«¡Voy a montar allí un caballete!». Antonio De Felipe bromea cuando se le pregunta si paseará más de lo que normalmente lo hace por la zona con Callao en agosto, mes en el que será el artista invitado en las pantallas gigantes de Callao City Lights.
El artista valenciano no puede (ni pretende) esconder su ilusión: «Para mí es una gran alegría. La primera vez que visité Madrid con mis padres, camino de León, lo que más me llamó la atención fue la Gran Vía por sus enormes carteles de cine. Por eso, cuando vine a vivir a la capital acabé viviendo cerca de la zona»
«Por otro lado –continúa–, siendo un artista popular y estar donde estoy porque mi obra gusta y llega a la gente, es un honor poder sacarla a la calle para que todo el mundo la disfrute. Es como volver a ser niño y verme ahora en aquellos carteles gigantes con píxeles».
En alguna ocasión has comentado que consideras a Warhol como tu «madre» desde el punto de vista artístico. ¿Qué piensas de que haya quien te considere directamente el Warhol español?
Esa afirmación está algo sacada de contexto. En aquella ocasión dije que si Velázquez era mi padre, Warhol era mi madre artísticamente hablando.
Con ello me refería a que soy el resultado de las múltiples influencias artísticas que he recibido; desde la pintura clásica, el pop americano… Pero también de los numerosos estímulos que recibo y me llaman la atención, bien en la calle, en el cine, a través de una canción…
Algo que suelo hacer con bastante naturalidad es crear versiones de lo que existe para, con un nuevo código, hacerlo llegar a las generaciones más jóvenes. Soy como un transformador o un hilo conductor de clásicos, pero actualizados.
En cuanto a lo de ser el Warhol español, creo que mi pintura es muy distinta a la del artista norteamericano. Hay una influencia evidente y hay muchos aspectos que me unen a él, pero también otros muchos que nos separan: la mía es una pintura más europea, existe una narrativa dentro del cuadro, los personajes interactúan en ellos…
Aunque, obviamente, la conexión estética con Warhol existe. Él fue quien abrió la puerta del pop y yo llevo 30 años luchando por el pop español.
¿Crees que el arte pop ha sido el gran ‘incomprendido’ en España?
Es cierto que, salvo honrosas excepciones como Equipo Crónica, en los sesenta y setenta, y Costus, en plena Movida, que apostaron por un lenguaje pop más trasgresor y que recogía esa corriente que estaba triunfando en todo el mundo, en España se ha visto como un tipo de arte poco serio, decorativo en el peor sentido de la palabra.
Hay cierto prejuicio, no se valora el arte pop como arte de primera, lo que es un absurdo.
Del 1 al 10, ¿cuál es tu nivel de mitomanía?
Soy bastante mitómano, lo he sido desde pequeño, pero con distancia. Adoro a los clásicos (tanto en el arte, el cine, la música…). Mi biblioteca de emociones está ligada a imágenes, recuerdos…
Utilizo imágenes y personajes que forman parte del imaginario de la vida de todos y eso es lo que hace tan cercana mi pintura. Lo que ocurre es que yo combino todo eso con otros elementos y así ofrezco algo distinto, pero que parte de algo reconocible.
El secreto de que haya llegado donde he llegado en el mundo del arte es que he sido capaz de crear una pintura que hace feliz y conecta con todo tipo de gente.
Me doy cuenta, por ejemplo, de que los hijos de mis primeros clientes son fans. Es maravilloso tener ese poder de conexión con distintas generaciones.
Cuentas que eres capaz de trabajar en varios cuadros a la vez (hasta más de 20 has comentado en alguna ocasión). ¿Cómo es posible? En estos casos, ¿es inevitable que unas obras se contaminen de otras?
La explicación es sencilla. Trabajo por series; cada obra es individual, pero a la vez forman parte de un todo. Mi última exposición, Bolipop, mi primera muestra hecha a boli, supuso volver a la niñez desde la madurez, porque yo de pequeño dibujaba a boli; pero también a la facultad, ya que soy licenciado en dibujo.
En cada serie hay un nexo de unión que me permite trabajar con varias obras a la vez. Tengo un boceto muy preciso, pero los cuadros hay que cocinarlos poco a poco. Y así optimizo el tiempo.
Por otro lado, en mis exposiciones sale mi faceta publicitaria (trabajé durante años en una agencia). Para mí, cada muestra es como una especie de campaña: cuido título, logotipo, puesta en escena… Me gusta que mis exposiciones sean más que cuadros colgados; que sean una experiencia y que formen parte del concepto que quiero expresar con esa serie.
Velázquez, Warhol… ¿Algún referente actual?
De quedarme con alguno lo haría seguramente con Banksy. Es un artista que ha logrado hacerse famoso con una filosofía muy particular y con una mirada incisiva, irónica. Me gusta el hecho de que nadie sepa quién es. Me parece el último fenómeno interesante en el mundo del arte.
¿Cómo es un día de trabajo de Antonio De Felipe?
Tengo la suerte de tener mi estudio al lado de mi casa. Eso me permite estar en un espacio en el que me siento cómodo. Hay artistas que pueden trabajar en ambientes más áridos, pero no es mi caso. Siempre busco la belleza y me gusta sentirme cómodo porque alcanzo un grado concentración mayor.
Ahora suelo ponerme a trabajar sobre las 10 de la mañana, pero ha habido muchos días en los que he terminado de pintar a las 7 de la mañana. Es un trabajo duro pero que forma parte de mi vida.
Con los años me he vuelto más perfeccionista. Sé que la gente que conoce y valora mi obra es mucho más extensa y variada de lo que algunos piensan, y por eso siempre busco, sin renunciar a mis clásicos y a mis criaturas, mirar al futuro. Mantengo mi estilo y mi manera de expresarme, pero siempre con la curiosidad de un niño para intentar hacer cosas diferentes.
¿Alguna técnica que para ti sea ‘virgen’ con la que te apetezca probar en un futuro?
Hay una cosa muy curiosa y es que no me gusta nada el óleo. Pinté con él en la facultad, pero tardaba mucho en secar, no me gustaba la textura, el olor…
Eso a pesar de que los resultados de mi obra se asemejan a los del óleo, porque he buscado una solución con acrílico para conseguir un acabado parecido. No es un medio que me guste, aunque no puedo decir de esta agua no beberé.
¿Qué ocurre cuando la inspiración no te pilla trabajando? ¿Sueles llevar un cuaderno, haces fotos?
Lo que me ha dado la opción de ser hipercreativo es el móvil. Es la herramienta artística que me permite captar imágenes, belleza y todo lo que me llama la atención de la vida cotidiana para transformarlo en obras de arte.
Por eso cuido mucho mi Instagram porque es como un cuaderno de bitácora. Es un ejercicio creativo muy estimulante. Permite crear de forma rápida y te mantiene alerta.
Descubrí a A, de Felipe hace tiempo y sigo su obra muy variado pero un sello ya personal llevado al PoP, Sorprendiendo con sus riesgos el Boli que te acaban enganchando.