Se allana el suelo, se echa el líquido y esperamos 24 horas. Estas son las sencillas instrucciones que hay que seguir para convertir un camino rural lleno de tierra y polvo en una pista segura para la circulación. “¿Pero eso no es lo mismo que hace el asfalto?”, se preguntarán algunos. Sí, pero la diferencia es que este líquido es respetuoso con el medio ambiente, está hecho a partir de compuestos vegetales no contaminantes y sale a la mitad de precio que el negro alquitrán de toda la vida.
Los creadores del invento son ACT Nanotec, una empresa estadounidense que hasta ahora habían creado antideslizantes y superficies a prueba de casi todo para industrias de lo más variadas. Ahora se centran en la naturaleza y en el problema que se encuentran muchos municipios rurales cuando, por ejemplo, llega la temporada de lluvias.
Cuando el agua cae con fuerza hay desprendimientos de tierra y lo que impide este asfalto vegetal es que los caminos se desdibujen y den problemas de acceso y seguridad a los vecinos que viven en las zonas rurales.
Los ayuntamientos y los consejos comarcales están encantados con el invento, que tiene un precio de cinco euros por metro cuadrado, muy lejos de los casi diez que les cuesta hacerlo con el asfalto de toda la vida. Es transparente y no cambia ni el color ni la textura del terreno sobre el que se vierte.
Es seguro y no sólo sirve para mantener en su sitio las carreteras después de un chaparrón, sino que también evita que se levante polvo en los caminos y sirve para deshacer el hielo de los caminos cuando las temperaturas bajan del cero. También evita la erosión más agresiva, pues la fuerza compactadora del producto es elevada.
Con todas estas virtudes, no es extraño que muchos ayuntamientos de zonas rurales hayan pedido pruebas a esta empresa y todo parece indicar que, al menos en los caminos verdes, el alquitrán tiene los días contados.