«No creo que haya ninguna emoción que pueda atravesar el corazón humano como la que siente el inventor cuando ve que alguna creación del cerebro se desarrolla hacia el éxito… Tales emociones hacen que un hombre se olvide de la comida, el sueño, los amigos, el amor, todo» (Nikola Tesla)
A finales del siglo XIX, se vivió una intensa batalla en Estados Unidos, marcada por la propaganda política para desacreditar al enemigo y la búsqueda de apoyos para conquistar el territorio. Pero aquella disputa no nacía por asuntos políticos, sino por el movimiento de las cargas eléctricas. La guerra de las corrientes enfrentó al empresario Thomas Alva Edison, promotor de la corriente continua, con el ingeniero serbio Nikola Tesla, que trabajó para el inventor de la bombilla e intentó convencerle de las bondades de la corriente alterna.
El estadounidense no hizo caso a las ideas del excéntrico genio, alegando que eran espléndidas pero irrealizables, y ni siquiera le pagó por sus servicios. «Edison no era un geek, era un CEO», defendía la web The Oatmeal, que recuperó aquella historia en forma de cómic para enaltecer la figura de Tesla.
El diseñador de software Dirk Knemeyer se percató de la popularidad que tuvieron estas viñetas en internet. A él también le obsesionaba la batalla AC/DC desde que conoció la historia por un libro, y pensó que a muchos fans de la tecnología podría interesarles recrear esa eléctrica guerra en el juego de mesa que ha estado diseñando cuidadosamente en los últimos años. «Creo que el diseño de juegos es mi arte, mi forma de contar una historia y compartir mi visión del mundo», cuenta a Yorokobu este empresario, que dedica su tiempo libre a adaptar historias a los tableros.
Knemeyer llevaba razón. Tesla vs. Edison ha recaudado más de 200.000 dólares en Kickstarter (185.000 euros), diez veces más que el objetivo previsto, y el juego comenzará a distribuirse internacionalmente a partir de agosto. Entre dos y cinco jugadores podrán ponerse en la piel de Tesla, Edison y otros inventores a los que también se les encendió la bombilla para que su proyecto eléctrico domine el mercado eléctrico estadounidense y cambiar así el rumbo de la historia. ¿Qué hubiera pasado si el sistema de Tesla no se hubiera impuesto finalmente?
Los participantes contarán con la ayuda de personajes de la época, como George Westinghouse (el empresario que adquirió las patentes de Tesla y que realmente se enfrentó a Edison con su Westinghouse Electric), tendrán que comprar y vender acciones y deberán crear su propia campaña propagandística. Topsy, la agresiva elefanta que Edison ordenó electrocutar para desacreditar la corriente alterna ante el mundo entero, o incluso el trágico invento de la silla eléctrica, que un empleado del inventor estadounidense también diseñó para alertar de que el sistema de Edison mataba, son algunas de las tarjetas que los participantes pueden usar para ganar la partida.
Los mecenas de la campaña han ido contribuyendo a ampliar esta historia de traición y poder: Ada Lovelace, la primera programadora de la historia, o Michael Faraday, que descubrió las leyes de la inducción electromagnética, han sido los personajes más votados y ya forman parte de este juego de grandes inventores.
En tiempos de Candy Crush, Knemeyer ha apostado por diseñar un juego tradicional, nostálgico en su mensaje y en su formato, y por el momento la idea está funcionando. «Un videojuego requeriría un grupo de personas. Generalmente elijo los esfuerzos creativos sobre los que puedo tener un control y entendimiento total», nos cuenta.
Aunque este diseñador se sienta más identificado con Nikola Tesla (por su personalidad introvertida y sus deseos de inventar más que de vender), también cree que el serbio estaba terriblemente limitado. «Para las grandes ideas era una especie de genio en bruto, ha habido pocos mejores, pero no comercializó nada», critica. El pobre Tesla no ha pasado a la historia como el padre de la electricidad, pese a serlo, ni tampoco como el de la radio, ya que Marconi lo timó.
Knemeyer tampoco quiere retratar a Edison como un malvado, y cree que sus contribuciones también cambiaron el mundo. «Siento un profundo respeto por su habilidad de crear y de tener éxito. Creo que tiene mala reputación», explica este amante de las estrategias, que no ha sido el primero en comparar a Edison con Steve Jobs.
Cada jugador puede decidir por sí mismo si le gusta más una figura histórica u otra, pero el objetivo del juego se sigue cumpliendo: transmitir una historia. «No estoy interesado en crear experiencias que no expliquen algo como parte de lo que ofrecen al jugador». El mejor juego para Knemeyer es el fácil de entender pero difícil de dominar. Qué mayor reto que conquistar las lámparas de un país entero.
En la actualidad, las batallas tecnológicas ya no pueden emular aquella guerra de corrientes. «Se podría argumentar que la batalla entre Microsoft y Apple de los años 80 y 90 fue comparable. Supuso la fundación y la trayectoria para el futuro completo de la computación personal. Pero las batallas por los negocios de hoy son más de nicho y menos importantes desde una metaperspectiva», explica el creador de Tesla vs. Edison.
La guerra de las corrientes, cuyo desenlace hace posible que puedas encender la luz de tu casa (de corriente alterna) y disponer de todos los artilugios electrónicos que hoy dominan nuestras vidas, pronto se librará en los salones de medio mundo.