Cuando se contemplan sus pinturas por primera vez, lo primero que se te viene a la cabeza es: «Vaya, otra artista naif». Pero si se mira con más atención al universo que Angela Dalinger retrata en sus obras, ese concepto de ‘inocente’ cambia totalmente. El mundo que esta pintora alemana dibuja en sus cuadros refleja el lado feo de la vida mezclado con toques de humor e ironía adulta que choca con la apariencia infantil de sus trazos.
«En realidad no empiezo a pintar queriendo transmitir ningún mensaje que venga del fondo de mi mente», cuenta la artista a Yorokobu. «Son más bien sentimientos del subconsciente y una especie de desafío hacia el mundo real. Si trato de pintar sin humor, como si fuera algo más serio, todavía seguiría pareciendo divertido aunque en un sentido triste, así que dejé de intentarlo».
‘Naif ‘ es una definición de su estilo que le dan muchos de quienes siguen su obra. En parte, también la propia Dalinger lo define así, pero con algunos matices. «Para empezar, me hace muy feliz tener uno porque conseguir tener tu propio estilo es algo que suele llevar años», afirma Dalinger. «Sin embargo, personalmente creo que el estilo de un artista es más auténtico al comienzo de su carrera; a medida que vas «aprendiendo a pintar» pierdes un montón de ese estilo inicial. El mío es algo naif, pero he llegado a ello después de años pintando. También intento hacer pinturas más realistas, pero he descubierto que la manera en la que pinto ahora es el mejor camino para expresarme».
Dalinger no es amiga de los referentes artísticos a la hora de trabajar. De hecho, asegura no tenerlos. «Lo que realmente me inspira y me encanta son obras o dibujos ingeniosos, vengan de artistas que conozca o no. Siempre trato de seguir mi propio camino, intento no copiar a nadie. En realidad ese es uno de mis grandes miedos. Así pues, no tengo ningún referente artístico en mi trabajo, pero sí hay un montón de artistas que me gustan de verdad cuyo estilo podría ser similar al mío. Por ejemplo, Richard Johanson, Esther Pearl Watson, Brandon Celi o Marc Etherington».
Los cuadros de la artista alemana tienen también un punto onírico que se mezcla con el mundo real y oscuro. Dice inspirarse en sus sueños (a los que califica de muy extraños), los documentales de crímenes reales, el aspecto sobrecogedor y raro de la forma de vida americana y en la gente rara en general.
Prefiere trabajar de noche, que es cuando se siente más activa. El acrílico, el lápiz y a veces la pluma para los detalles son sus herramientas predilectas. «Prefiero trabajar sobre cartón, papel o madera porque encuentro el lienzo difícil. De vez en cuando trato de pintar algo más realista con colores al óleo». El ordenador queda fuera. Tan solo se vale del Photoshop para limpiar algunas imágenes después de escanearlas.
«Normalmente empiezo muchas obras que se quedan por ahí sobre mi mesa y se me ocurren muchas ideas, así que siempre es un poco desordenado. Últimamente he estado trabajando con fotografías de edificios americanos, esos viejos y preciosos cines, por ejemplo; siempre trato de darles mi toque personal y un punto raro. Convierto un restaurante drive-by en un burdel o algunas partes de un cine en una fábrica de dildos».
Del 12 de mayo al 4 de junio, su obra estará expuesta junto a la de María Melero en la sala Sebastian Melmoth de Valencia. «Me hace feliz volver a España. Expondré junto a María Melero, quien se ha convertido en una buena amiga», cuenta con satisfacción Angela Dalinger. «Hace un año expuse mi obra en una galería en Jerez y ella me invitó a montar una muestra junto a ella en Madrid el pasado mes de febrero. Y yo la invité a ella a venir conmigo a Valencia. Me hace muy feliz esta colaboración. Siempre lo pasamos genial juntas».
Pero los planes de Dalinger no acaban aquí. Su intención es seguir pintando más y mejor, y mudarse a España. «Eso sería genial porque estoy harta de vivir aquí, en Alemania».
Me encantó este artículo. Muy interesante. Da gusto conocer artistas que nos proponen una forma diferente de ver la vida, de manera amable.