Iris dice que tiene «pelo en el chocho». Es colombiana, guapa y gasta una 110 de pecho natural. Unos anuncios más allá hay una brasileña que se presenta como «sensual y salvaje». Habla de su «coño jugoso» y sus «grandes ojos verdes». La oferta está en pie. Pero no siempre ocurrió así. Hace poco más de un siglo, en 1905, en la prensa lo que se ofrecía en los anuncios era otro tipo de relación. Lo que la sociedad consideraba más adecuado: el matrimonio.
A principios del XX era habitual encontrar en las páginas del ABC, un periódico conservador y monárquico que había nacido en 1903, anuncios de este tipo:
«Matrimonios.
Felicidad y fortuna
Hay una joven con un buen comercio y 10.000 pesetas en metálico; otra con 25.000; una señora viuda con más de 12.000 duros de capital y una señorita con 30.000 duros en dinero, que desean legalmente casarse.
Se procede formalmente con toda legalidad, verdad y reserva, y tan bien como en el Extranjero.
Todas las personas, pues, tanto señoras como señoritas y caballeros que quieran conseguir ventajoso casamiento, lo conseguirán fácilmente dirigiéndose al acreditado D. Felipe Jiménez (con sello para la contestación), calle Calvo Asensio, 8. Madrid».
A principios del XX la valía de una mujer, en los anuncios, se medía en sus duros. Un siglo después depende de su «chocho». Tampoco hemos avanzado tanto…
Imagen de portada: Escena de una boda, de Albert Anker (1831-1910). De Wikimedia.org reproducida bajo licencia CC.