Una ciudad puede ser mucho más que un contenedor de seres humanos que conviven a diario entre coches, ruido y asfalto. Una ciudad debería ser —puede ser— un espacio de convivencia, de reencuentro con lo humano y lo social, de comunidad.
Jugar a imaginar cómo se puede hacer posible es el leit motiv de Concéntrico, el Festival Internacional de Arquitectura y Diseño de Logroño que acaba de inaugurar su décima edición y que se desarrolla entre el 19 y el 24 de junio. Está organizado por la Fundación Cultural de Arquitectos de La Rioja, y cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Logroño y el Gobierno de La Rioja.

Su director, Javier Peña, lo define como un laboratorio de innovación urbana que invita a reflexionar sobre otros modelos de ciudad y cómo la arquitectura y el diseño pueden ser las herramientas con las que fortalecer la comunidad. Y lo hace a través de la instalación de estructuras efímeras, instalaciones inmersivas, talleres colectivos, encuentros y recorridos urbanos que, durante unos días, convencen a quienes las disfrutan de que son posibles otros modelos de ciudad y otras formas de vivirlas.

En ese juego de imaginación, la organización invitó a estudios y creadores de distintos países y les propuso un reto: ¿qué nuevos usos colectivos podrían tener una rotonda en mitad de una de las calles más transitadas y con más tráfico de Logroño? ¿O una fuente en mitad del Espolón? ¿O un solar abandonado en una de las calles del céntrico barrio de La Villanueva? ¿O cómo hacer más amable una plaza dura como la del Ayuntamiento?

Se trataba, en definitiva, de convertir Logroño en un enorme laboratorio artquitectónico y urbanístico en el que poner el foco en tres líneas de trabajo: el agua (cómo reactivar nuestra relación con las fuentes y las riberas), la alimentación (como práctica relacional, cultural y espacial), el clima (y la necesidad de adaptar las ciudades como refugios climáticos) y los procesos sociales y rituales (como activadores del espacio colectivo donde lo comunitario, lo festivo, lo íntimo y lo político se entrelazan).

Como en un mapa del tesoro muy particular, durante seis días los viandantes pueden recorrer la ciudad a través de 24 intervenciones creadas por equipos procedentes de 16 países de Europa, América y Asia, y participar en alguna de las 40 actividades organizadas en sus calles, plazas, solares, jardines y entornos como Viña Lanciano, en El Cortijo. Todas las propuestas invitan a compartir, a convivir, a jugar, a escuchar y a encontrarse. Y todas ellas han sido construidas reutilizando materiales empleados en otras ediciones o reciclados de otras actividades.

Los estudios y creadores invitados han sido Zyva Studio, SalazarSequeroMedina, Lemonot + O-SH, Bayona Studio, Traumnovelle, Leopold Banchini Architects, Suomi-Koivisto & IC-98, Sam Chermayeff Office, ACTE Studio, Andreia García + Diogo Aguiar Studio, Erazo Pugliese, Sahra Hersi, h3o architects, Raghad Al Ahmad, BairBalliet, Nami Nami Studio, Soft Baroque, Chris Kabel, Emil Ivănescu + Simina Filat, MVRDV, Abad, Borneo, JMBAD (Joseph Melka + Balthazar Auguste – Dormeuil) y Studio An-An.

Y estas han sido algunas de las instalaciones más curiosas.
Una sauna en una rotonda
En la plaza Salón Gran Vía, los coches y el ruido son los reyes. Pero, de pronto, una extraña construcción panelada en madera se erige en mitad de todo ese universo hostil. Son los Roundabout Baths, de Leopold Banchini Architects, una sauna y baños públicos, al estilo de los tradicionales hammanes, que invita a los usuarios a disfrutar del agua y de la calma en su interior. Y lo hace aprovechando una de las dos fuentes que se ubican en ese lugar.


Una piscina monumental o un monumento playero
Ante los efectos del cambio climático y las cada vez más frecuentes (e intensas) olas de calor, se hace fundamental que las ciudades se conviertan en refugios climáticos para sus ciudadanos. En ese sentido, ¿por qué no convertir un monumento con un estanque a su alrededor en una piscina simbólica con una plataforma en la que colocar sillas, tumbonas y colchonetas? En eso, básicamente, consiste Monumental Splash, de SalazarSequeroMedina.

Un ring para cenar en familia
Comer alrededor de una mesa es uno de los actos más sociales que podemos disfrutar en comunidad. También puede convertirse en un momento de trifulca y de combate, porque la convivencia también puede tener aparejados los conflictos. Ironizando con esa idea, Zyva Studio ha diseñado The Boxing Dinner, un ring inspirado en las ágoras griegas ubicado en el Mercado de Abastos de Logroño. La instalación interpreta ese espacio como un lugar de intercambio y multifuncional, donde una mesa pude convertirse en un lugar de interacción y de duelos verbales.


Luz que llena el espacio vacío de una plaza dura
La plaza del Ayuntamiento de Logroño es uno de esos lugares por los que se transita rápidamente y sin detenerse. Nada invita a pararse allí. ¿Pero y si la luz consiguiera llenar ese espacio vacío? 111 Farolas es el proyecto de arquitectura escultórica que ha desarrollado Bayona Studio, en el que recupera 111 antiguas farolas que iluminaban antaño las calles de la capital riojana. Un bosque de báculos y luces, sostenidos por estructuras de andamios, donde la luz y el juego (en su interior hay bancos y columpios) invitan a reflexionar sobre el uso, el reciclaje y la vida cambiante de los elementos urbanos.


El salón de tu casa en mitad de una plaza
Alrededor del fuego y de una chimenea se han reunido siempre los seres humanos para contarse la vida y aprender de las experiencias ajenas. Esa sensación y esa vivencia es lo que ha tratado de reproducir Sam Chermayeff Office en su instalación Fireplace. Un escenario doméstico inspirado en la azotea de la Maison de Beistegui de Le Corbuiser en pleno espacio público: sofás y una mesa frente a una chimenea que invita al encuentro social, y un muro bajo que permite no solo sentarse y apoyar las bebidas, sino también a mirar desde fuera, a observar esa intimidad desde un lugar tan colectivo como es la calle.
Ven, siéntate bajo el árbol y charlemos
Raíces de calidez es el proyecto diseñado por Raghad Al-Ahmed, una instalación inmersiva que celebra el vínculo entre agricultura, familia y lugar. La artista y diseñadora multimedia saudí se ha inspirado en su propia infancia y en las tierras montañosas de Taif, donde la vida comunitaria florecía bajo los árboles. Su propuesta es un paisaje escultórico de estructuras de madera cubiertas por alfombras tejidas a mano por mujeres saudíes siguiendo los patrones tradicionales del tejido Al-Sadu (reconocido por la Unesco) con motivos frutales. Una invitación a sentarse descalzos bajo la sombra de un árbol y reconectar, a abrazar la lentitud y la conexión que la vertiginosa vida urbana nos arrebata.


Nidos en una medianera
Una ciudad no debe ser solo un espacio amable para sus ciudadanos, también debe proteger y cuidar la biodiversidad. Picos es el proyecto de Chris Kabel, un singular nido para pájaros que resignifica un espacio olvidado y en cierto modo de tránsito (es el recuerdo de que hubo algo ahí que ya no está pero que puede volver a ser construido) como es una medianera. Esta es una de las pocas instalaciones de Concéntrico que serán permanentes.


Los niños también hacen ciudad
En el centro histórico de Logroño, en el barrio de La Villanueva, se encuentran algunos solares abandonados que esperan su revitalización. Una de las posibles soluciones es convertirlos en jardines y espacios de juego en los que los niños sean sus protagonistas y sus diseñadores.
La batalla del jardinero planetario, de Borneo, se inspira en el concepto de jardín planetario propuesto por Gilles Clément en su Manifiesto del Tercer Paisaje. Su instalación se ha planteado como un divertido campo de tiro con una plataforma desde la que los niños pueden disparar cañones de semillas, mientras que, desde el punto opuesto, otros chavales riegan el campo con agua en una singular batalla.
Un paraíso escondido tras una puerta
Tras puertas desvencijadas se esconden promesas, si se sueña con ellas. Una combinación de arte, arquitectura, poesía y música es lo que se conjuga en Un tercio de vida, un oasis nacido de las ruinas de un solar abandonado que se convierte en un mágico jardín serpenteante que invita al silencio y a la calma. El proyecto se ubica entre los números 144 y 146 de la calle Marqués de San Nicolás y ha sido ideado por IC-98 & Suomi-Koivisto.


Elogio de lo simple
¿Qué podríais hacer con 20 tableros de contrachapado en un espacio verde junto al río? Ese fue el reto que la organización de Concéntrico propuso a los diseñadores Andreia Garcia y Diogo Aguiar, y la respuesta ha sido su instalación Todas las líneas son discontinuas, un juego de luces y sombras que cambia según avanza el día, un elogio a la simplicidad de la línea recta que solo quiere ser un juego, sin más.