El esfuerzo, tanto físico como como intelectual, que requiere echar a andar una empresa es innegable. Son horas de vigilia, alimentación a salto de mata, burocracia, reuniones interminables, golpes, disgustos y alegrías. La consecuencia de esto es que, posiblemente, al llegar el momento en el que tienes que crear el vídeo de tu startup, llegues tan agotado que tu creatividad no alcance para elegir una música en condiciones.
O sea, a ver si me he enterado. Llevas dos años dándoles vueltas a una idea. Has conseguido reunir a un grupo humano que te ayuda a llevarla a cabo. Consigues la inversión necesaria para empezar, ya sea sangrando a tus familiares y amigos o por la divina intervención de un business-angel-gurú-empollón. Sin embargo, cuando toca idear cómo presentar el proyecto al mundo, la intención o la pasta no te llega para, o bien pagar por una canción diferente, por pedírsela gratis a un grupo que esté empezando o, sencillamente, pensar en otra solución. FAIL.
Esta circunstancia, la homogeneización del discurso entrepreneur, podría causar situaciones muy incómodas que pueden dar la traste con el más infalible plan de negocio. Entremos a analizar el grupo de vídeos al que calificaremos como «de guitarrillas felices, ukeleles y campanillas». Ejemplos.
VivaLiva, Arriendas o SpareRoom son startups tecnológicas relacionadas con la búsqueda y alquiler de pisos en distintos lugares del mundo. Cada una tiene sus matices, pero desde el momento en el que todas utilizan la combinación dibujicos simpaticotes + ukeleles felices yo ya no sé si quería buscar una vivienda en Vancouver o en Santiago de Chile.
La cosa se complica aún más cuando las compañías no tienen mucho que ver entre sí. Tú, dejándote llevar por las evocadoras melodías que emanan de estas cartas de presentación, dejas que tu mente vuele libre. Es entonces cuando confluyen los conceptos. Punchd se dedica -hasta el 7 de junio, fecha de su cierre- a ofrecer servicios similares a los de las tarjetas de fidelidad de los comercios. Llegas, escaneas un código y ¡bebida gratis! Por otro lado, Mango Health ayuda a organizar la medicación que has de tomar en caso de que estés enfermo.
Las asociaciones que se pueden dar entre bares y narcóticos son muy caprichosas, por eso hay que tener cuidado de no terminar pidiendo un gramo de cocaína mientras escaneas un código QR. Lo de que los camellos que conoce Antonio Dyaz ofrezcan tarjetas de fidelidad y descuentos por reincidencia es una posibilidad a explorar. Ahí lo dejo.
El problema es que uno escucha guitarrillas felices y acaba imaginándose en un rancho del medio oeste americano, tocando un banjo, viendo atardecer y toqueteando el smartphone. Y se empieza así y se acaba dando tirones a bolsos de señoras mayores.
Pasamos al grupo dibujillos simpaticotes + pianillos felices. Aquí, los vídeos, más que con un aire evocador, se plantean con un tono aspiracional, del rollo «¡Eh, aquí estamos, para comernos el mundo con una sonrisa!». El tono es el mismo de siempre: ni una mala palabra, ni una buena acción. Vacío. Inocuo. Transparente. Porque lo último que quieres causar con tu vídeo es rechazo, ¿verdad? y todo el mundo sabe que nadie rechaza la música de intro de telefilmes de sobremesa rodados en Cape Cod.
Ojocuidao, que vamos para bingo. Si de verdad eres un tipo ambicioso, alguien capaz de ofrecer al mundo un servicio de valor añadido, capaz de atraer a inversores, usuarios y potenciales ligues, por lo que debes apostar decididamente es por el letal cóctel guitarrilla + pianillo (Disclaimer: Este jingle enconcreto se puede encontrar en más vídeos).
También podría darse el caso de que quieras dejarte de zarandajas y diferenciarte ya no de la competencia, sino de todo el mundo que te rodea en general. En tal caso, la respuesta está en el vídeo de Zazzle, una empresa que se dedica a crear camisetas personalizadas. Las tres premisas para que el mensaje cale en los receptores son:
1.- Quita esa puñetera música mil veces oída.
2.- Mete dibujos feos. Los dibujos feos son difíciles de repetir y se diferencian unos de otros.
3.- Haz que en tu vídeo salga un unicornio cagando.