No, Tesla no regala sus patentes, pero la noticia sigue siendo importante

Si tomamos al pie de la letra algunos de los titulares que han aparecido en los últimos días en la prensa estadounidense, pareciera que Tesla acaba de regalar toda su propiedad intelectual al mundo entero. La realidad es algo más complicada y mezcla una brillante campaña de relaciones públicas con un anuncio que puede tener repercusiones interesantes para el futuro de la automoción.
Todo empieza la semana pasada cuando Elon Musk, fundador de la compañía de coches eléctricos publica un post con un sugestivo titular: «Todas nuestras patentes pertenecen a vosotros». Vayamos al grano y empecemos con la mala noticia. Las patentes de Tesla no serán nunca de la propiedad de nadie que no sea la compañía.
Ahora viene la buena noticia, el CEO de la empresa ha anunciado su intención de no perseguir a nadie que use su tecnología de «buena fe». «Musk ha dicho que la compañía usará sentido común para perseguir a quien atente contra su propiedad intelectual. Un ejemplo sería un fabricante de coches que intenta confundir al consumidor haciendo pasar su producto por uno de Tesla», recogía Bloomberg Business Week. Quitando esas excepciones, los demás tendrán vía libre para trastear y comercializar productos que utilicen innovaciones de la marca californiana.
Si Tesla nos deja usar su tecnología, ¿dónde la podemos encontrar?
La información ya es pública en sus patentes que son públicas por defecto en Estados Unidos. «Son abiertas por naturaleza, así es como funcionan. Cuando un inventor presenta una idea a una oficina de patentes, un técnico lo comparte para que todo el mundo tenga acceso a ella y determinar así si cuenta con la originalidad suficiente para recibir ese distintivo. (…) Si se acepta, el inventor recibe un monopolio limitado sobre esa idea. La sociedad, a cambio, tiene la posibilidad de aprender cómo fue gestada», según Jeff John Roberts de GigaOm.
Con el anuncio de Musk, el riesgo de que te demanden se reduce considerablemente aunque no del todo. Si copias el diseño del coche es muy probable que te encuentres un problema legal. Si copias el método de fabricación de la batería, en cambio, no deberías tener problemas.

Una de las muchas Patentes de Tesla.
Una de las muchas Patentes de Tesla Motors

¿Qué sucede ahora mismo con las patentes en Estados Unidos?
Pese a gozar de la atención de los medios de forma intermitente, la guerra de patentes que se ha librado en los últimos años entre Apple, Samsung y Google no es lo único que amenaza la innovación tecnológica. Menos sonado, pero igual de dañino, es la proliferación de los trolls de patentes en Estados Unidos, empresas sin oficio ni beneficio que se dedican a comprar patentes licencias extrañas y posteriormente se dedican a amenazar a start-ups con llevarlas a juicio por haber «infringido su supuesta propiedad intelectual». Muchas compañías, temerosas de acabar en un costoso juicio, prefieren llegar a un acuerdo antes que embarcarse en una batalla legal. Un estudio publicado por Ars Technica el pasado 12 de junio, estima que la presencia de estos agentes nocivos ha paralizado más de 22.000 millones de dólares que iban destinados a nuevas compañías. Empresas de capital riesgo y business angels prefieren no jugársela en caso de que estén expuestas a una demanda de estas compañías.
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Foto de interior de la fábrica de Tesla en California

Volvamos a Tesla. ¿Qué gana con esta medida?
Además de una gran estrategia de publicity, el anuncio se cimienta en una decisión de negocio arriesgada, pero que si funciona puede acabar catapultando a Tesla a las grandes ligas. Actualmente, por muchas portadas que cope la marca de automóviles, su impacto sigue siendo muy pequeño. Las ventas este año serán alrededor de 35.000 vehículos eléctricos. Un dato irrelevante si tenemos en cuenta que en 2013 se vendieron 83 millones de coches.
Musk y su equipo esperan que abrir su tecnología ayude a bajar la barrera de acceso para que entren nuevos players en el mercado de los coches eléctricos sin necesidad de pagar costosas licencias. Para darle una vuelta al dominio del coche tradicional, la empresa necesita generar un ecosistema.
En opinión de Daniel Gross de The Daily Beast, Musk busca el efecto de la red. «Cuanto más personas están conectadas a un red -la televisión, internet o la radio-, más valor tiene algo para hacer negocio».
«Con Tesla, Musk no solo intenta construir un coche eléctrico deportivo. Está intentando construir una red que requiere electricidad para el transporte: coches, baterías, piezas, proveedores, estaciones de repostaje y bienes. Eso es un reto carísimo y Tesla no puede pagar por sí solo».
¿Cuáles son los riesgos?
Existen algunos. Para The Verge, abrir toda su tecnología podría mermar la única ventaja que tiene la compañía frente al poderío financiero de las compañías de automóviles tradicionales. Hasta ahora, la compañía ha logrado financiarse en parte vendiendo licencias a empresas como Toyota y Mercedes Benz. Pero este modelo es caduco en opinión de Musk.
«El liderazgo en la tecnología no está definido por las patentes, algo que la historia una y otra vez muestra como una protección para defenderse de la competencia con mucha menos importancia, si lo comparamos con la habilidad de una compañía para atraer y motivar a los mejores ingenieros del mundo. Nosotros pensamos que aplicando la filosofía del código abierto a las patentes reforzaremos la posición de Tesla», explicaba el sudafricano en el blog corporativo de Tesla.
Es un quid pro quo. Yo te doy algo que tú quieres, tu me das algo que necesito.
¿Qué aporta la comunidad a Tesla?
Gross usa el símil de Android para explicar lo que busca la marca de automóviles. «Incapaz de mermar a Apple por sí solos, Google creó Android e invitó a otros a usar su plataforma para innovar y crear aplicaciones rivales a la App Store. Para competir con el motor de combustión interna, Tesla tendrá que hacer algo similar».
Según información de Business Week, Tesla estuvo la semana pasada con ejecutivos de BMW para animarlos a que usen el sistema de repostaje rápido de la compañía californiana «e incluso que construyan su propia fábrica de baterías». Si se animan a competir, estás compañías inevitablemente acabarán adquiriendo productos de Tesla, razonan los ejecutivos de la compañía, ya que ellos cuentan con años de ventaja en su desarrollo.
¿Y qué aporta Tesla a la comunidad?
Tecnología punta que ha costado miles de millones de euros en recursos para desarrollar. Un avispado ingeniero del norte de Italia puede empezar a construir su propia fábrica de motores eléctricos basados en el método de Tesla sin arriesgarse a recibir amenazas de los abogados de la marca californiana.
¿Esto tiene precedentes?
La compañía no ha inventado nada; lo que hace que este acontecimiento sea fuera de lo común es que se produzca en la industria de la automoción. A pesar de que los fabricantes de coches se roban ideas constantemente, existe una tendencia al secretismo. En el sector tecnológico, obviando empresas como Apple, existe una sólida cultura de Open Source y Software Libre. En 2005 IBM liberó 500 patentes de software para su utilización con fines de investigación.
¿Qué ha propiciado este cambio de parecer en la compañía?
«En Tesla, nos sentimos obligados a crear patentes debido a nuestra preocupación por que las grandes empresas automovilísticas copiarían nuestra tecnología y aprovecharían su capacidad de producción masiva, poderío de ventas y marketing para vapulearnos. No podríamos haber estado más equivocados. La cruda realidad es que ha pasado lo opuesto: los proyectos de coche eléctrico o vehículos que no queman hidrocarburos son pequeños o directamente no existen, constituyendo de media mucho menos del 1% de sus ventas», afirman en el comunicado.
Tesla trazó un plan hace ya mucho tiempo. Para sacar adelante el proyecto empezarían con coches eléctricos de alta gama. A medida que la tecnología para hacerlos posibles se abaratase, sacarían un coche más económico como han hecho con el modelo S. La hoja de ruta final se culminaría con el lanzamiento de un vehículo de coste medio y bajo. Esta última pieza del plan solo será posible con una economía de escala. «La batería representa un 40% del precio total de un coche. Musk ha dicho repetidamente que quiere desarrollar un coche que pueda venderse por la mitad de precio de su modelo S. La única forma de conseguirlo es ahorrando costes en el precio de las baterías», según Business Week.
 
 

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Patrick Thomas

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