Para echarnos un amante, ¿preferimos a alguien cercano, como un compañero de oficina, o un desconocido remoto?
El 33% de las mujeres españolas busca un amante en el lugar del trabajo, frente al 28% de las inglesas y el 27% de las italianas y alemanas, según un estudio sobre infidelidad femenina realizado por el Instituto Francés de Opinión Pública (IFOP) para la app de casados infieles Gleeden.
Aunque un menor número de españolas con respecto a otras europeas declaró haber llegado a tener sexo, sí que afirmaban haber tonteado o incluso haber practicado sexting a través de las redes o mensajes de texto más que el resto de europeas. En este caso, los receptores también eran conocidos, y muchas veces estas relaciones virtuales surgían en el entorno laboral.
Aunque el refranero español desaconseja las relaciones con compañeros de trabajo («Donde tengas la olla no metas la polla»), parece que poca gente tiende a hacerle caso. Más aún cuando se acercan las temidas cenas de empresa, donde las copas de más acaban causando estragos.
¿POR QUÉ EN EL TRABAJO?
«Además de nuestro carácter más abierto y cercano, también debido a las horas de sol que disfrutamos con respecto al norte de Europa, tenemos horarios de trabajo más largos, poca conciliación, etc. En resumen, pasamos muchas horas en el trabajo y relacionándonos con la misma gente». Esta es la principal explicación que la sexóloga Emma Placer encuentra para el hecho de que el lugar de trabajo sea el entorno en el que surjan más atracciones sexuales.
No es España el único país donde las jornadas laborales son tan amplias. También ocurre en otros lugares como Asia. Sin embargo, la diferencia estriba en que, fuera de nuestras fronteras, los compañeros de trabajo no siempre son considerados amigos ni se comparte con ellos ciertas intimidades. Una cosa es salir a tomar unas copas de after work y otra, acabar contando allí la última discusión de pareja.
En cambio, en España, tendemos a estrechar muchos más vínculos con los compañeros. De acuerdo a un estudio realizado por LinkedIn, el 53,30% de los españoles encuestados pediría consejo sobre su pareja a un compañero de trabajo, respecto al 19,80% de las personas de otros países europeos.
Ese clima de confianza, de confidencias y de queja de la relación de pareja puede convertirse en un caldo de cultivo para acabar encontrando algo más que un hombro sobre el que llorar.
Pero hay un hecho más que apunta la sexóloga: «El ser humano se siente atraído por las personas que le resultan familiares, próximas, atractivas y que le son recíprocas. Una compañera o compañero de trabajo puede cumplir bastantes de estos requisitos y facilitar la aventura o relación sentimental o sexual».
PROS Y CONTRAS
¿Tener un amante en el trabajo es la mejor de las ideas? Para Emma Placer, en estos entornos laborales «inevitablemente se generan relaciones de amistad, vínculos afectivos y de confianza; muy pocas veces es solo sexo», algo que puede verse como un pro o como un contra.
Si la idea es que no vaya a nada más y se quede solo en una cana al aire, la cosa puede complicarse, sobre todo si esa persona conoce en algún momento a la pareja oficial y hay resentimientos de por medio, o si directamente se descubre la aventura. Que el affaire haya sido con un desconocido al que no se va a ver nunca más no es lo mismo que con alguien con quien se comparten ocho horas cada día.
«Que sea conocida y que siga teniendo contacto con la persona no facilita que se refuerce la confianza del que se siente traicionado. Recuperarse de una infidelidad es más que posible, pero hace falta tiempo y poner distancia, justo algo que no se puede dar si compartes espacio de trabajo y horas en común con la persona en cuestión», apunta Emma Placer.
La sexóloga cree que no es lo mismo tener cierto tonteo con alguien de la oficina que pasar a mayores. «Los cuernos psíquicos, fantasear e imaginar son gratis y sanos. Otra cosa es hacer algo que no te gustaría que te hicieran a ti. Llegar a acuerdos con tu pareja, hablar del tema, es lo ideal en estos casos para evitar malestar y malentendidos». Porque si la relación es abierta, tener amantes en la oficina puede ser mucho más relajado.
No olvidemos el viejo y sabio refrán, machista claro como no podía ser menos : «Nunca metas la polla donde tengas la olla». Acierta, según mi laargas experiencia, en el 100% de los casos.
Luis,ese refrán es muy antiguo.En las grandes empresas o instituciones oficiales,es donde hay mas infelidadesty lo afirmo por experiencia.la amistad empieza en el trabajo y la infedilidad comienza,en las cenas o comidas de nochebuena o en las ferias locales,en esos actos mchas mujeres y hombres se sinceran y al final llega la infedilidad,algunas veces esporádicas y otras discontinuas.