Fotonovelas contra la gentrificación

30 de noviembre de 2013
30 de noviembre de 2013
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La gentrificación, el proceso de transformación urbana en el que la población original de un sector o barrio deteriorado es progresivamente desplazada por otra de un mayor nivel adquisitivo a la vez que se renueva –según Wikipedia-, es un término que no aparece en la RAE; sin embargo, su presencia en todas nuestras ciudades es arrolladora.

Left Hand Rotation, un colectivo cuyos miembros trabajan de forma anónima en proyectos experimentales con el objetivo de concienciar sobre este fenómeno, lo define como “una respuesta aspiracional de las instituciones públicas a una política de desarrollo global cuyo objetivo es la implantación de ‘Ciudades Marca’”. Como medida para luchar contra ello, realizan talleres creativos por urbes de todo el mundo que involucran a los vecinos de los barrios que sufren este tipo de desplazamiento. “Funciona como artefacto de difusión para facilitar el acceso a la comunidad local a información sobre los impactos y problemáticas asociadas a estos procesos”, explica el portavoz de grupo.

La última edición de estos talleres que llaman Gentrificación no es un nombre de señora se ha desarrollado junto a los vecinos del barrio de La Perseverancia (Bogotá), un distrito céntrico de la capital colombiana cuya cercanía al barrio de la Macarena (conocido como el soho bogotano) le convierte en un candidato óptimo para ser ‘ocupado’. Antes de actuar aquí, el colectivo ha recorrido barrios que sufren idéntica amenaza en Bilbao, Gijón, Madrid, Valencia, Lisboa, Brasilia, Sao Paulo y Rotterdam.

En el trabajo en Bogotá (que se realizó en septiembre como parte de La Otra Bienal de Arte Contemporáneo), Left Hand Rotation animó a los vecinos de los barrios de Perseverancia, La Macarena y Bosque Izquierdo a crear una fotonovela colectiva cuyo argumento mostrase al público las problemáticas generadas por los procesos de gentrificación. “Realizaron guiones, storyboards, actuaron y hasta grabaron un rap”. En otras palabras, hacer que la «gente del barrio de toda la vida» se reuniera para ponerse manos a la obra con un proyecto artístico con mensaje propio y bien definido.

Los documentales, las cartografías, las entrevistas y demás material recopilado de los trabajos de cada uno de los talleres se suma a otras acciones puntuales que han realizado en distritos como el madrileño barrio de Malasaña y a la plataforma de colaboración que han abierto en la red llamada Museo de los Desplazados, donde se recogen registros y documentación que les envían de todo el mundo relacionados con este problema. Incluso han elaborado un mapa donde los internautas sitúan los distritos del planeta que están sufriendo este azote municipal, “y desgraciadamente crece”, aporta el anónimo portavoz del colectivo.

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Ellos mismos pueden numerar los pasos en los que se divide este proceso cuando ocurre, que casi siempre sigue un orden previsible: “1º Abandono por parte del poder público; 2º Una deliberada estigmatización del lugar; 3º Reinversión en el barrio (El precio del suelo estaba ya tan bajo que vuelve a ser rentable invertir. Normalmente se conceden a una empresa privada la gestión); 4º Elitización y 5º Expulsión de las clases más vulnerables”.

Para poner ejemplos sobre la mesa, hablan de algunos de los barrios más emblemáticos de algunas capitales mundiales y muestran cómo realmente, con la connivencia de los gobernantes, sucedieron estas ‘ocupaciones’ de las clases altas y las empresas sobre las clases bajas y los negocios familiares.

“El Soho de Nueva York fue un barrio de artistas que con la llegada de galeristas y yuppies se transformó en lo que es hoy, un barrio elitista. Otro caso es el de Malasaña (Madrid). El hecho de que apareciera el grupo de empresas Triball fue un proyecto gentrificador muy claro. Desde entonces el barrio murió como núcleo de subcultura. Se empezó privatizar el espacio público y se produjo un cierre masivo de negocios de toda la vida en favor de otro tipo de comercios de mayor poder adquisitivo y mucho más enfocado al turismo. En La Perseverancia el caso es algo distinto, o más bien está en otra fase. Este es un barrio estigmatizado por el poder público, un barrio obrero, históricamente luchador y cuyos peligros precisamente le sirven como defensa. Es un paso muy típico en estos procesos el abandono por parte del poder público para poder intervenir posteriormente las empresas privadas como ‘solución salvadora’ en un barrio degradado. Malasaña también pasó su estigma de drogas y prostitución por el abandono del ayuntamiento”.

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El motivo por el que están realizando esta campaña, la cual financian con aportaciones de iniciativas culturales y sus propios fondos, es hacer consciente de este problema no solo a la sociedad, sino a los propios vecinos que la sufren. “La gente de estos barrios a menudo no es consciente de que está ocurriendo porque es un proceso muy silencioso, muchas veces solo identificable cuando ha terminado. Culmina con la pérdida de la memoria barrial y la identidad. La llegada del bohemio, el hipster, o la ‘clase creativa’ es solo un paso más. Detrás de estos procesos siempre están las empresas y el gobierno”.

“La cultura en estos procesos funciona como capital simbólico. Para nosotros una de las estrategias de resistencia más importantes es precisamente facilitar el acceso a la información sobre lo que está pasando, lo vemos como una forma de lucha, o al menos, de creación de ciudadanía consciente. Basta de la gestión de las ciudades como si fueran una empresa”.

* (A mediados de diciembre Left Hand Rotation participará en el evento Contested Cities de Madrid y el 18 darán charla y proyectarán en A Coruña).

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