Salvo excepciones, a uno se le quitan las ganas de seguir leyendo un artículo si se empieza anunciando que va sobre «un desarrollo del proceso de ecocatálisis a través de fotocatalizadores con base en óxidos semiconductores desarrollado por el Departamento de Química de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) de México». Pero aguanta un poco. En versión gente sin superpoderes, esto querría decir que unos científicos mexicanos han logrado un sistema que consigue descomponer el agua convirtiéndola en potable y, al mismo tiempo, aprovechar el hidrógeno que desprende para utilizarlo de combustible limpio. Dicho con esas palabras se entiende mejor en un país como el suyo, donde la polución en las ciudades y la falta de agua consumible son dos grandes monstruos que asolan a millones de habitantes.
El trabajo de estos investigadores, recientemente publicado en la Agencia Iberoamericana para la Difusión de la Ciencia y la Tecnología (DICyT), ha llevado cuatro años de esfuerzo hasta empezar ahora a ver sus frutos. El proceso de ecocatálisis (por el cual se aumenta la velocidad de una reacción química con catalizadores ecológicos), está aún en pleno desarrollo, pero no es nuevo. El hito es que estos científicos hayan conseguido un nuevo sistema capaz de producir hidrógeno a la par que obtienen agua potable, lo que supone un avance tecnológico y ecológico de grandes posibilidades.
Para los que quieran conocer más a fondo, se puede contar que la esencia de su proceso está «en los fotocatalizadores con base en óxidos semiconductores (titanio, estaño, manganeso y zinc), que aislados o combinados se colocan en un medio acuoso y se irradian con luz solar para descomponer el agua en hidrógeno y oxígeno», explica Ricardo Gómez Romero, director del Laboratorio de Ecocatálisis.
Con este método, la luz solar y el agua se convierten en «los puntos medulares del proceso», dos herramientas de bajo costo, ecológicas al 100% y no contaminantes.
«Ahora estamos obteniendo hidrógeno a partir de descomposición del agua con compuestos baratos, óxido de cobre, de titanio, y hemos logrado obtenerlo en cantidades importantes. La luz solar está logrando descomponer el agua con el catalizador y cada vez más doblamos la producción. La apuesta es el hidrógeno como el energético más limpio a futuro. El objetivo es la fotosíntesis», hace Gómez Romero su declaración de intenciones.
No deja de ser un primer paso. El siguiente reto de la investigación es lograr sintetizar los compuestos orgánicos para lograr esa «fotosíntesis» por medios artificiales (es decir, sin la presencia de seres vivos tal y como los realiza una planta), para generar de resultado el hidrógeno y el oxígeno.
En relación a la obtención de agua limpia, lo que sucede en este proceso catalítico con luz solar es que unos contaminantes llamados recalcitrantes, que son los compuestos sintéticos que provienen de la actividad industrial, los colorantes o los medicamentos, y que no son nada fáciles de degradar, se fotodegradan, es decir, desaparecen. Con esto lo que resultaría es un agua limpia y apta para el consumo, un bien del que según datos del Foro Económico Mundial, será inaccesible para 3.000 millones de personas en el año 2025.
(Estas investigaciones se realizan en colaboración con el Centro de Investigación en Ciencia Aplicada y Tecnología Avanzada del Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Universidad Autónoma de Nuevo León y el Centro de Investigación en Materiales Avanzados)
* Datos utilizados para el artículo de la UAM, la Agencia ID y el periodista científico York Perry