Es cuando la calle duerme cuando ellos, a menudo, despiertan. La oscuridad y el silencio avisan de que llegó el momento. Meten la pintura en la bolsa y salen por la ciudad. Y Rubén Martín se pregunta… “¿Qué te lleva a salir a las 3 de la mañana de tu casa para pintar en la calle?”.
Martín es uno de los cinco miembros del colectivo de artistas urbanos Boa Mistura. El pasado fin de semana pasó por TEDxMadrid y allí fue donde lanzó la pregunta y donde él mismo se dio respuesta. “Los médicos curan a personas, los mecánicos arreglan coches y los artistas te tocan el corazón”.
Este ingeniero de caminos dijo que él, al igual que sus cuatro compañeros, habían “renunciado” a la profesión para la que habían estudiado para dedicarse al arte. Pero no al arte de los canales oficiales. No es eso lo que les interesa.
Lo suyo es el arte urbano porque “no hay galerías, no hay críticos, no hay intermediarios”. Y todas las obras “tienen que realizarse con un fin”. “Si nuestra actuación no mejora el espacio, no actuamos”, recalcó.
Esa forma de arte “a veces es tan sencillo como utilizar solo el blanco”, especificó. “A veces lo que hacemos es limpiar paredes”.
El artista plástico habló de esa nube mental y emocional que lo intenta empañar todo. “Hoy se habla de la crisis constantemente. Nosotros, entonces, pintamos en las calles palabras como ‘innovación’, ‘alegría’…».
Dice Rubén Martín que en Madrid salir a pintar no es fácil. “El récord de permanencia de las pintadas que hemos hecho es de una semana” y, además, “el Ayuntamiento nos reclama 6.000€, en forma de multa, por escribir en una pared ‘Azul cielo”.
El arte urbano de este colectivo está agarrado al lugar que habita. No atan un mensaje a un lugar por motivos arbitrarios. “Nuestras piezas están vinculadas a un sitio. En cada cosa que hacemos intentamos mejorar los vínculos de la gente con la ciudad donde vive”.
Boa Mistura piensa que el arte es una “herramienta de cambio e inspiración”. Desde esa base ideó la serie Crossroads (proyectos de arte urbano participativo en los que el colectivo trabaja con una comunidad para alcanzar objetivos).
El pasado enero fueron a Vila Brasilândia, en Sao Paulo. Allí los acogió una familia. Miraron a su alrededor y pensaron qué podían hacer. Descubrieron que las callejuelas sirven de “elementos conectores en el tejido urbano” y las utilizaron para dar presencia a cinco conceptos: Amor, Firmeza, Doçura, Orgulho y Beleza.
Estuvieron también en Ciudad del Cabo (Sudáfrica). Allí pasaron un mes haciendo intervenciones murales, con la población, en el centro de la ciudad. El proyecto (Diamond Inside) fue recogido por el cineasta Luis Sánchez Alba, dentro del programa de residencia de la Galería A Word of Art.
También fueron a Hamar, en Noruega. Los invitó el estudio de arquitectura Ecosistema urbano porque estaban rediseñando una plaza. Boa Mistura pintó 1.500 metros cuadrados de suelo. Se inspiraron en las geometrías de las tradicionales prendas noruegas e dejaron un manto pintado sobre el suelo de la plaza.
En Madrid organizaron un taller junto a la asociación de ayuda a personas con discapacidad Argadini. Trabajaron juntos cinco días y se propusieron que los chavales descubrieran nuevas formas de expresión plástica. El resultado fue un mural de 40 metros en el que se leía la frase Imagination makes us infinite.
En otra ocasión, el colectivo se inspiró en un poema, El orden es, de Louis Kahn, para hacer una instalación con muebles sobre un espacio de blanco absoluto. La composición solo se ordena cuando se observa desde un punto exacto.
Han hecho también un montaje en referencia a la obsolescencia programada. La instalación se hizo en Madrid, en 2011, con una serie de televisores antiguos. Mostraba la vida, cada vez más corta, de los productos de la sociedad de consumo.
…Y algunas reflexiones. Imágenes como metáforas del presente. En Zaragoza, en el Festival de Arte Urbano 5º Asalto, hablaron de la religión. El colectivo considera que las religiones están quedando a la sombra de la tecnología. El ojo todopoderoso del dios que lo ve todo es hoy un ojo pixelado, que vigila al mundo, sentenciando: «Tecnología Omnipotens Regnat».
Eso ocurrió hace dos años. Hace unos días, en su última edición, el séptimo asalto, dijeron esto: