De fotoperiodista a mejor fotógrafo de bodas del mundo

«Yo estaba muy feliz en la prensa y jamás pensé que algún día haría fotografía de bodas». La vida de Víctor Lax ha dado un vuelco en 2017. La web internacional Fearless Photographer le ha nombrado mejor fotógrafo de bodas del mundo. No ha sido una elección al azar. Lax ha sido escogido por un jurado especializado entre casi 4.000 fotógrafos, en una competición donde se suelen presentar cerca de 15.000 imágenes por ronda.

«Los fotógrafos homenajeados por Fearless Photographer no tienen miedo de atreverse. Es una vuelta de tuerca más al proceso de transformación por el que pasa el reportaje social en todo el mundo. Se trata de jugar con la composición, capturar momentos que no estamos acostumbrados a ver en una boda, darle un toque más personal… Al fin y al cabo, es fotografía pura y dura, pero aplicada a una temática concreta», cuenta Lax desde Zaragoza.

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Ser distinguido por el directorio de fotografía de bodas más prestigioso del planeta ha dado un fuerte empujón a su carrera. Desde hace unos meses, Lax no da abasto. Todos sus fines de semana de 2017 y la mayoría de 2018 ya están reservados. Es el sueño de todo fotógrafo de bodas, y más aún teniendo en cuenta que hace tres años que Lax puede permitirse el privilegio de escoger a las parejas que retrata. «Solo fotografío las bodas que me interesan. Me gustan aquellas que ofrecen una experiencia diferente a los invitados. Una boda de ocho horas con un calendario previsible no me estimula. Me atraen más las que duran varios días, en las que los novios quieren celebrar algo más. El factor humano y cultural es muy importante para mí», cuenta.

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Una de las últimas bodas inmortalizadas por el objetivo de Lax tuvo lugar en los Pirineos. «La pareja invitó a sus amigos desde el viernes. Habían preparado un programa cultural con danzas típicas regionales», explica este fotógrafo. Es un nuevo fenómeno social. Las celebraciones cada vez se parecen más a una luna de miel coral, en la que los novios dividen momentos íntimos y muy especiales con sus amigos y familiares en un escenario distinto del que estamos acostumbrados a ver en las bodas más tradicionales. Es quizás la versión 2.0 de la clásica boda gitana con una apuesta clara por la fotografía de autor.

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Su pasado como fotorreportero ha contribuido a la consolidación de su sello personal, muy demandado por las parejas extranjeras que optan por casarse en España. El fotógrafo oscense dedicó 10 años a la información en medios como la agencia EFE y el Heraldo de Aragón antes de dejarlo en 2010. «Hoy me llaman fotoperiodistas que están trabajando en plantilla de periódicos. Quieren trabajar conmigo por el simple placer de hacer una boda a mi estilo, que al fin y al cabo es muy parecido a lo que se hace en prensa», afirma.

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Atraer clientes extranjeros y trabajar su estilo permite a Lax cobrar más del doble que sus colegas españoles, con un caché de 4.000 euros por boda. Viaja a países como Italia e Turquía para realizar sus coberturas, que aborda como reportajes o incluso como proyectos personales. «Hay muchos otros profesionales en España, como Marcos Rojo y Virginia Gimeno, que también han sido galardonados y están viajando por todo el mundo haciendo bodas», informa.

Alemanes, ingleses y franceses son los que más le buscan. A veces también estadounidenses. Celebran su enlace en España porque es más barato y más seguro. «Después de la crisis y por causa de los atentados terroristas en los países musulmanes del Mediterráneo, nuestro país se ha convertido en un destino muy atractivo», destaca Lax.

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Llegan a él por el boca a oreja, a través de la web Fearless Photographer o de su cuenta de Instagram, que tiene 23.000 seguidores. «Las personas hoy tienen una cultura visual enorme. No es como en la época de mi madre, en que solo había el Hola como referencia. Hoy muchos novios saben exactamente lo que quieren para su boda, y sobre todo saben lo que no quieren. Antiguamente, todos los fotógrafos de boda hacían más o menos lo mismo. Hoy cada uno tiene su propia impronta», explica Lax. «Cabe destacar que si yo soy un Fearless Photographer, también lo son mis parejas. Yo tengo muy claro que mi fotografía no puede gustarle a todo el mundo y que ellos se arriesgan mucho cuando me contratan», agrega.

Consigue conciliar su vida laboral y familiar porque trabaja con su mujer, Erika Biarnes, una arquitecta de 33 años reconvertida en fotógrafa. «Empezó conmigo el año pasado. Hoy debo reconocer que mi trabajo sería imposible sin ella. Erika aporta una mirada femenina y un lado humano, una mayor conexión con la novia. Un hombre a veces no consigue entender lo que le pasa a la mujer en el momento de su boda. Es más, algunas de las fotos galardonadas por Fearless Photographer fueron ideas de Erika», revela Lax. Hoy Erika es un segundo fotógrafo que le apoya en todo el proceso creativo.

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Lax no se duerme en los laureles ni se aferra a una fórmula concreta. A él le gusta experimentar constantemente. Tras año conviviendo con su objetivo de 35 mm., el año pasado decidió arriesgarse con un 28 mm. «Es más difícil, pero me encanta. Quería dar un paso más y obligarme a tener un mayor acercamiento cuando estoy fotografiando», explica.

Su búsqueda es incesante también a la hora de encontrar sus referencias. «Un buen fotógrafo tiene que nutrirse de fotografía, igual que un escritor tiene que leer muchos libros», asegura. Cita a James Nachtwey, Steve McCurry y Alex Webb, entre los clásicos, y a Fer Juaristi, un maestro mexicano del reportaje social que sabe jugar como pocos con los colores cálidos y las texturas de su tierra. «Miro mucho fotoperiodismo y, por supuesto, a los otros fotógrafos de boda. Pero también intento ver bastante pintura – Joaquín Sorolla es mi preferido – y otros tipos de lenguajes fotográficos, como la Agencia VII o la Agencia Magnum. Me encanta Daniel Ochoa de Olza, de la agencia Associated Press, por su forma originalísima de documentar las fiestas de pueblos en España en Semana Santa. Sus fotos de las corridas de toros me fascinan, aunque es un festejo que odio», dice.

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Su eterno desafío es evitar el odioso deja-vu, que muchos fotógrafos experimentan a lo largo de su proceso creativo. «Lo hablaba justo el otro día con mi colega francés Franck Boutonnet. Le decía que tenía la sensación de estar haciendo lo mismo todo el tiempo. Siempre intento no dejarme llevar por las fotos que he hecho antes, por la fórmula que sé que va a funcionar. De cara a la galería está todo bien, mi carrera va viento en popa, pero a veces me parece que me estoy repitiendo. Es algo que me preocupa», reconoce.

Lax analiza su carrera en perspectiva. «2015 fue un año de transición, en el que no tenía claro del todo qué camino quería coger. 2016 fue genial: sabía lo que quería y mi trabajo fue creciendo. Tengo la sensación de que 2017 es otro año de transición. Siento que se está preparando un nuevo pico para 2018, otra etapa como fotógrafo de bodas, aunque no sé todavía si con más o menos fotoperiodismo. No estoy agobiado, realmente estoy muy contento con mi trabajo, pero el tema del deja-vu siempre está presente», reflexiona.

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Mucho se ha escrito sobre el auge de la fotografía española, celebrada este año en el festival internacional de fotografía Les Rencontres d’Arles, en Francia. Para este fotógrafo, la famosa genialidad de sus conterráneos salta a la vista también en su campo. «España está ahora mismo en la vanguardia en la fotografía de bodas. Los españoles son muy creativos y están innovando constantemente. Nuestro país ocupa una de las posiciones más altas del mundo en los concursos temáticos, juntos a EE UU y a veces Italia. México tampoco se queda atrás. A lo mejor esto se debe a que la sangre de los latinos es más caliente», señala.

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Cuando Víctor y Erika decidieron casarse recurrieron a los servicios de los canadienses Daniel y Davina Kudish, considerados uno de los mejores fotógrafos de bodas del mundo. «Teníamos muy claro qué tipo de imágenes queríamos», asegura Lax. «Yo diría que he sido un buen cliente. Estuvieron aquí en España durante cinco días a cuerpo de rey. Los tratamos como amigos y como los grandes profesionales que son», asegura Lax.

Una curiosidad: por dos años seguidos, Daniel Kudish ha sido declarado el mejor fotógrafo del mundo por Fearless Photographer. Lax no podía encontrar una forma más épica (y premonitoria) de celebrar su boda.

El vídeo de boda también es cine de autor

La boda de Víctor Lax y Erika Biarnes, según Daniel y Davina Kudish
La boda de Víctor Lax y Erika Biarnes, según Daniel y Davina Kudish
La boda de Víctor Lax y Erika Biarnes, según Daniel y Davina Kudish
La boda de Víctor Lax y Erika Biarnes, según Daniel y Davina Kudish

3 Comments ¿Qué opinas?

  1. Muy buen artículo, a la altura de las imágenes de Lax, así como de los buenos fotógrafos españoles que van consolidándose.

  2. ¿ Esta afincado en Zaragoza o en Baleares ?. Porque en los premios fearleas aparece como de Baleares y en su web parece que esta afincado en Zaragoza. Es un gran fotógrafo con gran porcentaje de fotos geniales por boda, aunque a mi parecer su nivel ha bajado mucho en las ultimas que ha publicado, Con el 28mm parece que pierde bastante respecto al 35mm. Pero bueno…es su decisión. Me encantan algunas bodas de hace años en higkey. Magníficas. Es un artista.

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