En el cine, los cuadros vivientes son planos en los que los actores se colocan a la manera de los personajes de un cuadro. Los actores cercanos a la pantalla apenas gestualizan o hacen movimientos. Es habitual que al fondo haya actividad de personajes de reparto: invitados a una fiesta, servidumbre, soldados… La toma está hecha con la cámara fija, lo que ayuda a crear el efecto de pintura tridimensional. Estos planos con frecuencia son usados como apertura o cierre de las escenas.
El término técnico es tableau vivant (tableaux vivant en plural). La idea se remonta al siglo XIX en Francia. Los fotógrafos recreaban cuadros conocidos o escenas que simulaban ser cuadros sobre temas populares o religiosos. La gracia no tardó en extenderse pronto al resto del mundo.
CUADROS VIVIENTES EN EL CINE
En el cine primitivo, el cuadro viviente era obligatorio: la mayoría de los temas bebían del teatro, y la edición (cortar y pegar escenas) estaba por descubrir. Cuando apareció la edición, los tableaux vivant se convirtieron en rasgo de estilo. La técnica fue usada con buen gusto por cineastas como Renoir, Ophuls o Dreyer (que comenzaron en el cine mudo). Más adelante, cineastas como David Lean, Kurosawa o Sergio Leone crearon pinturas vivas que inspiraron a otros cineastas.
Stanley Kubrick es el maestro de los tiempos modernos en el tableau vivant. En el cine reciente, Wes Anderson ha convertido la técnica en el sello personal: remarca el gusto del director por la simetría.
CUADROS VIVIENTES EN LA SERIES
La televisión ha tardado en emplear la pintura viviente. Este tipo de plano es, por lo general, rico en detalles y precisa un cuidado estudio de la luz. El fotógrafo Néstor Almendros (Días del cielo, La decisión de Sophie) decía tomar como referencia a Caravaggio, Rembrandt y Goya, pintores conocidos por el empleo de la luz.
En los últimos año, quizá dos hechos han contribuído a la aparición de los tableaux vivant en televisión:
- Las pantallas cada vez más grandes y con mayor definición.
- El deseo de las cadenas de contar con producciones visualmente golosas.
Las pantallas de televisión cada vez más grandes. Podemos encontrar pintura viva en series del siglo pasado. Ejemplos interesantes los hay en The Prisoner (1967).
La serie británica apabulla con una estética ambiciosa que reafirma una de las propuestas narrativas más desquiciadas de la historia de la televisión. La pintura viva ayuda a comprender la angustia del protagonista en la cárcel-retiro de oro de espías.
Sin embargo, no es hasta el siglo XXI cuando el tableau vivant se reafirma y cobra pleno sentido. Producciones como Ángeles en América (2003), Carnivale (2003) y Deadwood (2004) están entre las pioneras reafirmando el eslogan (famoso entonces, obsoleto ahora): «No es televisión, es HBO».
Producciones visualmente golosas. El tableau vivant es uno de los elementos que añade a determinadas series un toque de calidad, un toque cinematográfico. En las series épicas —con una producción en auge— el tableau vivant muestra la gloria, con frecuencia decadente, de los imperios.
En las series de época —con Downton Abbey como principal referente— el tableau vivant crea una sensación de universo al ralentí. A veces, uno está en los salones de la mansión de los Crawley como en un museo de cera en el que las figuras cobraran vida por momentos.
En Mad Men funciona como espejo. Los protagonistas parecen por momentos replicar anuncios de papel cuché. Encuadres perfectos para realidades imperfectas.
La sombra del Hannibal interpretado por Mads Mikkelsen empapa cada plano de la serie. El tableau vivant —con referencias a Kubrick— arropa una simetría siniestra.
El tableau vivant reafirma en otras series la asfixia de mujeres que no ven un futuro, como The Handmaid’s Tale o Alias Grace.
Hay más ejemplos. Los siguientes nos darán una idea de la extensión del uso del encuadre tableau vivant:
Pues sí, faltan algunos. Yo destacaría por encima de todos Wolf Hall, una de las series con la mejor fotografía y mucha de ella basada en cuadros antiguos y lo que es más espectacular, iluminación antigua. Velas y chimeneas son en ocasiones la única fuente de luz (apreciable, no sé si había focos muy bien disimulados).
Gracias, no la conozco. Me la apunto. Necesitamos varias vidas para ver todas las series que se producen cada año, ¿verdad? 🙂
Muy interesante el artículo, estoy desarrollando mi doctorado sobre la presencia de tableaux vivants en el cine y me ha resultado muy curioso su planteamiento.
Gracias.
Gracias, María. No sé si conoces este vídeo. Podría ser útil para tu trabajo: Tableaux vivants en el cine de terror. https://www.youtube.com/watch?v=S-uJbQNTyZw&t=75s
Si lo conocía, está muy bien, muchas gracias.