El insólito pirata que inspiró a Darwin

5 de junio de 2014
5 de junio de 2014
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Fuente: Biblioteca Nacional de Australia

Ignorantes, brutos, malolientes, violentos, ladrones o locos. Palabras que bien podrían describir a los temidos piratas y que, sin embargo, no lo hacen siempre. Sirva de ejemplo William Dampier, un corsario que, además de disfrutar del oro, sentía la necesidad de anotar todo lo que veía. De ahí que sus apuntes sean considerados hoy joyas de la historia y las ciencias naturales. 
dampierNacido en 1651 en Somerset, Inglaterra, inició sus andanzas marineras con tan solo 16 años, al escaparse de casa del tendero que lo acogía y unirse a la tripulación de un buque mercante. Debió disfrutar tanto con la experiencia que, unos años después, se alistó en la Royal Navy, la Marina Real británica. Un hecho que contrasta con el oficio que el destino le tenía reservado: ser el pirata responsable del descubrimiento de Australia.
Un pirata aventurero y sobre todo, curioso. Dampier llevaba siempre consigo unos diarios de viaje en los que registraba sus descubrimientos. Plantas, animales, indígenas o modelos de navegación eran los protagonistas de sus descripciones y, como buen científico, recogía muestras que guardaba en su equipaje. Una de las primeras apariciones de la palabras león marino, subespecie, aguacate y los efectos de la marihuana aparecieron en sus escritos.
El científico bucanero logró circunnavegar el mundo tres veces. Con todo el conocimiento que adquirió a raíz de la hazaña, trazó el mapa pionero que enseñó a los cartógrafos a dibujar las áreas terrestres siguiendo la línea de costa.
Sus cuadernos sirvieron de inspiración y guía a investigadores como Charles Darwin, que los usó de referencia en sus estudios de las Islas Galápagos, o Benjamin Franklin, en la corriente del golfo. ‘La mente de información’, como lo llamaba Darwin, poseía tanta experiencia en los mares que, durante toda su vida, recibió numerosas ofertas de trabajo para dirigir expediciones por la mar.
Una de ellas fue, precisamente, la encargada por el Ministerio de la Marina británico, que pidió a Dampier estudiar con más detalle Nueva Holanda, hoy conocida como Australia. Unos años antes, en 1688, se convirtió en el primer británico en pisar esta tierra cuando el Cygnet, el barco pirata en el que se viajaba, arribó en la costa norte en busca de provisiones.
australia
La expedición transcurrió del modo menos previsible. La tripulación del Roebuck desconfiaba de un antiguo pirata, a lo que había que añadir las malas condiciones en las que se hallaba el navío. El viaje no terminó bien para Dampier, que no recibió recompensa alguna. Se cumplió uno de los tópicos: la tripulación le acusó de haberse gastado todo el dinero destinado a la expedición, y para vergüenza científica, resultó ser cierto.
Pero eso no impidió que Dampier sirviera como fuente de inspiración para algunos escritores de su época. Daniel Defoe, autor de Las aventuras de Robinson Crusoe, se sirvió de la historia de uno de sus compañeros de viaje, Alexander Selkirk, y empleó el mapa del pirata para describir los lugares por los que navegaba su protagonista.
robinson crusoe
Su admiración se hizo patente cuando escribió Nuevo viaje alrededor del mundo por un rumbo antes seguido y La vida, aventuras y desventuras del famoso Capitán Singleton, un émulo literario del pirata.
La misma admiración que sintió Johnathan Swift, autor de Los viajes de Gulliver, cuyo protagonista cita varias veces a ‘su primo Dampier’ y en la que la raza de los yahoos se basa en las descripciones de los aborígenes australianos escritas por el corsario .
Todas las anotaciones de Dampier fueron recopiladas por él mismo en varios libros, entre los que se encuentra Un nuevo viaje alrededor del mundo y Un viaje a Nueva Holanda. Obras que bien podría haber escondido una isla secreta, pues valen, para la ciencia, mucho más que un simple cofre de oro.

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