Existe un museo sin gluten y no es el supermercado que estás imaginando. Para los celíacos de siempre, llega a resultar agotadora la cantidad de productos sin gluten (muchos de los cuales nunca han llevado gluten) que ahora pueblan las estanterías de las tiendas.
Gracias a eso, hay que reconocerlo, el pan o la pasta sin gluten son más asequibles ahora que hace treinta años, cuando ya existía el celíaco, claro, pero era ese amigo de un amigo tan raro que vivía explicando por qué no comía canapés en los cumpleaños o quedaba como alcohólico precoz cuando, en su primera comunión, huyendo de la hostia, comulgaba con vino.
Entonces, una suela de zapato sin gluten solo se encontraba en las tiendas de dietética y costaba sus buenas quinientas pesetas. Sí, la vida del celíaco es más fácil ahora. Pero tampoco hay que pasarse: ¿a quién se le ocurriría comerse un pintalabios? Quizá a la misma persona que, sin ser celíaca, compra alimentos sin gluten porque le han dicho que adelgaza: falso. ¿Cómo lograría una crema solar penetrar hasta el interior del intestino delgado de un celíaco para destrozar sus vellosidades?
La única verdad sobre la celiaquía no te la van a contar los dietistas de Victoria Beckham o Kim Kardashian. Te la va a contar el grupo argentino Los celíacos a través de la letra de su canción ‘Soy celíaco‘. «¿Dónde pongo el ximixurri si la gracia es en el pan?», se pregunta el cantante.
Si, en cambio, te has creído todo lo que se cuenta del gluten, ahora podrás admirar los grandes cuadros en los que antes aparecían espigas de trigo o una hogaza de pan sin que te dé sarpullido.
Ante tales disparates, surge Gluten-free Museum, una pinacoteca que convierte en celíacos a los protagonistas de la historia del arte, eliminando el pan y cualquier alimento sin gluten de cuadros, fotografías y escenas. Este Tumblr, que comparte el arte sin gluten de Cézanne, Manet, Caravaggio y Andy Warhol, entre otros, muestra lo absurdas que habrían sido algunas imágenes sin pan o sin trigo.
La famosa cena de La Dama y el vagabundo, en la que dos perros comparten un espagueti habría sido un aburrimiento sin razón de existir y habría privado al mundo de la muestra de romanticismo canino por antonomasia. Ni las rosquillas de Los Simpsons se salvan en Gluten-free Museum.
Qué diría Dalí si supiese que alguien anda por ahí eliminando el pan de sus cuadros. Borrar el pan a Dalí es casi como borrar de la historia a un artista tan obsesionado con el pan y sus significados que hasta llegó a proponer una sociedad secreta del pan cuyos miembros colocasen, por la noche, panes de quince metros en lugares aleatorios, con el único objetivo de iniciar una especie de revolución a base de desconcertar a la gente para dominar el mundo.
