La verdad ha sido siempre una selección parcial de todo lo que ocurría en la realidad. Lo que cualquier ciudadano podía percibir se limitaba al cuadrilátero que un periodista, un cámara o un editor decidían mostrar. Todo aquello que quedaba fuera del encuadre no existía para las sensibilidades adormecidas del espectador de sofá y cenita en bandeja.
Esa verdad cercenada se diluye cuando se abre el cuadro. En el caso del periodismo, es la realidad virtual la que se encarga de sacar de la oscuridad a aquello que en el pasado se ocultaba tras el operador de cámara.
Esta manera de contar las historias requiere de un reinicio a la hora de emplear lenguajes, recursos y narrativas periodísticas. Si antes era el periodista el encargado de contar la historia y, además, de tratar de transmitir sensaciones, de trasladar la historia hasta el espectador, desde ahora se puede arrancar al espectador de donde se encuentra y trasladarlo (virtualmente) al lugar mismo de la acción.
Es él, el que en el centro de propia noticia, mira, escucha, siente y genera sensaciones a partir de la cercanía con la acción. En muchas ocasiones, la figura del periodista será totalmente innecesaria como narrador de historias que no lo necesitan: muchas de estas historias se narran solas.
Así ocurre con espectaculares experimentos como Clouds Over Sidra, un reportaje que traslada al espectador a la cruda realidad del campo de refugiados sirios de Za’atari, en Jordania; o con The Displaced, la historia que narra el desarraigo de los desplazados a través de la historia de tres niños huidos de zonas en conflicto.
El vídeo 360 se convierte así en una herramienta de sensibilización muy efectiva. No tiene solo la capacidad de mostrar algo, sino de sugerir empatía con situaciones que, en el pasado, podían ser invisibles.
Aunque es en ese tipo de historias donde la realidad virtual muestra todo su potencial como arma de sensibilización social, esta herramienta puede también plantear situaciones más amables que tengan el objetivo de hacer que el espectador experimente situaciones que le eran ajenas. Así se puede percibir en Campo urbano, ciudad rural y Urban beekeeping, los dos reportajes realizados en 360 dentro del Immersive Journalism Lab de The App Date y firmados por RTVE, Vocento, ElDiario.es, El Mundo, El País, Grupo Zeta, Cadena Ser, La Sexta y Yorokobu.
El primero de los reportajes enfrenta dos realidades antagónicas. Por un lado, el ajetreo de la ciudad así como sus ventajas en términos de ocio o cultura. Por el otro, la vida rural, el sosiego y el aire limpio. El aporte extra viene a través de la capacidad de apreciar estas dos realidades simultáneamente, en una misma escena, gracias a la división del escenario en dos mitades de 180 grados. Delante, el campo; detrás, la ciudad.
Urban Beekeeping es un retrato de una actividad reivindicada desde algunos sectores de la ciudadanía: la apicultura urbana. María Vega encabeza Miel de Barrio, un proyecto que pretende llevar las abejas a las ciudades con el objetivo de separarlas de las causas que están provocando una drástica reducción de su población. Si nunca has experimentado la sensación de estar rodeado de miles de abejas, esta es la mejor manera sin sufrir el riesgo de acabar como Macaulay Culkin en My Girl (spoiler: muerto).
Ambas historias son las primeras que forman parte del catálogo de Vreak, el primer canal de noticias e historias de realidad virtual en España que ha sido impulsado por The App Date y Double You.
Vreak es, a la vez, una app móvil (con versión en iOS y Android) diseñada para alojar y mostrar una selección de historias relevantes en VR.
En pocos días, Vreak presentará la siguiente historia, una pieza de realidad inmersiva creada por el programa de La Sexta Salvados y Oxfam Intermón. Esto es Madrid (que así se llama el reportaje) confronta diferentes realidades como son la pobreza extrema que podemos encontrar en poblados chabolistas a las afueras de la ciudad, pobreza relativa con familias de clase media que han sufrido las consecuencias de la crisis económica y la de la clase adinerada.
Yorokobu contará, a su vez, en muy pocas semanas, con su propio espacio de contenidos en realidad virtual en Vreak.
[…] Muera el periodista y viva el espectador (y la historia) […]