El colectivo n’UNDO ha creado, a través del debate y la crítica, una propuesta en la que el cero es el nuevo menos. Ya no es cuestión de reducir las construcciones. Se trata de dejar de ejecutarlas o de eliminar aquello que sobra.
Si se saca la cabeza del entorno conocido, ese que rellena eficientemente las cuotas de aquello que queremos escuchar, veremos que el mundo está mudando la piel. Lo está haciendo la política, la organización social o la forma de crear y consumir. La arquitectura también está en pleno proceso de replanteamiento.
En ese debate entra n’UNDO, un movimiento creado por los arquitectos Verónica Sánchez y Alejandro del Castillo, que aglutina a filósofos, geógrafos, ambientólogos o periodistas en la búsqueda de una arquitectura más sostenible. “La arquitectura se ha olvidado de servir a las personas”, dice Del Castillo “y se ha olvidado que el territorio no es infinito. Arquitectura no es construir. Es mejorar el entorno, es hacer lo necesario, lo imprescindible”.
Por eso, en ocasiones es necesario dejar de levantar tabiques. n’UNDO lo llama re-arquitectura y lo pone en práctica instando a la reutilización cuando es posible, pero también borrando de un plumazo todo aquello que sobra mediante la demolición selectiva, “una actividad que permite recuperar gran cantidad de material del derribo, generando beneficios económicos y medioambientales claros. Es, además, un sector que tiene un futuro asegurado y que puede generar mucho empleo”, señala Del Castillo.
n’UNDO colabora con entidades como Greenpeace o Arquitectos sin Fronteras además de con otros colectivos que hacen urbanismo o geografía social. Entre los frentes abiertos, destaca el concurso de ideas que, hasta el próximo 3 de marzo, intenta recopilar propuestas para el desmantelamiento del Hotel de El Algarrobico, en la costa de Almería. “La iniciativa pretende visibilizar la otra cara de los desmanes urbanísticos y mostrar que la creatividad soluciona problemas”, dice Verónica Sánchez. También se encuentran en pleno proceso de desarrollo de un plan n’UNDO para un municipio entero. “El plan está basado en localizar, mapear y analizar elementos nundeables para que los ciudadanos y las instituciones vean otras maneras de mejorar su localidad”.
El colectivo piensa que la crisis no es excusa, sino una llamada a la reflexión. “La crisis ha puesto en evidencia parte de la problemática y, sobre todo, ha dado un respiro para poder parar, analizar lo que se había hecho hasta el momento con perspectiva, ver todos esos errores y poder reinventarse”, explica Sánchez. “Creemos que la utopía sigue siendo factible y deseable“.
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Este texto fue publicado en la edición de papel correspondiente al mes de febrero de Yorokobu.