Ya está. Ya lo tenemos. El cuñadismo es esencia de lo que somos. Nadie, hasta ahora, había hecho el poco gratificante ejercicio de reducir esa identidad a algo palpable y reproducible. Nosotros lo hemos hecho.
Definir el cuñadismo es una aventura que no ofrece una sola respuesta. Es como definir el amor: todos sabemos de qué va la cosa, pero materializar ESO en palabras es una tarea más complicada que hacer dimitir a un ministro (Oh, wait!). Nosotros, claro, creemos que la definición del cuñadismo es como el culo: todos tenemos una.
El cuñadismo, según la versión oficial ofrecida por Yorokobu en su edición revisada de septiembre de 2014, es el conjunto de cualidades que hacen que tú, un ser normal incapaz de percibir y asimilar su propio cuñadismo, quieras arrojar a tu cuñado al puerto en mitad de la cena de Nochebuena.
Ojo, no nos tomemos esto demasiado a pecho porque si hay algo tan cierto como que el cuñadismo existe es que todos somos cuñados. Lo que ocurre es que nadie es capaz de averiguar tal incapacidad, tal tara, en sí mismo. Solo somos capaces de detectar el cuñadismo que acontece más allá de nuestra epidermis.
En base a estas breves premisas, nuestra obligación como tanque de pensamiento de occidente es publicar para la posteridad el Manifiesto Cuñao. Sin más preámbulos y con la inspiración del Cuñao Mayor del Planeta, Tomás Roncero, comenzamos.

El Manifiesto

El objetivo de este manifiesto es poner en negro sobre blanco las señas de identidad, patrones de comportamiento y anhelos y sueños del cuñao, ente vehicular de la fe más extendida en España: el cuñadismo. Para ello, se ha constituido y reunido el Consejo Cuñao. Está formado por una sola persona por motivos obvios (mirar el punto 1) y, tras dos copas de Chinchón matutino un café y un cigarro, manifiesta lo siguiente:
1. El cuñao es un ente unipersonal de vocación social, es decir, el cuñao es único en número y autenticidad, e indivisible en partes menores fundamentales. Él decide, él opina, él dispone y él actúa bajo el yugo de sus propias decisiones que son, bajo el juicio cuñao, siempre acertadas. El cuñao baja a la tasca y escucha a otros cuñaos, pero solo por pasar el tiempo. Por eso es un ente de vocación social. Pero a la hora de decidir, el cuñao manda y ni opiniones ni pollas.
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2. Denominaremos al cuñao en género masculino. Existen también, por supuesto, las cuñás, pero dado que el cuñadismo es de naturaleza machista, no cabrá otra nomenclatura. Deducimos de esta aseveración que un cuñao es machista. Reivindica su derecho a ser machista porque, qué diablos, las cosas siempre han sido así y es mucho lío ponerse ahora a cambiarlo todo solo para contentar a unas feministas con bigote.
Aplicación de la base teórica a un caso práctico: El nombramiento de Gala León como capitana del equipo nacional de Copa Davis.
Toni Nadal, entrenador y tío carnal de Robocop Rafa Nadal, no termina de ver la decisión de la Federación Española de Tenis debido a que «dentro del vestuario se convive mucho, y no es lo normal que haya una mujer». Toni Nadal, seguro que sin ninguna mala intención y solo desde su cómoda ignorancia, piensa que como no es normal que haya entrenadoras en equipos masculinos, es un atrevimiento que se trate de cambiar esa situación.
La situación se salió un pelín de madre y al hermano Nadal que peor jugaba al fútbol en el colegio le llovieron las críticas. Él, sin embargo, se comportó como debe hacerlo un buen cuñao: escurriendo el bulto. El entrenador trató de aclarar que sus reticencias eran meramente técnicas y santas pascuas.
2. Un cuñao no hace deporte, solo lo ve por la tele desde el sofá de casa. Las tendencias deportivas en el cuñadismo son mutables. Un tiempo, los mundiales de rallyes fueron el pasatiempo estrella. Despúes vino la Copa América de Vela y finalmente, la Fórmula 1. El cuñao español se sabe de memoria los reglajes de McLaren, cómo abordar una ceñida en la costa valenciana y sopla un fuerte viento de levante y confeccionar una guía de tramos de carreteras comarcales.
Sin embargo, ajeno a las modas, el fútbol permanece como templo deportivo filosófico del cuñadismo canónico. El deporte rey (usar tópicos es también muy de cuñaos) es y será siempre el hervidero de ideas cuñás por excelencia.
De aquí sale Tomás Roncero, Cuñao Mayor del Planeta, que fue creado en un laboratorio en una combinación maestra de fútbol y periodismo, el otro gran baluarte del pensamiento cuñao.
Roncero es la referencia, pero no espécimen único, ya que otra periodista, una de las grandes damas del inalámbrico futbolístico, Silvia Barba, acaba de inaugurar un proyecto paralelo a su habitual labor en los terrenos de juego. La iniciativa se denomina SuperBarbiSport y se trata de un blog de belleza y fitness en Mujer Hoy.
Un texto que se abre con un «Hola, cuerpos!» exuda cuñadismo desde el minuto uno. Sin embargo, la frase que pasará a la biblia del cuñadismo es la siguiente:

«Nada de taparse el culo con una chaqueta o una sudadera para hacer ejercicios, por favor, eso desde ya descatalogado, porque tú y yo valemos mucho, siempre la mejor de nuestras sonrisas y que nos miren el culito, que a partir de ahora va a estar más prieto que nunca».

Amén, hermana.
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3. El otro gran baluarte moral del cuñadismo, como decíamos antes, se encuentra en el periodismo. No todos los cuñaos son periodistas pero sí todos los periodistas tienen algo de cuñao. Si uno de los mayores rasgos del cuñao es albergar y emitir una opinión acerca de todo sin tener ni puta idea de lo que se dice, deducirán conmigo que el periodismo se acomoda en la definición como salchicha frankfurt a perrito caliente de feria.
Nunca se puede hablar del ejemplo más reciente porque el periodismo produce cuñadismo fresco a ritmo capitalista, pero una de las muestras más destacadas de la semana se encuentra en esta noticia: Jasmine Tridevil, la mujer de tres pechos. Como explica Snopes, la mujer de tres pechos es una estafadora y, por qué no decirlo, algo cuñá debido a su chusco intento por trascender en la historia. Casi todos los medios publicaron la falsa noticia dando muestras de que el cuñadismo en el periodismo es como el amor, que llega así de esa manera y uno no tiene la culpa.
Y ya, si juntamos periodismo y fútbol, tenemos a Roncero, que un día opina una cosa, y otro la contraria.
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4. Por más que nos pese y a pesar de que España es una potencia mundial en la disciplina, el cuñadismo es un bien universal de libre dominio y de propiedad pública. El noble arte de la política ha elevado el cuñadismo a capas de reconocimiento social nunca antes vistas. Comportamientos que antes se consideraban gañanes por naturaleza se aprecian como respetables tras su paso por el filtro purificador de la esfera pública.
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Hay muchos políticos cuñaos de origen nacional como Miguel Ángel Rodríguez, Vicente Martínez Pujalte, Rafael Hernando, Antonio Miguel Carmona o Carlos Martínez Gorriarán pero ninguno, sin ningún atisbo de duda, llega al nivel del fanfarrón, prepotente, intocable y cartonero Silvio Berlusconi.
El ex primer ministro de la república italiana tienen un álbum de recuerdos relacionados con el machismo, la condescendencia a los de otra clase, el desprecio a las leyes y la socarronería chusca que hace que el carácter de Torrente parezca mesurado. Cuñao ejemplar.
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5. Por extraño que parezca, hay cuñaos que saben leer e incluso hay cuñaos que saben escribir. No me refiero a que escriban bien, que hay algunos que incluso lo hacen, me refiero a que escriben, que ya es algo.
Podríamos calificar como literatura cuñá al conjunto de libros que un cuñao regala en Navidad sin tener ni la más remota idea de:

  • Quién diablos escribe el libro
  • De qué va
  • si le va a gustar al receptor del presente

Normalmente, el único requisito que un cuñao requiere para regalar un libro es que la cubierta sea dura y que esté en la mesa que hay justo al entrar en la librería ya que es bien sabido que un cuñao desarrolla reacciones alérgicas graves en contacto prolongado -más de cinco minutos- con la literatura.
Este concepto, ojo cuidao, es peligroso ya que cualquier libro del mundo es susceptible de convertirse en literatura cuñá. Sin embargo, hay títulos que reunen las condiciones morales y técnicas para erigirse como estandarte de este género deplorable: las biografías de futbolistas menores de 25 años y esto.
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Considero que no hacen falta más explicaciones.
6. El cuñadismo formará parte del ADN del empresariado. Y amigos, duele decirlo, pero eso sí es ESPAÑA. Da igual a qué te dediques. Da igual el sector en el que te muevas. El cuñadismo, en lo que a cultura de empresa se refiere ES LA PUTA MARCA ESPAÑA.
¿Tienes una agencia creativa y te presentas a un concurso para conseguir una campaña? Siempre hay un cuñao del presidente de la marca o cliente que ha dicho, en algún momento: «¡Antonio, eso te lo hago yo con la punta del nabo!». Y que monta una empresa ad hoc para llevarse el gato al agua. ¡Emprendimiento!
¿Necesitas una identidad corporativa completa para tu nueva empresa? Siempre, siempre, siempre hay un cuñao diseñador que domina el Paint y los cliparts y que hará un diseño fino acorde a tus necesidades (únicamente económicas).
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7. Un cuñao fuma, un cuñao bebe y un cuñao va de putas. ¿Por qué? Por lo de siempre. Porque eso siempre se ha hecho así.
No hay manera de evitarlo, así que el mejor es no luchar contra ello. El cuñadismo es, si no todo, al menos parte de lo que somos. Si tienes duda acerca de si alguien es un cuñao o no, haz un ejercicio mental e imagínalo en un bar, de los serrín y piel de gambas en el suelo, contando chistes guarros y soltando piropos groseros mientras ríe dando un codazo a un amigote. Ese es el test cuñao definitivo. Siento decir que casi nadie pasa dicho test con éxito y que, lamentablemente, TODOS SOMOS CUÑAOS.

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Yorokobu es una publicación hecha por personas de esas con sus brazos y piernas —por suerte para todos—, que se alimentan casi a diario.
Patrick Thomas

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