¿A quién no le ha ocurrido esto que cuenta Bàrbara Alca, también conocida como Barbaraalca?: «Estás fregando los platos y, de repente, se te ocurre la respuesta perfecta a una discusión que ya has tenido». Lo que no es tan frecuente es la reacción ante esos zascas tardíos: «Yo lo que hacía era secarme las manos y ponerme a dibujar».
Ahora, «más asertiva y comunicativa», la ilustradora afincada en Barcelona dice que no se guarda tanto las cosas, aunque de vez en cuando sigue deslizando mensajes a través de sus dibujos —pero menos «viscerales» que los de antaño—.
Reconoce que se siente más cómoda dibujando comida que personas. Pero si hay algo que abunda en su feed son los perros. Están en todas partes: comiendo pizza, montando en skate, bebiendo té….
«Seguramente es porque veo muchos más memes y fotos de animales que de personas. Me gusta pensar que los animales tienen su propia personalidad. He crecido viendo Los Fruitis, Los Motorratones de Marte, Las tortugas ninja, Vaca y Pollo, Ren & Stimpy… Eso iba a pasar».
Como orgullosa «90s kid», además, tampoco está dispuesta a renunciar a guiños a Tony Hawk, Anna Nicole Smith, el juego de la serpiente del Nokia o las t.A.t.U, entre otros. Todos ellos consiguen ese estilo «malrollero, absurdo y cursi» que, según la propia Barbaraalca, destilan sus ilustraciones.
De hecho, asegura sentirse más cerca del «shitposting» que de lo «naïf». Aunque puntualiza: «Si a Angela Dalinger se la considera naïf, estaré encantada de que me meta en el mismo carro».
En la redes encuentra muchos de los temas que luego dibuja. Hablar de cosas del día a día, dice, transmite familiaridad y eso es algo que gusta a cualquiera. «Las redes sociales son, en gran parte, un contenedor de mierda preciosa que yo atesoro como buena aprovechadora que soy».
Aunque, en su caso, para sus ilustraciones no recurre tanto a la actualidad como sí hacen otros colegas, sino más bien a asuntos que «podrían haber sido de actualidad y son ahora, por desgracia, un tópico generacional, como la inestabilidad laboral, la precariedad o el techo de cristal».
Artículo genial.