Diletta Pacifici: minimalismo XXL

Diletta Pacifici confía más en la pasión que en la formación. Y se basa en su propia historia para apoyar esta preferencia. Hasta hace poco esta joven italiana diseñaba joyas, pero ahora se dedica a componer orfebrería visual. Lo hace con ayuda de su cámara y el Photoshop, pero reconoce que no ha recibido formación para usar ninguno de estos dos instrumentos. Pacifici es autodidacta y de momento se guía por el instinto y la creatividad. A juzgar por lo conseguido hasta la fecha podemos asegurar que hace bien. Sus imágenes han dado el salto de Fano, un pequeño pueblo italiano, a las pantallas gigantes de Callao, Madrid, donde sus creaciones podrán admirarse durante todo el mes de febrero gracias a la colaboración entre Yorokobu y Callao City Lights.

Pacifici reconoce que nunca pensó en convertirse en una fotógrafa tradicional. Y la verdad es que no lo es. Sus imágenes (pide que no se les llame fotografías) no nacen de una cámara, necesitan pasar un tiempo en una incubadora particular, el Photoshop, para acabar de transmitir el significado que ella quiere darles.

Este es el paso final, la gestación inicial puede empezar de distintas formas, como ella misma explica. «A veces empiezo por material fotografiado que intento limpiar y ordenar, darle un sentido insertando colores brillantes, geometrías o figuras humanas. Otras veces me despierto con una idea en la cabeza e intento crearla desde cero». En estos casos la autora acude a obras libres de derechos y compone un Frankestein fotográfico que después pasa por el tamiz de su visión.

Pacifici sólo conoce Callao City Lights por lo que ha visto en internet. Ni siquiera ha estado nunca en Madrid, pero se muestra entusiasmada ante la idea de que sus creaciones minimalistas adquieran unas dimensiones mastodónticas ante la mirada de los viandantes. «La idea me asusta y emociona al mismo tiempo», reconoce, sin dudar en calificar la iniciativa como «la mejor que me hayan propuesto».

Hasta ahora, Pacifici luchaba por hacerse un hueco en el competitivo mundo de Instagram perteneciendo e impulsando distintos colectivos fotográficos. La idea funcionó y su cuenta se acerca en este momento los 50.000 seguidores. Aunque el principal responsable de este éxito ha sido su estilo, que ha ido evolucionando a vista de todos sus seguidores.

«Al principio subía a Instagram sólo imágenes reales, prácticamente no editaba nada», recuerda la artista, «pero a medida que fue pasando el tiempo y viendo que la mayoría de usuarios se dedicaban a lo mismo, quise distinguirme haciendo algo más original».

Es precisamente esa originalidad la que ha conseguido que esta artista se recicle en un nuevo campo, lo que le ha dado la oportunidad de reinventarse, y aunque reconoce que aún está «en medio de una transición», el mundo de las joyas cada vez parece más lejano. Y el mundo onírico de sus imágenes cada vez más real.