El panorama comunicativo ha evolucionado durante el รบltimo siglo y medio a una velocidad desigual. Con cada nacimiento el entorno ha tenido que readaptarse y buscar una funciรณn distintiva y propia que le permitiera sobrevivir a la amenaza de un nuevo medio comunicaciรณn. Los medios, como la energรญa, no mueren, sino que se readaptan. Al final va a resultar que Darwin y Einstein eran teรณricos de la comunicaciรณnโฆ
Cuando aparecieron, los primeros periรณdicos eran diferentes a los que se hacen hoy en dรญa. Tenรญan informaciรณn de servicio, esquelas y una funciรณn propagandรญstica clara. Pronto se vieron amenazados por el nacimiento de la radio. Las emisoras metรญan a los locutores directamente en casa de los ciudadanos, locutores que susurraban al oรญdo de sus escuchantes, reunidos en familia para conocer quรฉ pasaba en el mundo exterior o, sencillamente, para escuchar mรบsica.
Perdida la batalla de la inmediatez y la cercanรญa, la prensa evolucionรณ a la informaciรณn de calidad, el anรกlisis y la profundidad, al tiempo que la radio experimentรณ su vertiente mรกs vinculada al ocio, al entretenimiento y, a la vez, resultรณ ser un arma perfecta para la sugestiรณn y la argumentaciรณn gracias a sus peculiares caracterรญsticas. El caso mรกs estudiado aรบn hoy en las facultades de Comunicaciรณn es el de โLa guerra de los mundosโ.
Mรกs tarde apareciรณ la televisiรณn que, por seguir con el lenguaje darwiniano, obligรณ a las especies anteriores a adaptarse a una nueva realidad. La prensa empezรณ a alejarse de forma definitiva de la propaganda polรญtica directa para asumir el rol informativo y analรญtico, al tiempo que la radio ganรณ en versatilidad y velocidad ante una televisiรณn que, si bien ofrecรญa una ventana visual al mundo, era un producto todavรญa inaccesible para los espectadores y muy costoso para las emisoras.
El paso del tiempo hizo que los tres canales especializaran sus contenidos, sus cรณdigos, encontraran su nicho de audiencia y emprendieran su propia batalla por la supervivencia. La televisiรณn, ya en color y como fenรณmeno de masas, entrรณ en cada hogar para enseรฑar los horrores del campo de batalla y las maravillas del mundo, tal y como la radio hizo durante las grandes guerras. Las emisoras se centraron fundamentalmente en los seriales radiofรณnicos, mรบsica y, con la evoluciรณn tรฉcnica, la cobertura en directo de eventos. La prensa se convirtiรณ en la referencia informativa sobre la que se edificaron los grandes imperios mediรกticos.
Y llegรณ internet para integrar los cรณdigos de todos sus antecesores. La Red, a los pocos aรฑos de implantarse, generalizarse y desarrollarse, permitiรณ el consumo de texto, audio y vรญdeo en una multimedialidad que se completรณ con desarrollos propios: aplicaciones informรกticas, elementos que las especies anteriores no tienen tales como el correo electrรณnico, los foros, los servicios de mensajerรญa o las redes sociales. Son elementos que acabarรญan jugando un papel fundamental en el consumo de informaciรณn.
Y llegรณ el mรณvil
Pero la nueva especie no se limitรณ a aparecer, tambiรฉn se desarrollรณ. En paralelo a su irrupciรณn llegaron los dispositivos de telefonรญa mรณviles, cuya funcionalidad bรกsica era la de poder llamar por telรฉfono sin necesidad de una conexiรณn fija, lo que permitรญa vรญa satรฉlite comunicarse en cualquier lugar รบnicamente con las limitaciones de cobertura y baterรญa. Esos dispositivos aparecieron primero como un producto reservado a la poblaciรณn con unos recursos econรณmicos mรกs elevados, pero pronto se convirtieron en objetos de consumo comรบn.
Los terminales telefรณnicos evolucionaron rรกpidamente, y en apenas unos aรฑos pasaron de ser de naturaleza analรณgica a ser digitales. En poco mรกs de una dรฉcada apareciรณ el primer smartphone o telรฉfono inteligente que, ademรกs de la funciรณn primaria de la comunicaciรณn telefรณnica, incluรญa conexiรณn a internet. Para entonces la telefonรญa estaba implantada en la prรกctica totalidad de la poblaciรณn y se acercaba a las cifras de penetraciรณn de la telefonรญa fija.
La apariciรณn de terminales con conexiรณn a internet cambiรณ la evoluciรณn de la especie. Dentro de la lรณgica darwiniana, un virus inofensivo que se habรญa hecho presente en cada hogar habรญa mutado de pronto. Los telรฉfonos inteligentes fueron sustituyendo de forma vertiginosa a los antiguos terminales digitales y contagiando a toda la red de telefonรญa mรณvil. El gusto por lo nuevo (no exento a veces de nostalgias), la moda de las nuevas tecnologรญas, la fiebre por estar a la รบltima y la obsolescencia de los terminales antiguos, forzada por las compaรฑรญas telefรณnicas, precipitรณ la mutaciรณn y el contagio.
El cambio tuvo ramificaciones profundas. Cambiรณ el modelo de negocio de la telefonรญa mรณvil, que pasรณ de centrar su ingreso econรณmico en las llamadas a centrarlo en los mensajes y, despuรฉs, en ofrecer tarifas planas con contratos de permanencia que universalizaran el acceso a internet de todos los usuarios. Cambiรณ el modelo de negocio de los desarrolladores, que comenzaron a crear un nuevo mercado econรณmico que ha multiplicado sus ingresos en los รบltimos aรฑos de crisis, el de las aplicaciones. Y ha cambiado, y de quรฉ manera, la forma en la que la gente se comunica.
Armas de comunicaciรณn masiva
Ahora cualquier persona con un telรฉfono inteligente puede comunicarse a travรฉs de internet en cualquier momento y en cualquier lugar. Si la Red es un nuevo medio de comunicaciรณn, en รฉl se diluyen las franjas horarias, se personalizan los prime times, se eliminan las barreras de tiempo y lugar para acceder a cualquier servicio. El consumo y suministro de informaciรณn es, gracias a la telefonรญa mรณvil conectada a internet, ubicua y constante. Si la proliferaciรณn de las nuevas tecnologรญas habรญa traรญdo como consecuencia la sobreinformaciรณn, la apariciรณn de la telefonรญa mรณvil inteligente ha acelerado esa ingente masa de informaciรณn: el flujo es constante y se expande en todas direcciones.
Esa ubiciudad conlleva la posibilidad de personalizaciรณn mรกxima de la informaciรณn: cada usuario crea su propio medio de comunicaciรณn, hecho de retazos de contenidos de numerosas fuentes. Es ubicuidad lleva tambiรฉn a la irremisible entrada de esos dispositivos en nuestra vida personal. Los telรฉfonos mรณviles son centrales de entretenimiento, armas de comunicaciรณn, receptores de informaciรณn y suministradores de informaciรณn de utilidad. Y, en cierto grado, generan dependencia.
Su uso constante se cuela en cada rincรณn de nuestra vida, ya sea el trabajo, la vida familiar o en los desplazamientos entre una y otra. Los transportes pรบblicos son espacios compartidos por decenas de burbujas individuales volcadas en su propio dispositivo, el pasaporte de entrada a un mundo de contenidos hecho para uno mismo. Sociolรณgicamente el tiempo empieza a usarse de otra forma.
Todo es informaciรณn, no sรณlo lo periodรญstico, tambiรฉn lo personal. Los anunciantes pueden lanzar campaรฑas hipersegmentadas a estos nuevos consumidores que, voluntariamente, ceden sus datos y comparten sus vidas en las redes sociales. Los buscadores rastrean cada brizna de contenido que hay en la Red, ordenรกndolo, jerarquizรกndolo u ocultรกndolo de la vista de todos.
La gente, armada con dispositivos de informaciรณn, se convierte en ocasiones en periodista ciudadano, fotografiando, contando en directo o emitiendo en streaming para su propia comunidad de seguidores. Las redes sociales son la plataforma perfecta para gestionar comunidades online, que se agrupan ya no sรณlo en torno a marcas o cabeceras, sino a nombres. El ciudadano es a veces periodista, pero el periodista es casi siempre marca, mรกs allรก del medio en el que trabaje.
Tรบ no eres tรบ, eres parte de algo
Los costes de creaciรณn prรกcticamente desaparecen: en la Red no hay licencias de emisiรณn, ni almacenamiento, ni impresiรณn, ni transporte, ni carรญsimos materiales de producciรณn. Cualquier telรฉfono mรณvil tiene una cรกmara de calidad y una capacidad de conexiรณn en directo que capacita a cada ciudadano para informar. A estas caracterรญsticas se aรฑade la conectividad inalรกmbrica, o la geolocalizaciรณn, entre otras menos comunes pero emergentes como las formas de pago o identidades digitales.
Cualquiera puede crear de forma gratuita, o a muy bajo precio, un espacio en la Red: comprar un dominio y un alojamiento basta. Las herramientas para gestiรณn y creaciรณn de contenido se multiplican y ofrecen de forma gratuita, desde plataformas de gestiรณn de publicidad hasta publicadores. La moneda que cobran las compaรฑรญas no es dineraria, sino de datos, de marca, de valoraciรณn por nรบmero de clientes y usuarios. Quizรก la antesala de una nueva burbuja, vista su todavรญa deficiente conversiรณn econรณmica como demuestra, por ejemplo, el fracaso de la salida a Bolsa de Facebook.
La Red es, sobre todo, social. Aparecen plataformas de cรณdigo abierto para que la gente trabaje sobre ellas y las mejore. Aparecen enciclopedias comunitarias que en pocos aรฑos desplazan y extinguen a sus exitosas antecesoras. Hay modelos de negocio sociales y plataformas de financiaciรณn colectiva, y foros donde se comentan las noticias generando una enorme cantidad de trรกfico a determinados sitios web o, por el contrario, hundiendo su reputaciรณn en pocas horas. El usuario en ocasiones se diluye en el anonimato de los comentarios, pero tambiรฉn se redefine como parte de una colectividad que se moviliza, de forma virtual, pero se moviliza.
El usuario no es un usuario, sino una pieza de la comunidad. En la red social estรก en contacto con otros, en el foro comenta con otros, en el agregador social califica junto a otros, en la lista de correo comparte con los demรกs. En el momento en el que, para algunos, mรกs nos aliena la tecnologรญa se produce un efecto contrario en el que se fortalece el sentimiento de pertenencia a una comunidad, a un grupo. Indeterminado quizรก, pero grupo.
Hasta el consumo de medios se resiente: cada vez es mรกs usual estar consumiendo un contenido, por ejemplo televisivo, y comentar impresiones en las redes sociales, ya sea por comentarlo sin mรกs, ya sea para ensalzarlo o para criticarlo. Y, siguiendo con el ejemplo, las cadenas lo fomentan sugiriendo hashtags para que sus espectadores los utilicen, introduciendo otro tipo de mediciรณn de audiencia, una mediciรณn combinada en varios soportes.
El usuario, por tanto, puede crear contenido y, a la vez, estรก expuesto a una enorme cantidad de informaciรณn, accesible en todo momento y en todo lugar, de forma gratuita y constante. Pero el usuario, ademรกs, distribuye contenido. Cualquiera puede convertirse en un lรญder de masas. Cualquiera puede convertirse en un gatekeeper. Cualquiera puede marcar la agenda, dando visibilidad a temas que los medios de comunicaciรณn no habรญan tratado en un inicio y que, en un intento por atraer para sรญ esa nueva audiencia, adoptan. Pasรณ con la Ley Sinde, pasรณ con el 15M.
Los usuarios tienen un arma poderosa: la replicaciรณn. Cada vez que un usuario comparte contenido lo hace visible a la comunidad de seguidores que tiene, sea grande o pequeรฑa. Si alguien de entre esa comunidad replica a su vez ese contenido, lo hace visible a su propia comunidad, en mayor o menor medida diferente de la del usuario original. La informaciรณn pasa asรญ a incorporarse de forma veloz a un flujo imparable en el que cada replicaciรณn multiplica su visibilidad. La audiencia, por tanto, no se genera ya tanto en los portales, sino en las redes.
La teorรญa de la larga cola, aplicada a la lรณgica comercial, sirve tambiรฉn para justificar la importancia del usuario individual en un entorno de miles de millones de usuarios. La suma de la infinidad de pequeรฑos usuarios anรณnimos que hay en la Red es mucho mรกs numerosa que la suma de la cantidad limitada de usuarios con millones de seguidores en la Red. La masa, no como concepto arbitrario y homogeneizador, sino como envergadura social sin identidad comรบn ni intereses. Es la masa la que mueve los contenidos, con la ayuda de catalizadores como lรญderes de opiniรณn.
Diferentes entornos, diferentes usos
El arma del individuo es el ordenador, pero tambiรฉn el mรณvil, que puede ser usado en cualquier momento y lugar gracias a su portabilidad. Pero, a la vez, esta portabilidad es un lรญmite a su usabilidad: la experiencia de uso en lecturas de texto o visualizaciones de vรญdeo no siempre es satisfactoria a causa de su tamaรฑo. Por eso la especie evoluciona una vez mรกs y da origen a tabletas y libros electrรณnicos, dispositivos que comparten gran parte de las propiedades de la telefonรญa inteligente, pero con un formato mucho mรกs adecuado para la lectura.
Esta dicotomรญa marca el tipo de informaciรณn que se suele consumir en cada dispositivo. El telรฉfono inteligente, un bien de consumo masivo al que gran parte de la poblaciรณn puede acceder, sirve para que el usuario se comunique con su entorno social, pero tambiรฉn para consumir determinado tipo de informaciรณn inmediata: รบltima hora informativa, resultados (econรณmicos, deportivosโฆ) o, en mayor medida, acceda a informaciรณn รบtil (encontrar cosas, resolver dudasโฆ).
El siguiente paso lo ha marcado la irrupciรณn de los ebooks primero y de las tabletas despuรฉs, una suerte de evoluciรณn del telรฉfono mรณvil no como dispositivo de comunicaciรณn telefรณnica, sino como dispositivo de comunicaciรณn a travรฉs de internet. La novedad en este caso es que presenta determinadas caracterรญsticas, como el tamaรฑo, que potencian las posibilidades de otro tipo de consumo, como por ejemplo la lectura de textos largos, propios de revistas, prensa o libros.
Porque, ยฟverdad que leer esto hubiera sido mรกs fรกcil en un soporte mรกs adecuado que la pantalla? A fin de cuentas, ahora que los medios de comunicaciรณn han avanzado tanto seguro que era una forma mucho mรกs cรณmodaโฆ