En tiempos de recortes presupuestarios, buena parte del futuro ahorro en asistencia sanitaria podría basarse en técnicas de diagnóstico remoto que simplificarían algunos procesos presenciales en las consultas médicas. No parece que quede demasiado tiempo para que la tecnología esté lista para ser utilizada por los usuarios menos duchos. Quizá, el problema resida en la voluntad por parte de las administraciones -o la carencia de ella- por implantarla de manera eficaz. Hay ejemplos a patadas. Os presentamos algunos de ellos.
Las películas que hablan del futuro tienden a centrarse en aspectos básicos para la supervivencia humana como los coches voladores, los monopatines voladores o cualquier otra cosa voladora. Tradicionalmente, también han elucubrado acerca de la alimentación humana en píldoras cómodamente servidas, la supervivencia en condiciones extremas -ya que, como todos sabemos, el futuro es un desierto apocalíptico-, o la telepatía, que lo de hablar está sobrevalorado y para cotillear mola más que no se entere el sujeto del chisme.
No vamos a negar la evidente utilidad de todos esos hipotéticos avances o tecnologías, pero sí vamos a salir un poco del plató de cine para ver qué algunas ideas que bien podrían haber estado en un guión de película de ciencia ficción de los años 70 son una realidad o están muy cerca de convertirse en adelantos críticos para el devenir de la humanidad.
El diagnóstico sanitario es, desde hace más de un lustro, uno de los puntos claves en cuanto al desarrollo en el mundo móvil. Según MobiHealthNews, en 2011 se invirtieron 500 millones de dólares en investigaciones relaciones con la mHealth, más del doble de lo invertido en el año anterior. En los seis primeros meses de 2012 ya se ha alcanzado esa cifra de 500 millones.
Lo excitante de este asunto es que, si bien la mayor parte de esas inversiones van destinadas en grandes pellizcos a startups con proyectos prometedores como Castlight Health o Kinnser Software, los departamentos de investigación de algunas universidades también se han apuntado a la pujanza por el desarrollo de estas tecnologías que están dando sus primeros pasos.
Los estudiantes del Department of Biomedical Engineering de la Universidad John Hopkins, acaban de hacerse con el premio de 250.000 dólares otorgado por Saving Lives at Birth: A Grand Challenge for Development, un programa de desarrollo para reducir la mortalidad infantil en el mundo. El proyecto que han creado y que han bautizado con el nombre de Hemoglobe, es un dispositivo no invasivo capaz de detectar problemas sanguíneos y está dirigido a mujeres de países en vías de desarrollo.
Hemoglobe es un aparato de screening que se conecta a un teléfono móvil y posibilita la detección de la anemia y el envío del diagnóstico telemático al personal sanitario que se ha de ocupar del tratamiento de la afección, especialmente en embarazadas. Según la universidad John hopkins, la anemia causa 100.000 muertes de embarazadas al año en todo el mundo y 600.000 muertes de neonatos. La herramienta tendría un coste de fabricación estimado que oscilaría entre los 10 y los 20 dólares.
No solo del hombre vive el hombre. La conceptos tecnológicos sanitarios aplicados al móvil miran también a los animales. Como contaba Springwise, AliveCor Vet ha creado un monitor veterinario para controlar el ritmo cardíaco. El dispositivo consta de dos electrodos conectados a una carcasa de iPhone. Esos electrodos son capaces de captar el pulso de los animales y registarlo en la app que la misma startup ha desarrollado. El kit tiene un precio de 199 dólares mientras que la app es gratuita.
En España, hace bastantes meses que los profesionales pueden disponer de Dermomap, una herramienta de diagnóstico dermatológico desarrollada por Wake App, y de la que ya os hemos hablado en Yorokobu.
¿Conocéis más ejemplos de tecnología móvil destinada a la mejora de la salud de las personas? Dejadnos vuestras aportaciones en los comentarios.