En este capรญtulo Ben y Natasha vuelan a Tokio para proveerse de las armas mรกs evolucionadas e indetectables del mercado y ejecutar su siguiente encargo. En Madrid dejan un reguero de enemigos, pero viajar en Primera Clase en un aviรณn de Emirates ยฎ y disfrutar de los perversos ยซHoteles del Amorยป japoneses disipa muchas preocupacionesโฆ
Resumen de lo publicado:
Benito, un tipo gordo, calvo, hacker aficionado y un poco vicioso, trabaja para El Corte Inglรฉs, hasta que decide dar un giro a su vida y convertirse en un asesino a sueldo. Fabricarรญa sus propias armas con una impresora 3D y buscarรญa encargos a travรฉs de la Deep Web. Por un malentendido termina pinchando en sesiones de Amnesia (Ibiza), y allรญ es contactado por La Espora. Natasha se convierte en su compaรฑera, dispuesta a escalar puestos en la organizaciรณn criminalโฆ Su primer encargo consiste en borrar a un niรฑo de siete aรฑosโฆ pero todo sale mal, matan a la persona equivocada y el crรญo resulta ser un experimento biรณnico. Es hora de salir de Espaรฑa.
Prรณlogo
Capรญtulo 1
Capรญtulo 2
Capรญtulo 3
Capรญtulo 4
Capรญtulo 5
CAPรTULO 6
Miraba distraรญdamente la inmensidad algodonosa que rodeaba al imponente Airbus 380 de la compaรฑรญa Emirates Airlines. Viajรกbamos en una suite privada en Primera Clase porque nos lo podรญamos permitir gracias a los emolumentos que amasรฉ como DJ Binario, pero sobre todo gracias a la astucia de Natasha para obtener un rescate adicional por Nachete. Entramos por la fila VIP de un finger especial, y ascendimos por una escalera de caracol prรณxima a la cabina, sin mezclarnos nunca con el resto del pasaje. Me dirigรญ a la azafata exclusiva que nos atendรญa.
โPor favor, una botella de champรกnโฆ
โยฟVeuve Clicquot Ponsardin o Dom Perignon?
โTraiga las dos, y asรญ compararemos.
Natasha estaba arrebatadoraโฆ Casi me sentรญ feliz, teniendo en cuenta que para mรญ esa palabra estaba cubierta de espinasโฆ
Volรกbamos hacia Dubai, donde harรญamos una escala para disfrutar de un par de dรญas de compras y de las alturas del Burj Khalifa, donde habรญamos reservado una bonita suite, y luego seguirรญamos rumbo a Tokio.
En Madrid los dรญas siguientes a la visita de Max fueron frenรฉticos, y no exentos de riesgo. Natasha me demostrรณ que cuando me habรญa dicho aquello de que sin sus contactos yo no durarรญa mucho tenรญa razรณn. Debo reconocer que todavรญa tenรญa mucho que aprender.
Ella tenรญa un conocimiento prodigioso del submundo que palpitaba bajo la ciudad, y logrรณ en tiempo rรฉcord unos pasaportes falsos con los que poder iniciar esta nueva etapa. Nos volvimos paranoicos, y veรญamos en cada esquina a alguien que vigilaba, o un vehรญculo aparcado en el lugar inadecuado, con alguien en su interiorโฆ Cubrimos todo el mobiliario con sรกbanas, tal y como habรญamos visto tantas veces en las pelรญculas, en concreto recordรฉ Rebeca, de Alfred Hitchcock, y cerrรฉ lo que habรญa sido mi hogar durante casi treinta aรฑos, no sin antes deslizar una mirada nostรกlgica por aquel modesto piso de San Blas que habรญa heredado de mi madreโฆ Mi infancia pasรณ ante mis ojos como una pesadilla de regaliz y alimentos rebozados, ricos en grasas saturadas y colesterol.
Probamos uno de los primeros cajeros en bitcoins que por aquel entonces acababan de instalar en la Milla de Oro, en la madrileรฑa calle de Serrano, y despuรฉs un taxi nos llevรณ al aeropuerto.
En el primer capรญtulo de estas crรณnicas confesaba un tanto acomplejado que todavรญa no tenรญa enemigos, y que ello me situaba muy bajo en el escalafรณn; bien, pues parece que ese problema se iba resolviendo.
Lo cierto es que mis comienzos como asesino a sueldo no habรญan podido ser mรกs azarosos, por no decir directamente chapuceros. Desde el accidente con Lady Vapor hasta el rocambolesco secuestro de ese pequeรฑo y adorable monstruo biรณnico llamado Nacheteโฆ Entonces no comprendรญa del todo por quรฉ La Espora se empeรฑaba en seguir apostando por mรญ, y toleraba la asociaciรณn con Natasha, que se habรญa revelado como alguien con ideas propiasโฆ Extorsionar a los padres (ยฟo deberรญa decir los dueรฑos?) de Nachete fue la vuelta de tuerca que, si bien nos proporcionรณ una bonita suma para desaparecer, nos generรณ dos enemigos muy persistentes, como se verรญa despuรฉs: Marcelo Quiรฑon y Divina Providencia.
Y no eran los รบnicos. Borja, el director del colegio a quien Nachete disparara, habรญa estado involucrado en toda clase de operaciones turbias. Una vez mรกs se tratรณ de una muerte fortuita que engrandeciรณ nuestra pequeรฑa pero labrada reputaciรณn de asesinos, lo que ampliรณ la lista de quienes preferirรญan vernos muertos, como los socios de Borjaโฆ pero tambiรฉn la de quienes preferirรญan que trabajรกramos a su lado, como los enemigos de Borja.
La vida estรก trufada de secuencias de acontecimientos que no comprendemos hasta que no transcurre un tiempoโฆ Ese tiempo puede ser de unos pocos segundos, pero puede prolongarse durante aรฑosโฆ Solo la perspectiva permite observar la lรณgica del puzzle, al igual que las pistas de Nazca peruano solo se ven si son sobrevoladas en aviรณnโฆ San Blas, mi pasado como vendedor en El Corte Inglรฉs, incluso ese pequeรฑo y encantador monstruo artificial que se marchรณ de la mano de Maxโฆ todo me parecรญa remoto a 12.000 metros de altura, paladeando champรกn de dos marcas diferentes y jugueteando con los pezones de Natasha, que se habรญan puesto duros a travรฉs de la blusaโฆ
No habรญa sido tan difรญcil romper la rutina, una vida trazada de antemano, como en el comienzo de la pelรญcula Trainspottingโฆ Un empleo, un seguro de vida, un coche, los hijos, la hipoteca, la pensiรณn, la jubilaciรณn, el cรกncer de uno u otro รณrganoโฆ y la incineraciรณn.
Quizรก de los รบltimos dos puntos no me librarรญa fรกcilmente, pero lo demรกs pertenecรญa al pasado (aunque nunca tuve hijos). Ahora era un asesino a sueldo, un hombre de acciรณn. Y me acompaรฑaba una bella y letal compaรฑera.
Decรญa el muy pesimista Publio Siro, que:
Brevis ipsa vita est sed malis fit longior
(ยซNuestra vida es breve, pero se hace mรกs larga por culpa de los infortuniosยป)
En mi caso, mรกs que de infortunios, podrรญa hablar de improbables coincidencias que me arrastraban a escenarios aรบn mรกs improbables de los que no era capaz de descifrar casi ninguno de sus cรณdigos. Ahora me juzgo con mรกs indulgencia, ha pasado mucho tiempo desde mis inicios, y ni conocรญa realmente la esencia de la profesiรณn que habรญa elegido ni se me habรญa presentado la oportunidad que me habrรญa de librar de todo problema. Pero el lector aรบn no estรก preparado para conocer ese acontecimiento, por lo que hablaremos del profesor Imura. Debรญamos entrevistarnos con รฉl en Tokio para obtener algunas de las armas que le habรญan hecho famoso y que construรญa รฉl mismo de un modo artesanal, pero valiรฉndose de las รบltimas tecnologรญas.
Dejamos el grueso de nuestro equipaje en las consignas del aeropuerto de Narita, y desde allรญ fuimos directamente al estudio taller del profesor, estratรฉgicamente situado cerca de Ginza, uno de los centros neurรกlgicos de la ciudad. Entregamos al taxista una tarjeta con el plano del lugar en el reverso e intercambiรฉ con Natasha una mirada de complicidad cargada de futuro.
Al llegar al lugar en cuestiรณn, introdujimos el cรณdigo numรฉrico en el teclado del portal y una grabaciรณn japonesa de una niรฑa (o eso nos pareciรณ) acompaรฑada de un zumbido nos indicรณ que podรญamos subir. La verdad es que casi todas las mรกquinas en Japรณn tienen voz de niรฑa.
El seรฑor Imura nos recibiรณ en su pequeรฑo pero atiborrado espacio de trabajo, y rompiรณ a reรญr cuando le mostramos nuestras armas impresas de un modo casero, con sus colores llamativos y su limitada operatividad. Aun asรญ habรญamos logrado superar con รฉxito los escรกneres de Barajas y de Narita, pues iban desmontadas, con las piezas repartidas entre los dos equipajes de mano.
โSon ustedes muyโฆ ingeniosos โdijo en un inglรฉs de exquisita y pausada cadencia.
โGracias, profesor Imura, pero usted es el mejor, y queremos hacerle un encargo especialโฆ
Le explicamos el tipo de armas que necesitรกbamos, y no pareciรณ impresionado. Le pagamos un sustancioso anticipo y nos emplazรณ a visitarlo en tres semanas.
Durante aquel perรญodo nos alojamos en un discreto hotel de negocios del distrito de Asakusa, prรณximo al rรญo Sumida. Desayunamos arenques secos con arroz, jugรกbamos al Pachinko y cenรกbamos en aparatosos restaurantes prรณximos a Shibuya.
Aunque Natasha era frรญa y mortal como la hoja de un cuchillo, tambiรฉn era bella como un hongo nuclear, por lo que quise introducir algรบn elemento romรกntico en nuestra aventura, y frecuentamos los Hoteles del Amor que flanquean el parque Ueno. En pocas palabras, nos inflamos a follar en todos los escenarios posibles, ya que estos pintorescos hotelitos ofrecรญan habitaciones temรกticas de las mรกs diversas ambientaciones. Pero siempre que me derramaba en Natasha, la imagen de Amanda planeaba sobre nuestros cuerpos sudorosos. La echaba de menosโฆ
Cuando transcurriรณ el plazo pactado embarcamos en el himiko, o autobรบs acuรกtico, desde Asakusa hasta Odaiba, y allรญ tomamos la lรญnea Yurikamome, que nos dejรณ cerca del edificio de cristal prรณximo a la sede de Hermes, obra de Renzo Piano. Muy cerca de allรญ estaba el estudio del profesor.
โPuntualesโฆ Bien, bienโฆ โdijo distraรญdamente mientras extraรญa unas impecables estructuras de la impresora 3D mรกs avanzada que yo hubiera visto nunca โEspero que hayan disfrutado de Tokio mientras yo trabajabaโฆ
Cuando nos entregรณ las piezas y los diseรฑos, Natasha ensamblรณ una de las armas, que resultรณ ser compacta, elegante y ligera; la sopesรณ como quien evalรบa si un melรณn estรก o no maduro, me mirรณ con picardรญa y me la entregรณ. Entendรญ que me estaba devolviendo la jugada que le hice con Nachete, y que ahora era mi turno. Apuntรฉ al profesor Imura y le disparรฉ en la frente, sin decir ni una palabra, pues los discursos antes de matar solo tienen lugar en el cine por exigencias del guion. Muriรณ con una expresiรณn de sorpresa, y yo perdรญ el conocimiento al ver la sangre brotar del limpio orificio. Lo recobrรฉ en el suelo gracias a los cuidados de mi bella compaรฑera, que me felicitรณ besรกndome con tanta pasiรณn que terminamos gozando de nuestros cuerpos ante el cadรกver del profesor con una animosidad y lujuria desconocidas.
Sexo y muerte son dos caras de la misma moneda.
Luego destruimos los ordenadores, nos llevamos todos los dispositivos de almacenamiento que encontramos, tal y como se nos habรญa encomendado, y despuรฉs preparamos un incendio retardado en el lugar, para que pareciera un cortocircuito de la costosa impresora 3D. Ese era el encargo que La Espora nos habรญa encomendado a travรฉs de Max y su misterioso sobre negro.
Por primera vez desde mi incipiente carrera sentรญ que habรญa cumplido con mi obligaciรณn. Matar al profesor Imura no solo no me produjo ningรบn remordimiento, sino que permitรญ que una leve oleada de autocomplacencia se apoderara de mรญ y que lamiera mi ego como las olas acarician el empeine de los jubilados.
Entonces instalamos nuestra base temporal de operaciones en una suite del hotel Hyatt ยฎ, y recordรฉ a Scarlet Johansson en aquella cinta, Lost in translationโฆ Me gustaba mรกs Natasha, desde luego, y mi parecido con Bill Murray es mรกs bien escaso.
Pronto recibimos un mensaje de felicitaciรณn de La Espora, acompaรฑado de una abultada transferencia de bitcoinsโฆ y el siguiente encargo, que serรญa decisivo para que Binary Killer ยฎ se convirtiera en una marca respetadaโฆ y temida.
Nuestro prรณximo destino era un lugar mucho mรกs surrealista, indescifrable y escurridizo que Tokio, ya que en un par de semanas tendrรญamos que estar enโฆ Benidorm.
Twitter: #AsesinoBinario
El Asesino Binario (Binary Killer) โ Capรญtulo 6

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