De la noche a la mañana la cotidianeidad de los niños ha dado un vuelco, al igual que la del resto. Hacerles partícipes de la situación es lo más natural, y eso pasa por explicarles lo que está ocurriendo.
Con esa intención, la psicóloga infantil Manuela Molina escribió e ilustró #COVIBOOK, un cuento, que durante estos días se ha viralizado en redes sociales y que puede descargarse desde su web en varios idiomas.
El propósito de Molina es que los padres de niños menores de 7 años recurran a él para explicar a sus hijos qué es eso del coronavirus: «Merecen entender lo que sucede a su alrededor y es nuestra responsabilidad su seguridad física y emocional», explica en su perfil de Instagram.
La psicóloga asegura que cuentos como este pueden ser una útil herramienta a la hora de hacer entender la situación a los niños en cuarentena. Las ilustraciones no solo ayudan a que lo comprendan, sino también baja el estado de alerta de su cerebro. Además, «les permite validar sus emociones y procesarlas».
Dalmau Oliveras (dalmaus) recibió el cuento de Molina por WhatsApp días antes del confinamiento: «Y cuando se confirmó el estado de alarma pensé: hagamos uno sobre la cuarentena. Un cuento para que los niños entiendan la importancia de quedarse en casa».
El director creativo de SCPF empezó el cuento coloreable Misión quedarse en casa el sábado por la tarde y por la mañana ya lo estaba haciendo circular por redes sociales.
«Incluye una ficha diaria que tienen que rellenar. Y al final tiene un pequeño premio para estos pequeños héroes que nos están ayudando tanto quedándose en sus casas. Al fin y al cabo, según dicen, es el grupo de edad que más contagios puede generar. Y que se queden en casa es tremendamente necesario».
En unos cuantos días, el cuento ha llegado y ha sido descargado por miles de padres de todo el mundo. «Se ha subido a la web del Ministerio de Educación de Perú. Estoy recibiendo mensajes de agradecimiento de todos lados, y peticiones para que se traduzca a otros idiomas. Ya está en español catalán e inglés. En breve estará disponible también en gallego, euskera y portugués».
Los grupos de Whatsapp de padres fueron también los principales responsables de viralizar hashtags como #TodoVaASalirBien, #MadridPuede o #YoMeQuedoEnCasa. El fin de semana comenzaron a echar humo.
En algunas ciudades, los niños llevaban días sin ir al cole y echaban de menos a sus amigos. ¿Qué tal si mostrar desde las ventanas y terrazas de sus casas que estaban ahí, tras ellas? Así la calle no se olvidaría de ellos.
Tomaron prestada la idea que en Italia llenó los balcones de arcoíris y mensajes como «Andrá tutto bene» (Todo va a salir bien). Otros optaron por aprovechar su obra para dar las gracias para el personal sanitario. A medida que pasaban las horas, el colorido se apoderaba de las fachadas.
Los trazos y la letra de los carteles revelaban la corta edad de sus autores. Los niños fueron, junto a los más mayores, los primeros confinados en esta crisis y los primeros en dar un giro al concepto de la España de los balcones. Poco después llegarían los aplausos, las canciones motivacionales o las caceroladas.
El estado de alarma ha reconvertido las terrazas y ventanas de las viviendas en escaparates de la creatividad de sus inquilinos más pequeños. Una manera de mantenerse en contacto con sus iguales.
Otra propuesta, difundida en redes bajo el paraguas #desdemiventana, anima a los pequeños a compartir los dibujos y manualidades realizadas en casa durante estos días sin cole. Su vecinos pueden comprobar así que para ellos confinamiento no es sinónimo de inactividad.
Como reconoce el propio Oliveras, internet está siendo clave a la hora de promover iniciativas de este tipo. «Esto está siendo muy duro. Pero toda esta crisis está sacando lo mejor de nosotros».
El confinamiento está sobrealimentando la multitarea para los progenitores. En muchos casos, al teletrabajo se une la necesidad de velar por que el ritmo académico de sus vástagos se vea lo menos damnificado posible durante este parón. Y todo eso salpicado de explicaciones recurrentes de por qué no pueden ir al cole o salir al parque.
Algunos como Ares González, padre por triplicado y profesor, reclutan a los Playmobil como aliados para sus explicaciones:
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Os explicamos que está pasando con el coronavirus y porqué estamos en casa estos días
Pero ¿y si son los propios niños los encargados de explicar la crisis por la que estamos atravesando? Es lo que hacen cada día Martín (9 años ) y su hermana Lúa (7) a través de su telediario.
«Les parecía que estos días había demasiadas malas noticias y pensaron en hacer un informativo para niños y niñas que les hablase del coronavirus, pero también de otras cosas», nos cuenta Tatiana, su tía.
Martín y Lúa emiten todos los días desde su casa en Santiago de Compostela y están buscando reporteros que les envíen noticias desde otras ciudades. «Cada día piensan un tema y escriben cada uno su guion; y después, a grabar. Ellos se encargan de todo, excepto de lo técnico». Sus vídeos corren de móvil en móvil a través de Whatsapp, aunque ya las han comenzado a subir a Vimeo (contraseña KidsNews).
Iniciativas que han surgido en las casas, muchas de ellas por los propios niños, y que reciben como respuesta las de instituciones, editoriales o cantantes que pretenden hacerles más amenas tantas horas en casa.
Desde representaciones mañaneras como las de los Titiriteros de Binéfar, a los #telecuentos en directo de Trastadas de Mamá o los conciertos y juegos de la Asamblea Reggio de Yo Soy Ratón, pasando por mil ideas para hacer manualidades, clases de yoga para familias, talleres online gratuitos para iniciarse en el mundo del arte o la posibilidad de sumergirse en los mundos de Roald Dahl durante el confinamiento, la red se llena a diario de todo tipo de actividades para el ocio infantil.
A estas hay que sumar las que editoriales y plataformas educativas han abierto de forma gratuita estos días para ayudar a los padres en sus improvisada faceta docente (en nuestro especial confinamiento recogemos algunas de ellas).
Tal es la oferta que en muchas casas no se da abasto. Más que sobrar tiempo, ¡faltan minutos! ¿Se imaginan estos padres cómo hubiera sido un confinamiento como este durante su infancia? Muchísimo más aburrido, seguro.