Mierda a espuertas. Raúl Barbolla tenía esa sensación en los días más duros de la pandemia:
El virus es una mierda.
El confinamiento es una mierda.
Contagiarse es una mierda.
Morirse es una mierda.
No poder ver o abrazar a tus padres, hijos, amigos, pareja es una mierda.
Todo esto y un largo etcétera componen esta gran mierda que nos está tocando vivir.
Estos pensamientos pasaban por su cabeza. Oía la palabra mierda por todos lados. Él mismo la pronunciaba hasta hartarse: «Me encontraba todo el tiempo diciendo mierda». Aquello no llevaba a ningún lado. Menos aún, la queja y el llanto. «¿Me iba a quedar quieto, lamentándome? No. Yo no me paro».
El director creativo conocido como LeRaúl siguió poniendo sus ideas en orden:
Una mierda, sí.
Pero todos tenemos el poder de mirarla de otra manera.
Darle otro color y otro olor.
Utilizarla como medio de expresión.
Con positivismo, humor y buen rollo.
Reformularla con mucho arte y transformarla en algo más que solo una mierda.
Hay que seguir adelante, se decía. Pase lo que pase, pensaba. «Podemos darle la vuelta a esto. Podemos mirar las cosas de otra manera. Si pintas las cosas de otro modo, dejan de ser una mierda. Si debajo del marrón pones un cucurucho, es un helado. Lo transformas. Le quitas su antigua apariencia y lo conviertes en algo mejor. O lo pintas de rosa y deja de ser una mierda para convertirse en un helado de fresa».
Tal vez esto te parezca un discurso de mierda.
Pero una mierda es también no hacer nada.
Y esto, al menos, como buena mierda, desahoga.
Esta reflexión escrita en marrón se convirtió en un manifiesto que llamó #YoSíPintoUnaMierda y que sirvió de invitación a ilustradores y artistas a expresar una reflexión, una propuesta, una reivindicación sobre el «lienzo de una mierda».
Quería decirles que la opinión de todas las personas cuentan, lo que hacen cuenta: «Que no gasten su tiempo en quejarse y hagan cosas. Tengo un amigo que está jodido, como todos, pero va a comprar comida al supermercado y la reparte entre gente que la necesita. Todos podemos aportar algo».
En la cuenta de Instagram @yosipintounamierda ya hay más de 100 obras que se han unido al manifiesto #YoSíPintoUnaMierda y #MakeShitDontJustPoop, en su versión en inglés. «Es un ejercicio de adaptación. Es un grito de optimismo», dice LeRaúl. «No podemos quedarnos quietos. Tenemos que cambiar muchas cosas» (menos una: la forma de desear suerte en el mundo del teatro, que va que ni pintada en esta entrevista. «¡Mucha mierda!», jalea como traca final).