Vénus et Judes: ¿Por qué en casa hay que ir hecho un pintas?

16 de noviembre de 2011
16 de noviembre de 2011
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Se conocieron en 1997. Delphine Lalande y Lionel Besiau trabajaban como estilistas en una compañía de ropa casual. El tiempo iba pasando y cada nuevo diseño dejaba claro que entendían la moda de forma similar. Muy similar.

La amistad entre ellos se iba haciendo más sólida y, a la vez, surgía la idea de emprender algo juntos. La complicidad había llevado a Besiau a diseñar el vestido de novia de Lalande. La lógica dictaba ahora que esa misma visión de la moda y el negocio los llevara a crear una compañía juntos.

En 2006 abrieron una tienda de moda en París. Pero, al poco, decidieron que ya era hora de consumar sus sueños: crear una línea de ropa interior que combinase el concepto de comodidad con la sensualidad y la seducción.

La intención de vestir cómodo, a menudo, se asocia al denostado chandal y a prendas que no prestan ningún interés por destacar ni figura ni belleza alguna. Tampoco el hecho de estar en casa está indomablemente asociado a ir hecho un pintas.

Lalande y Besiau no veían lógicos estos sobreentendidos que, a menudo, parecen incuestionables. Los estilistas no habían encontrado hasta el momento ninguna línea de ropa que aunara confort y seducción. Así que… la crearon ellos.

La llamaron Vénus et Judes. La presentaron en enero de 2008 y, desde París, fue saltando por varios mercados hasta llegar a Japón. En unos meses, estarán en Nueva York y la marca se venderá, además, en Internet, según los diseñadores.

En un principio diseñaron ropa para mujer, hombre y niños. En la actualidad, “nos hemos centrado en las colecciones para adultos en casa”, especifican. “Queremos que se sientan a gusto y, a la vez, seductores cuando están en casa. Utilizamos tejidos suaves y sensuales como el algodón, la seda y la cachemira”.

Vénus et Judes buscan con estas prendas cambiar las escenas cotidianas en un dormitorio, una cocina, un salón… Esos lugares donde no es tan fácil encontrar a un hombre o una mujer interesados en embalarse en telas que les favorezcan porque, a menudo, reservaban las indumentarias más descuidadamente atrevidas para la privacidad del hogar.

Este artículo fue publicado en el Especial Moda de la revista Yorokobu de noviembre de 2011

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