Animation for a Cause es una asociación civil mexicana que busca combinar la animación y las buenas acciones. Se dedican a producir vídeos animados para ONG e instituciones de todo el mundo que tengan un proyecto social sostenible y que necesitan difusión. Ya sea para ayudar indigentes en Sudáfrica o ingenieros que construyen infraestructura en Uganda o a una organización que lucha contra el hambre en México. Las causas son infinitas. Solo se necesita, como ellos mismos dicen: «el poder de la animación para alcanzar los sueños».
A Yaniv Fridman, un animador mexicano, se le ocurrió que podía utilizar su profesión para realizar acciones altruistas, contando historias y ofreciendo servicios a través del diseño. Su proyecto se explica en un vídeo hecho por él mismo en el cual la protagonista es una ONG ficticia llamada Parches y Garfios. Todo ocurre en 60 segundos. La ONG tenía una idea, que se convirtió en un plan, el cual a su vez se volvió una acción y la acción, una causa.
«Pero sus sueños eran tan grandes que pronto se dieron cuenta de que necesitaban ayuda para transmitir su mensaje y recaudar más fondos», dice la voz en off. Ahí entra Animation for a Cause. Parches y Garfios podría ser cualquier organización que tenga una idea para mejorar el mundo y la empresa de Fridman se dedica a apoyarlos: hacen un guion, animan, se difunde, el vídeo se viraliza y más personas son afines a la causa.
«La gente solo está a un click de ser voluntario o de donar o simplemente de ser consciente», explica Fridman. El proyecto fue lanzado hace un mes y ya tiene al menos 12 causas en espera. La primera es para un albergue en el que participan la Fundación Ofakim, DIF Morelos y el Child Care Center, para niños de entre 11 y 18 años que han sido víctimas de maltrato o explotación.
El albergue cumplió con los requisitos pedidos por Animation for a Cause, solo basta con llenar un formulario y redactar una propuesta congruente. Una vez que su causa fue aceptada, Fridman trabajó en el guion y buscó a dos animadores que quisieran participar en el proyecto. En este caso fueron un español y un uruguayo radicados en Londres llamados Sebas & Clim. Después hizo una audición para las voces en ingles -un niño en Los Ángeles- y en español -un niño en Quito-, así como para la música que quedó a cargo de un compositor catalán. El equipo será diferente en la realización de cada uno de los vídeos.
«Muchas ONG tienen causas pero necesitan difusión y no saben crear contenidos de calidad, por eso no tienen más fondos . Lo que nosotros hacemos les puede ayudar a tener un crecimiento exponencial», afirma Fridman.
En la realización de cada vídeo, Animation for a Cause invierte entre cuatro y seis semanas y el trabajo de difusión queda en manos de la ONG que lo puede utilizar para los fines que mejor le parezca. Cada vídeo cuesta unos 12 mil euros, que se consiguen a través de donaciones, los cuales se invierten en el pago de animadores, música y guion y solo un 10 % se queda en Animation for a Cause.
Aunque en México el mercado de la animación está poco explotado, Fridman confía en las posibilidades infinitas de un proyecto de animación para buenas causas. «En México, la animación no es tan profesional como en Brasil o Argentina. Aquí se hacen comerciales y publicidad en fútbol, pero todavía no se entra en este mundo. Queremos demostrar que el vídeo tiene alcance y que se puede vivir de causas sociales. Esto no es caridad», apunta el animador. La idea es que cada año se trabaje en unas 10 causas de todo tipo. La única regla es no aceptar política ni religión. Un minuto puede hacer la diferencia.