Cuando comenzaron los años 90, los mapas políticos se volvieron locos. La Unión Soviética, un gigante que llevaba unido casi 70 años, se desgajó en mil repúblicas ahora independientes. Muy cerca, en Yugoslavia, el proceso de disgregación se repetía, esta vez con el agravante del rastro de cadáveres que abonaron las tierras.
Ha pasado mucho tiempo. Estamos en 2017 y la naturaleza de aquellos procesos no ha vuelto a repetirse de esa manera. Existe, sin embargo, una nación a la que todos los estados del planeta han aportado algo. En realidad, no es una país. Aún. Pero la intención de sus padres fundadores, Michael Hughes y Dalatando Almeida, es que la gran masa de basura que flota en los océanos se convierta en el país Trash Isles.
Trash Isles es una extensión de plásticos y otros restos aportados por el desarrollo humano durante décadas. Tiene el tamaño total de Francia y flota a la deriva oceánica sin que nadie haga nada por eliminarla.
Tanto Hughes como Almeida son creativos publicitarios y han creado esta campaña de independencia bajo el ala de LADbible con el objetivo de que, como país, Trash Isles goce de las mismas medidas de protección medioambiental que el resto de naciones miembros de la ONU.
Peter Heneghan, otro de los miembros de LADbible implicados en la campaña, explica que «en algunos lugares, la mancha es tan densa que se está comenzando a crear superficie terrestre. La situación es una epidemia de tales proporciones que se estima que en 2050 habrá en nuestros océanos más plástico que peces».
Como cualquier candidata a convertirse en una nación soberana, Trash Isles tiene bandera, pasaporte, sellos postales y una moneda propia llamada debris. Todo ha sido creado por el diseñador Mario Kerkstra.
Pasaporte y moneda, sin embargo, no son los únicos requisitos para ser reconocido como país por las Naciones Unidas. Según el primer artículo de la Convención de Montevideo de 1993 sobre los derechos y deberes de los estados, un país debe ser capaz de definir un territorio, formar gobierno, interactuar con otros estados y tener población permanente.
«La primera semana de duración de la campaña, 100.000 personas han enviado una solicitud de ciudadanía a Trash Isles», señala Peter Heneghan. Eso ya es un paso. Además, numerosas personalidades como el exvicepresidente de EEUU Al Gore, la actriz Judi Dench o el campeón olímpico de atletismo Mo Farah han sido nombrados embajadores de la iniciativa.
Quizás no seamos conscientes de la magnitud del problema. A pesar de que la mancha de plástico es culpa de todos, nadie se hace responsable. El director de marketing de LADbible, Stephen Mai, afirma que «ahora mismo, hay plástico suficiente en el mar para circunnavegar la tierra 400 veces. Este material indestructible afecta a cada nivel de la cadena alimenticia. Si nuestros océanos no pueden funcionar correctamente, no podrán aportar reservas de pescado, absorber el carbono para protegernos del calentamiento global o, en términos generales, hacer cualquiera de las cosas de las que depende nuestra vida».