Málaga, Huelva, Cáceres, Badajoz, Albacete, Toledo, Cuenca, Murcia (Sucina sí tiene y además sale un tío con un puro), Segovia, Salamanca, Valladolid, Soria, Palencia (aunque os salve Herrera de Pisuerga), León, Burgos, Zamora, San Sebastián, Castellón, Girona, Huesca, Teruel, Cantabria, Pontevedra, Ourense, Lugo y A Coruña. Esta es la lista de la vergüenza española. Esta es la relación que pasará, si sus ciudadanos no lo remedian, como la lista de la infamia y herencia indecorosa de próximas generaciones. ¿Qué os pasa? ¿Sois unos amargados? Are you unhappy?
¿Qué queríais? ¿Haceros los especialitos? Es perfectamente entendible que en tiempos de homogeneización cultural, algunos disidentes intelectuales quieran pasar por diferentes, pero lo que no es admisible es querer dejar de lado a esta ola mundial, la de la felicidad, que todo lo inunda de gominolas de colores, osos de peluche esponjosos con aroma a jabón de Marsella y cupcakes cuquis en jardines de kokedamas.
A ver, por establecer un escenario. Estamos en un mundo en el que hay un Instituto de la Felicidad, un Congreso de la Felicidad organizado por dicho instituto o gente como Jorge Bucay, que te obliga a ser feliz. ¿Qué sois entonces? ¿Comunistas? ¿Mourinhistas? ¿Beliebers? ¿Algo peor? Vais a reventarnos el ratio nacional para el Índice del Planeta Feliz, cabrones.
Tras un estudio tan breve como poco riguroso, podemos llegar a la conclusión de que la felicidad se halla eminentemente en las provincias con salida al mar. El indicador es, claro, si se ha hecho versión del vídeo Happy de Pharrell Williams. Bien es cierto que hay otros valores humanos que se pueden medir a través de la tendencia a apuntarse a modas multitudinarias, pero no es ese el objeto de este instructivo texto.
Alicante no tiene uno, sino dos vídeos de Happy. Lo deslumbrante es que también lo han hecho en Benidorm y Elche. Chúpate esa, Castellón. En la Comunidad Valenciana, su capital tiene un Happy con 250.000 reproducciones y otro cover en Gandía.
Por si no fuera suficiente una versión en Almería, también hay una en la Alpujarra almeriense (sí, una parte de la Alpujarra está en Almería). Y ya que estamos, otra en Granada, ‘compae’.
Cruzando Sierra Morena llegamos a la provincia de Ciudad Real, que no tiene costa, pero sí una versión corta, una versión larga de una hora y una versión con lenguaje de signos. Otro pueblo de la provincia de Ciudad Real, Madrid, tienes sus dos versiones de la misma mierda.
Y podríamos seguir con Pamplona, Oviedo, Barcelona, Sevilla o Bilbao. Pero ese recorrido solo serviría para descentrarnos y retrasar la llegada a Cádiz. Cádiz no tiene vídeo de Happy. Pero a ver quién es el guapo que dice que en Cádiz no son felices y, sobre todo, a ver quién es el guapo que supera a este figura.
La conclusión es incierta, pero de los datos se podría inferir una cosa: en invierno, de Madrid p’arriba hace mucho frío como para ponerse a hacer el gilipollas por la calle. Besis de Abraham Mateo.