No siempre uno arranca su ordenador y descubre una de esas noticias que pueden cambiar tu vida. Más bien casi nunca. El otro día vi una de esas. Una que afecta fundamentalmente a los deportistas: si hasta la fecha la tecnología ha permitido grandes avances en el desarrollo técnico y físico del deportista, ahora, por primera vez, también se ha aplicado la tecnología a su desarrollo mental, algo que en determinados niveles marca la diferencia entre el cielo y el infierno.
En el lado técnico, existen zapatillas con las que se salta más alto o se corre más rápido, ropa técnica que permite un mejor rendimiento, balones de fútbol con trayectorias alucinantes, palos de golf que lanzan la bola mucho más lejos e incluso unas pulseritas que aparentemente te permitían descubrir en ti unas cualidades que ni sabías que tenías (ahora se van a declarar en quiebra por los 57 millones de dólares en indemnizaciones que tienen que asumir en EEUU por publicidad engañosa).
En el lado físico, se han creado máquinas para muscularte más y mejor, burbujas de aire puro para el desarrollo del sistema respiratorio, técnicas inverosímiles para recuperar lesiones, bebidas energéticas que te hacen mantener el nivel de esfuerzo, compuestos proteínicos, sistemas de entrenamiento específico o las famosas espinilleras de carbono que aguantan una presión tremenda para evitar lesiones en futbolistas. En fin, miles y miles de avances que nos ofrece la tecnología.
Sin embargo, parece que todo el mundo está de acuerdo en que el éxito del deportista no se reduce a ser mejor técnica y físicamente. En los niveles de los deportistas de élite, donde las cualidades físicas y técnicas son similares, la diferencia entre ganar o perder la marca la capacidad mental. Podríamos hablar de madurez, objetivos, equilibrio, método, esfuerzo, sacrificio… pero yo me quiero enfocar sólo en un elemento de esa faceta mental: la capacidad de mantener el equilibrio entre le cuerpo y la mente cuando lo necesitas. Y se preguntarán… ¿y eso cómo se entrena?. Pues hasta hoy se hacía a través de los psicólogos deportivos y sus excelentes y muy eficaces técnicas para conseguirlo, pero la tecnología no acompañaba. Como he dicho… hasta hoy.
Nike ha presentado Nike Sparq Vapor Strobe, gafas para entrenar que hacen que en la sesión se estén desarrollando las facetas técnicas, físicas y… ¡el cerebro! ¿Os imagináis que pudiéramos practicar un deporte en el que pudieras ver un determinado movimiento a cámara lenta y tu cuerpo tuviera más tiempo para reaccionar porque tu cerebro va más rápido? Pues ya no hace falta imaginar más. Enhorabuena a Nike por haber dado un salto cualitativo en el entrenamiento y adaptarnos a los nuevos tiempos.
De nuevo la tecnología al servicio del hombre. Genial.