Mariuxi Luna creció entre letras. Toda su vida ha estado rodeada por ellas. Las ha visto de todos los tamaños y colores. Algunas son luminosas, otras no. Es lo que tiene crecer en una familia que se dedica al negocio de los letreros en Guayaquíl (Ecuador).
Un día escarbando entre los restos de caracteres condenados al vertedero Luna sintió inquietud por hacer algo más con ellos. Unos meses antes había conocido a la arquitecta Elvira Plaza, con quien empezó a comentar la posibilidad de darle otra salida. «Nos reunimos en el taller de su padre y, viendo el trabajo que hacían, le pregunté qué hacían con los desechos. Fue allí cuando ella me mostró las letras que tenía guardadas», explica Plaza.
De esta idea nació Alfabética, un pequeño estudio de diseño industrial que restaura letreros usados para convertirlos en piezas de mobiliario y decoración. «Ahora hemos empezado con lámparas pero queremos experimentar con otros objetos también a partir de ellos», añade Luna.
No todas las letras se encuentran en un estado óptimo de conservación cuando las encuentran. «Cada una es un caso diferente. Hay algunas que han estado en muy mal estado y toca trabajarlas más que otras. Generalmente requieren arreglos de cuerpo de la letra, ya sea moldeo de la lata o reemplazar pedazos de acrílico. Una vez arreglado el cuerpo, le damos tratamiento de pintura con sellantes, y finalmente viene el armado del sistema eléctrico, que varía según el tipo de letra», concluye Plaza.
Gracias a María Fernanda Ampuero por la pista.
Alfabética resucita los letreros antiguos
