Retrata2: cómics que hablan bien clarito sobre drogas y patología dual

Cuando la llamaron por teléfono, Anastasia Bengoechea tuvo las cosas muy claras. Esta ilustradora barcelonesa, más conocida como Monstruo Espagueti, tiene un estilo que ella define como «directo», tanto en su trazo como en su mensaje. Por eso, cuando le propusieron realizar una serie de tres cómics retratando la patología dual ella entendió que no quería hacer «la típica campaña de «di no a las drogas, las drogas mal, las drogas son caca» porque es vivir en el dogma y que no es efectivo».

En su lugar, Bengoechea apostó por contar historias desde la empatía, con un componente más pragmático y explicativo. Su idea casaba perfectamente con la que tenía quien estaba al otro lado del teléfono.

La Fundación Patología Dual lleva años luchando por cambiar el relato que hemos construido en torno a las adicciones. Su aproximación parte de la idea de que no se puede entender la adicción como un problema aislado. «Más del 70% de los pacientes que consultan por un trastorno por uso de sustancias presenta otro trastorno psicopatológico», explican en su página web. «Aproximadamente el 55% de los adultos con consumo de sustancias presentará un diagnóstico psiquiátrico dentro de los 15 años posteriores». Monstruo Espagueti desconocía estos datos y pensó que no era la única: le pareció, pues, que el proyecto merecía la pena.

De hecho, confiesa que ha aprendido muchas cosas en el proceso de creación de esta campaña, financiada por el Plan Nacional sobre Drogas. Empezó aprendiendo antes incluso de hacer un solo dibujo: «Tuvimos una reunión con los psiquiatras para ver cómo eran los perfiles más comunes, hicimos un guion muy cortito explicando cómo sería la historia de cada uno de los personajes», explica. Fue entonces, con los perfiles interiorizados, empezó a dibujar y a introducir su sello. «He podido aportar mi visión en las historias, en el lenguaje y en el enfoque», reconoce.

Fer tiene 16 años, es adicto a los porros y ha empezado a desarrollar una psicosis. Sara tiene 36 años, es ligeramente obesa y tiene una relación compulsiva con la comida y con las compras por internet. Consume tabaco, porros y cocaína. Pablo tiene 37 años, es inseguro y depresivo. Empieza por abusar del alcohol y termina consumiendo heroína.

Estas son las tres principales historias de la campaña (que se complementan con otros dos perfiles secundarios). Cada una de ellas se ha adaptado al formato cómic y se ha viralizado a través de slides de Instagram. Es un formato directo, que desarrolla tramas complejas y sensibles en apenas ocho viñetas.

El estilo, aniñado y esquemático, llama la atención al estar retratando un tema tan duro. «Lo he ido definiendo con los años», explica la ilustradora, acostumbrada a conjugar esta dicotomía entre lo infantil en las formas y adulto en el fondo. «Hice un libro hablando de la adopción y acogida y ahí fui ya adoptando este estilo».

Otra de las novedades de esta campaña es que no se dirige de forma exclusiva a los consumidores, sino a quienes les rodean, lanzando casi más mensajes y consejos a estos últimos. «Hace mucho hincapié en el tema de ser comprensivo, en que no se puede dar la espalda ni culpabilizar porque la cosa es un poco más compleja».

Monstruo Espagueti lleva siendo viral desde los albores de esta palabra. Está acostumbrada a los corazones virtuales y las alabanzas de pajaritos azules, pero reconoce que la respuesta ante esta campaña le ha sorprendido. «No me imaginaba que iba a tener una repercusión tan guay ni que la gente iba a reaccionar así», explica.

En muchos casos, la interacción con los seguidores no se limita a lanzar un me gusta, sino que quieren comentar y preguntar sus dudas. Tanto es así que Monstruo Espagueti propuso hacer un directo en Instagram respondiendo a las dudas de sus seguidores sobre el trastorno dual. «Es con el doctor Néstor Szerman, presidente de la Fundación Patología Dual. Yo me limito a hacerle las preguntas», puntualiza ella.

La charla pretende ser rigurosa y científica pero en un formato cercano y desenfadado. Sirve para poner el colofón a una campaña que ha apostado precisamente por mezclar estos dos extremos. Cuando hablamos de drogas tenemos que ser claros. Y cuando dibujamos sobre ellas también.

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