El dolor de los campamentos de refugiados en la frontera griega llega con la anestesia que da la distancia. Los casi 3000 kilómetros que separan a España de Grecia no pueden, en cualquier caso, hacer que el tumor desaparezca. Por eso, cuando la doctora Elena Sobrino o la enfermera Gemma Poca narraban ante los periodistas la situación en los asentamientos de refugiados, lo que en realidad hacían era desencadenar un protocolo, una herramienta social necesaria para los ciudadanos de toda Europa.
Martin Baron, el periodista en cuya historia se inspiró la película Spotlight, es de los que creen que la tecnología es clave para que esa ‘herramienta social’ sea efectiva. Baron, explica que hallazgos como el vídeo 360 pueden hacer que el lector sienta las noticias, que esté donde se producen. «Los lectores esperan experiencias inmersivas que les lleguen por múltiples sentidos», dice.
Además, la tecnología ha conseguido que la fiscalización de la actividad periodística sea mucho mayor que hace no demasiado tiempo. «Gracias a Internet, la gente puede pedirnos explicaciones. Es importante que demostremos nuestra independencia día a día», señala el estadounidense.
[pullquote]Buen oído, buena vista y una voz que da expresión a aquellos de cuyas vidas informamos.[/pullquote]
Baron, un tipo acostumbrado a ver desfilar los premios Pulitzer por las redacciones que dirige, espera que el futuro del periodismo se encuentre en el equilibrio entre la cara humana y la técnica en una redacción. Según su criterio, los periodistas «deben utilizar la red de manera avanzada, ocuparse de las redes sociales o hacer un uso extensivo de los datos». Sin embargo, insiste en que «detrás de las noticias hay seres humanos que utilicen esa tecnología».
El periodista explica el cambio que ha supuesto para The Washington Post la llegada de Jeff Bezos, un empresario que procede del ecosistema del comercio electrónico. Bezos ha aportado una visión en la que el periódico, además de considerar a quien está al otro lado como un lector, lo considera como un consumidor, como un cliente. «Se ha centrado en cómo triunfar en la era digital y en cómo convertirnos en una empresa que responde a las necesidades de ese cliente»,asegura Baron.
Es muy probable que la mala prensa de la prensa venga por la praxis de un sector de la misma. Las causas son un buen puñado y van desde la dependencia de poderes alejados del interés común a la precariedad y la falta de recursos con los que trabajan los profesionales. Sin embargo, nunca se ha dejado de hacer buen periodismo. La obligación del ciudadano es exigirlo, encontrarlo y devorarlo. No hace falta, sin embargo, ser un sabueso para detectar que lo que han hecho Martin Baron y los equipos que ha tenido a su cargo encarna los valores universales que se le suponen al periodismo. La obligación de la sociedad es cuidar esa herramienta de fiscalización.
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