmo Paulinho, el creador del festival.
«La experiencia ha sido muy interesante, sobre todo por el sitio en el que lo hemos hecho (el barrio de Penha) y porque todos los workshops son gratuitos», afirma Omar. «Es una manera de acercar las nuevas tecnologías y los medios de creación a gente que probablemente no tendría acceso a ello. El nivel de los participantes era bajo: algunos hacían cosas de diseño gráfico, pero no tenía mucha idea de videomapping. La aceptación ha sido genial. Hemos conseguido transmitirles algún que otro conocimiento técnico, que de cara al mapping son muy importantes. Les hemos explicado nuestros trucos, nuestra manera de trabajar, efectos que hacemos, nuestra dinámica de trabajo», concluye Omar.
Estos gringos hacen cosas locas en nuestra favela
