Mucho antes de que Aaron Paul se pasease por un centro comercial de Almería en un perro de peluche o pidiera whiskey Bushmills a través de Twitter, el cine y todas sus entidades satélite han escrito por la zona muchas historias que se diluyen con el tiempo. Por supuesto, la imaginería de la ciudad se ha visto marcada por iconos universales que tuvieron a bien pasar por la zona. BigNOW ha metido todo eso junto a sus propias memorias de la cultura pop y lo ha convertido en una serie de ilustraciones de origen localista y vocación satírica.
Mini Hollywood es el nombre de uno de los poblados de cartón piedra que sirvieron de telón de fondo a múltiples spaghetti westerns allá por los años 60 y 70. También es el nombre del proyecto de BigNOW (aka Charles Bignon), un arquitecto francés que llegó a Almería hace alrededor de una década y se quedó a vivir su particular película de vaqueros.
Explica BigNOW que Minihollywood es un experimento de buceo en un pasado almeriense que hizo que, por fin, la ciudad se situase en los mapas. «El hilo conductor de la serie parte de mi propia percepción y experiencia en Almería, con la intención de sumergirme en lo más profundo y significativo», explica.
[pullquote]Intento promover entre diferentes personajes encuentros improbables que originen una creación contemporánea con un toque de humor[/pullquote]
Al igual que ocurría con la llegada del «oro del cine», Bignon establece una mirada foránea a un universo local propio de una ciudad pequeña. «A través de una investigación exhaustiva, en la que se entrelazan protagonistas, películas, historias y anacronismos, intento promover entre diferentes personajes encuentros improbables que originen una creación contemporánea con un toque de humor», señala el francés. No olvidemos que por allí pasó Chiquito armado con dos revólveres. Poca broma.
El artista apela con frecuencia a la ironía para construir retratos satíricos sin complicación formal pero con una llamada a la memoria iconográfica de, al menos, dos generaciones. Se trata de un alocado baile entre realidad y ficción que sitúa en niveles similares a personas y lugares; a leyendas del cine como los personajes de Sergio Leone; a músicos locales como Tomatito o David Bisbal; a rincones pintorescos de la geografía almeriense con el añadido de algunas otras sugerencias culturales ajenas a cualquier contacto con la ciudad andaluza.
Charles Bignon afirma que «se trata ir de lo general (universal) a lo particular (Almería), de mostrar mi propia visión de la cultura americana, europea y, particularmente, la andaluza. Trato de destacar la incoherencia, la decadencia y la lucha por la supervivencia de un género, el cinematográfico, intentando reconquistar un mundo propio surrealista donde se concentran deseos, pasiones, miedos y sueños».
Su lucha pasa también por abrir las ventanas de la ciudad, por tratar de conseguir que se mire más hacia afuera y no tanto hacia adentro. «Almería es muy esclava de influencias locales, ya que aunque se trata de una ciudad cosmopolita, con un paraíso poco conocido, sus raíces son o están muy arraigadas. Este carácter provinciano marca a la ciudad y su gente y les enmarca en el qué dirán, que funciona bastante en esta tierra».
Minihollywood es la continuación natural de otro proyecto, I Don’t Love NY, que apostaba por un planteamiento gráfico similar que se plasmaba sobre soportes diferentes. El francés ha pasado de la pintura acrílica mediante proyección o del spray con plantillas a un vuelco hacia lo digital. Ahora investiga, recolecta imágenes y las mezcla con otras propias, edita, crea y finalmente, imprime.
«Tomé una decisión más comercial para la difusión de mis trabajos. Finalmente, y dados los tiempos que corren, mi tesis se ha configurado de la siguiente manera: mejor vender 100 obras a 60 euros que una obra a 6000″. No obstante, afirma que la esperanza es sacar a las calles a los personajes de Minihollywood y proyectarlos en «el lienzo casi virgen que es la ciudad de Almería».
Bignon ha atemperado algo el lenguaje en Minihollywood. Se reconoce responsable de un discurso algo agresivo -contra el sistema-. Sin embargo, eso es algo que se percibe menos en esta serie que en las anteriores. Aun así, se reconoce «como un artista eminentemente social, de visiones personales del ser humano, del estudio, de lugares, urbano, del mundo, sin límites ni fronteras. En este caso, este arte que transmito es la respuesta a todas las preguntas de mi vida», afirma.