El origen de los dichos: ‘Venir de perillas’ y ‘De bote en bote’

29 de diciembre de 2014
29 de diciembre de 2014
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De bote en bote

Nada como levantarse generosa por la mañana y decidir que, en lugar de un dicho, voy a hablar de dos. Aquí va el regalito bien envuelto con papel de regalo, lazo y esas cosas de envolver tan cuquis.

El primero, venir de perillas (o de perilla, que también puede ir en singular), significa según el DRAE, «a propósito o a tiempo». «Me viene de perillas», solemos decir, cuando visitamos a nuestra madre y nos regala un estupendo tupper de croquetas (o cualquier otra delicia de madre) que nos arregla la cena si el frigo está vacío.

Si estás pensando que podría hacer alusión a ese montón de pelos tristes que lucen algunos en el mentón, estás muy equivocado. Tampoco busques relación con las peras pequeñas o con su forma.

Lo suyo es acudir al Diccionario, a ver qué se cuentan en la RAE al respecto de perilla. (Inciso: ¡Hay que ver lo sorprendentes que pueden ser algunas palabras, con tantos significados ocultos por ahí). Y en su tercera acepción, descrubrimos que perilla es también la «parte superior del arco que forman por delante los fustes de la silla de montar».

Para decirlo en palabras llanas, la perilla es ese agarradero que hay en la delantera de las sillas de los caballos, al que un jinete puede asirse si el animal hace un extraño y ve el suelo demasiado cerca. (Sí, ahí donde se apoya John Wayne en todas sus pelis del Oeste para poner cara de «nunca debiste cruzar el Misisipi»).

Por esta razón se decía que algo venía de perillas, porque le ayudaba a evitar la caída o el peligro. Más claro así, ¿no?

Hay que añadir, para terminar con la explicación, que también puede usarse la expresión en singular, de perilla. Eso, ya, dependerá de tu gusto y de tu oído, que la música no suena igual de bonita para todo el mundo.

shutterstock_237205768DE BOTE EN BOTE

El segundo regalito de hoy es De bote en bote. Así es como se pone la Puerta del Sol en Nochevieja. Abarrotada, llena. Es una expresión antigua y algunos pensaban que hacía alusión a los botes o tarros de los boticarios y tenderos.

Sin embargo, Covarrubias explica en su Tesoro de la lengua castellana que «bote significa extremidad, y así decimos está llena la sala de gente, o la plaza, de bote en bote, id est, de estremo a estremo».

Por si don Sebastián nos parece poca referencia, José María Iribarren apunta una teoría más: la de Francisco de Paula Seijas Patiño (periodista y ensayista granadino del siglo XIX), quien decía que la expresión viene del francés de bout à bout: de extremo a extremo. Y así lo corrobora también el Diccionario de la RAE.

Le demos la razón a Covarrubias, a Seijas Patiño o a la Academia, lo cierto es que cuando algo está de bote en bote, no hablamos de cuántas cosas hay dentro, sino de lo que ocupan: de una punta a otra. Así que lo de los recipientes queda fuera de la explicación.

Sorpresas te da la lengua, la lengua de te da sorpresas… Y ahora, a recoger los envoltorios del regalito, que mira cómo habéis puesto el suelo.

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