To the moon and back. Ida y vuelta a la luna. Parece el titular de un clásico del rock, pero es el lema que durante mucho tiempo adoptó la Unión Nacional por la Intervención Policial y Especialidades de España. En otras palabras, los antidisturbios de toda la vida.
El fotógrafo valenciano Mario Zamora lo descubrió por casualidad, mientras estaba documentándose durante un trabajo fotográfico sobre la represión policial, que acabaría convirtiéndose en fotolibro. To the moon and back es su título.
Es un proyecto visual que pretende generar un viaje espacial de violencia, tensión y sensaciones alteradas. El fin de las imágenes es inducir a reflexionar sobre la condición humana de los cuerpos de seguridad del Estado, la distancia tomada frente a los manifestantes y las condiciones en las que ejercen su trabajo.
La producción de este libro coincide la entrada en vigor de la llamada Ley Mordaza, el próximo 1 de julio. Es el polémico conjunto de normas que sancionan, prohíben y criminalizan prácticas como parar un desahucio, asistir a una persona sin papeles o retratar a policías durante las cargas.
El lema adoptado por los antidisturbios fue el catalizador de este proyecto fotográfico. «Cuando buscas en Google a la Unidad de Intervención Policial (UIP), la primera web que aparece es ésta», explica Mario. «En esta página hay mucha información autorreferencial, principalmente sobre cuestiones técnicas y burocráticas del cuerpo policial, además de un foro y textos de opinión relacionados con la profesión», añade.
El trabajo, que arrancó en 2012, nace de la necesidad de hablar de «un sistema perverso y reflexionar sobre cómo nos afecta». Al cabo de un tiempo, acabó centrándose en la represión policial. En este sentido, la Ley Mordaza es una coincidencia dentro de un largo proceso creativo, ya que fue redactada más tarde. «He decidido utilizarla, empezando a imprimir el libro el día que entra en vigor la ley», afirma el fotógrafo.
El libro es fruto de intenso trabajo de producción fotográfica y edición, a la vez largo y reposado. El valenciano empezó fotografiando de todo, pero cuando el contenido del trabajo se definió con más precisión, optó por usar solo aquellas imágenes tomadas durante las cargas policiales, principalmente en Madrid.
Ataviado con un casco, salió a cubrir varias manifestaciones con su cámara, que considera su arma particular. «Durante aquellos días, curiosamente, fui golpeado más por teleobjetivos que por porras, pero mi caso es una excepción. Muchos de mis compañeros eran acorralados y atacados sistemáticamente en las diversas manifestaciones. La policía es plenamente consciente del poder de la imagen y tenía identificados a los periodistas que iban a dar una impresión poco complaciente de ellos», recuerda Zamora.
Un día, el 29 de marzo de 2014, la tensión era tal que el fotógrafo decidió marcharse antes. «Fue el día en el que la Policía atacó más ferozmente a la prensa: siete periodistas resultaron heridos», señala Mario, que describe varias situaciones inverosímiles vividas durante el trabajo fotográfico. «En plena carga policial, te sientes en mitad de una guerra: llueven piedras, suenan disparos y sirenas, y todo el mundo corre en todas las direcciones. El nivel de adrenalina es tan alto que apenas eres consciente de lo absurdo que resulta todo», asegura.
En aquella época, Zamora estaba finalizando la tesis de su carrera de Comunicación Audiovisual. «No quería que se quedara en una idea, un millón de palabras sobre algo que no llega a existir. Quise obligarme a darle un sentido a mis imágenes», explica.
Escogió un lenguaje fotográfico poético y muy contemporáneo. Zamora habla de la violencia, el ruido y las sensaciones alteradas de una forma violenta, recurriendo a reencuadres y fuera de campo; ruidosa, porque se sirve del píxel y del grano; y sensorial, porque elige un discurso no informativo.
«Tras descubrir el lema de la Unidad de Intervención Policial, todo cobró más sentido. La abstracción permitía descontextualizar la mayoría de los elementos para englobarlos en otro espacio: el espacio, literalmente», afirma Zamora.
El diseño de la antigua web de la UIP tenía varias referencias espaciales y montajes digitales, con el logo enmarcado en fotos de galaxias y supernovas. «Esa idea de poderlo todo, de ser superhéroes, me resultaba muy irónica y atractiva. Poco después volví a encontrar las mismas palabras en el título de una edición especial de la revista Life, tras la supuesta llegada del hombre a la luna en 1969», aclara Mario.
«Visto desde la distancia, existían ciertas conexiones entre un astronauta y un policía, tanto estéticas (los cascos, las luces) como sensoriales (la velocidad, la tensión, las sensaciones alteradas). Sin embargo, lo que más me interesaba era el sentido poético: conceptos como distancia, dualidad, vacío», agrega el valenciano.
El libro se ha gestado en la escuela de fotografía Blank Paper de Valencia y ha contado con la colaboración de Julián Barón, autor de fotolibros reconocidos como C.E.N.S.U.R.A o Los últimos días vistos del rey.
«En realidad mi aportación al libro ha sido la de mantener un dialogo permanente con Mario. Y tratar de que surgieran las preguntas que le podían acercar más al núcleo del asunto que estaba tratando», cuenta Julián, que este año estrena la exposición Régimen visual en el festival de fotografía de Arles.
To the moon and back será copublicado con RVB Books, la editorial francesa que coeditó Karma, el libro de Óscar Monzón, ganador del premio Aperture en 2013. Con un presupuesto de unos 6.000 euros, tendrá una tirada de 1.000 copias y una pequeña tirada de 25 ejemplares para coleccionistas.
El libro es concebido en conjunto con la web, que pretende popularizar el trabajo de forma participativa. «Soy consciente de lo complicado que resulta el acceso al libro, debido a su lenguaje críptico y abstracto. Mi intención es ir más allá de la experimentación plástica y profundizar en el contenido. Por eso, he creado una plataforma en la que los medios y los procesos han sido contextualizados y explicados», cuenta Zamora. «También he pedido a varios amigos con formaciones diferentes que ofrezcan lecturas distintas sobre los temas principales del proyecto. Son textos que irán actualizándose en una sección a modo de blog, de aquí a septiembre. Además, la web sirve para vender el libro de forma anticipada y poder financiar su producción », agrega.
En definitiva, es una búsqueda experimental de un lenguaje para favorecer una reflexión acerca de un problema, sin limitar la fantasía y la capacidad de relación del posible espectador. «Sugerir, estimular, no informar superficialmente», resume Mario, que es consciente de que un fotolibro tiene un impacto diminuto sobre la realidad. Su intención es llevarlo a lugares más populares y menos artísticos, donde el debate sea más difícil de esquivar.
En el transfondo, hay una ley represiva y reaccionaria, hasta anacrónica y criticada por la Unión Europea. «Un sin sentido», según Julián Barón. «Yo creo que la Ley Mordaza nace muerta, pero no deja de ser el último intento de inmovilización por parte de un Estado que se cree absoluto y blindado, sin darse cuenta de que la sociedad empieza a respirar de otra manera», reflexiona Mario.
¿Cómo hemos llegado hasta este punto? «De un modo muy natural. El objetivo de los representantes del poder es continuar humillando y amedrentando a los ciudadanos», opina Barón, cuyo trabajo fotográfico está muy centrado en el poder político.
«España sigue anclada en una Transición que nunca tuvo lugar. Los mismos que gobernaban hace 50 años siguen haciéndolo ahora, quizás con otros trajes y colores, pero la diferencia es escasa. El Estado del bienestar ha sido una ilusión óptica que mucha gente ha comprado, pero las políticas siguen siendo las mismas. Creo que la verdadera transición está sucediendo ahora, en las calles», concluye Zamora.